Londres Plaza / VÍCTOR JIMÉNEZ. 10/07/2011 Aprovechando los humos de la Fórmula Uno, en la británica McLaren se han propuesto competir contra las marcas reinas del mercado del automóvil deportivo. Aún más, pretenden haber descubierto la vía de escape al lento derrumbe de la gran fábrica europea

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LONDRES. Mientras el festival ambulante de la velocidad se deslizaba desde el circuito urbano de Valencia al de Silverstone, el debate en la Gran Bretaña se ha elevado a la altura de movimiento de salvación de la infraestructura industrial del Reino Unido. "Durante las últimas dos décadas, hemos asistido a un declive preocupante de nuestra base industrial", dice Ron Dennis, director ejecutivo de McLaren Group, "y debemos combatirlo si es que queremos crear una economía próspera y estable para nuestro país".

Con un programa de inversión de 1.100 millones de euros en los próximos cinco años, McLaren va a desembarcar en el mercado comercial del coche deportivo de lujo y hacer sitio a sus 13 nuevos modelos entre los Ferrari, Porsche y Lamborghini que copan hoy el sector. Los precios girarán en torno a los 190.000 euros en la gama inferior y los 300.000 en la franja alta y, de acuerdo con McLaren, los pedidos superan ya las 1.700 unidades. El objetivo, sin embargo, suena a encontronazo entre las maquinarias industriales de Occidente y Oriente: "La ingeniería británica", explica Dennis, "suele responder mejor a las necesidades de innovación en el campo del motor de carreras que la capacidad de mera réplica de las empresas japonesas y chinas".

El millar de trabajadores de McLaren sacan anualmente cerca de 4.000 automóviles de las 50 hectáreas de su factoría en Surrey, al sur de Inglaterra. Uno de los editores económicos de la BBC, Evan Denis, cree que sus naves representan el futuro de la industria europea: "Se trata de fábricas de tamaño reducido, especializadas en la manufactura de productos de alta calidad con una demanda reducida pero con amplios márgenes de beneficios".

Como señalaban los pilotos Jenson Button y Lewis Hamilton en la reciente inauguración del primer concesionario McLaren abierto en One Hyde Park de Londres, la firma "tiene un plan que va más allá de colocar unos cuantos modelos en el mercado: va a demostrar en el exterior el nivel tecnológico y revolucionario del músculo industrial británico". McLaren expandirá su red de 35 puntos de ventas a 19 países. Y en efecto, echando un vistazo al panorama económico doméstico, tiene sentido huir de la isla.

EL LEÓN BRITÁNICO ESTÁ AFÓNICO

Judith McKenna es la directora financiera de Asda, el brazo británico de la norteamericana Wal-Mart y la segunda cadena en cuota de mercado de la isla. Su visión de la economía del país es simple: "La veo convaleciente. ¿Guardo alguna esperanza de que la cosa mejore el año que viene, o el siguiente? Pues no, ninguna", ha declarado en la prensa salmón. Su colega en el supermercado Sainsbury's (en el tercer puesto de la lista), John Rogers, coincide con McKenna: "El peso fiscal y las cargas sobre los consumidores son cada vez más grandes, y más grandes y es muy difícil ver la luz al final de este túnel".

Las cifras les dan la razón. Howard Archer, analista económico de IHS Global Insight, opina que "la caída de la demanda doméstica es apreciable y además, viene marcada por el declive acentuado del gasto en el consumo y de la inversión empresarial". El gasto por hogar ha perdido seis décimas en mayo, el peor dato desde 2009, y la producción industrial ha bajado una décima entera. A pesar de que las exportaciones en el primer trimestre de 2011 han contabilizado 83.600 millones de euros, lo cierto es que el déficit de la balanza comercial aún arroja unos 10.500 millones de euros en negativo.

El sector que parece vivir un renacimiento insólito es el de la economía social, donde el número de afiliados ha aumentado un 18% y representa hoy el 20% de la población británica. Ed Mayo, secretario general de la federación de cooperativas, dice que "la propiedad compartida y el control democrático de los beneficios son una buena fórmula para combatir la adversidad económica", pero lo más probable es que sea la consecuencia de un cambio en la mentalidad colectiva ante las incertidumbres que la crisis inyecta en la vida diaria.

Cabe recordar, también, que este éxito es susceptible de ser trasladado a los mercados: Ocado, la distribuidora de comestibles que trabajara estrechamente con las súper-cooperativas John Lewis y Waitrose, se estrenó en bolsa hace un año y ahora pertenece al índice FTSE 250.

No obstante, según la consultora Grant Thronton, el interés del capital privado lleva camino de confirmar los esfuerzos de Ron Dennis en McLaren. El 68% de los fondos de inversión en el Reino Unido preparan inyectar capital en servicios financieros a negocios especializados como primer objetivo. Teniendo en cuenta que es en la plaza de Londres donde se efectúan más del 36% de acuerdos del capital privado europeo, la probabilidad de que estos datos inviertan su tendencia en el sector es un factor a vigilar.

Hay, por otro lado, efectos colaterales de la inversión industrial en pequeños mercados que no pasan desapercibidos. Gordon Murray, ingeniero del equipo McLaren, es el diseñador del coche eléctrico T27, adoptado por la empresa Tesla para su comercialización. La Asociación por el Transporte Medioambiental afirma que "en los próximos años, la demanda de automóviles que consumen combustibles renovables se va a disparar" pues en algunos países ya están más preparados que en otros.