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Recuperación: sí, pero.....

Por NEIL COLLEN *. 24/05/2010 "Después de 18 meses muy duros en el mercado de las fusiones y adquisiciones (M&A), todos los actores de la industria se alegran de poder anunciar el final del hundimiento del mismo. La cosa ha sido tremenda. Dejando aparte la reestructuración de las instituciones financieras y las ventas forzadas del sector inmobiliario, el resto ha resultado ser increíblemente lento..."

VALENCIA. Las razones están muy claras. La eliminación virtual de la financiación bancaria, que representó al menos el 60% de las adquisiciones, tuvo repercusiones directas en la reducción del precio que los compradores podían pagar si querían obtener los retornos equivalentes a su inversión. Si a esto añadimos un futuro totalmente incierto, casi todas las empresas paralizaron su estrategia adquisitiva hasta vislumbrar señales de un futuro más predecible. Éste fue especialmente el caso de los fondos de capital riesgo, principales motores de los altos precios pagados y de la frenética actividad del M&A en los últimos años.

Antes los fondos de capital riesgo actuaban con escasos motivos estratégicos para adquirir empresas y con modelos de retornos basados, en mayor medida, en el apalancamiento bancario. Además han tenido que dedicar mucho tiempo y energía a la reestructuración de sus carteras de inversiones, la mayor parte de ellas sobreapalancadas, que a menudo han incumplido con los pactos acordados con los bancos.

Al margen de la escasa actividad de las ventas corporativas y de fondos de capital riesgo, el mercado fue minado por los vendedores, que se obstinaban en mantener los precios de referencia de 2007. En un escenario en el que los compradores tenían miedo, donde la falta de deuda bancaria tumbaba los múltiplos y los beneficios sufrían a corto plazo, y en el que los vendedores, aún así, buscaban precios altos, se acabó abriendo una brecha insalvable en las valoraciones. Pero lo cierto es que tanto los vendedores como los compradores actuaban, en parte, de forma correcta.

Por un lado, los vendedores argumentaban que su empresa no había cambiado en 12 meses y que la bajada de beneficios a corto plazo se debía al miedo temporal de los clientes, así como a la reducción sustancial de los niveles de stocks y algunos costes de reestructuración. "Espera a que la cosa mejore, aunque sea un poco", decían, y tenían razón. Los compradores, por su parte, aceptaban esos argumentos, pero se basaban en la realidad de la ausencia de bancos que les ayudaran a financiar la operación, la escasa rentabilidad y el futuro incierto. La conclusión era clara: si no necesitas vender, no lo hagas; si no necesitas comprar, abstente, a no ser que te regalen la empresa.

Pero, ¿ha cambiado el mercado?. La respuesta es sí. La intervención de los gobiernos para facilitar la financiación y créditos específicos para empresas, han evitado el peor de los escenarios posibles. Después de una rápida reestructuración, algunas grandes compañías tienen balances sólidos y se benefician de su actividad en el extranjero, ya que los mercados emergentes han salido de la recesión mundial y la deuda bancaria vuelve a estar, progresivamente, disponible.

Por otro lado, los vendedores están más abiertos a valoraciones inferiores. Ahora reconocen la fragilidad del mercado y que los escenarios pintados de color azul no funcionarán. Además, muchos de ellos vuelven a ser rentables, lo que mitiga la aplicación de múltiplos más bajos. Y lo que es más importante: la mayoría de las decisiones de vender se basan en realidades personales de los empresarios tales como los problemas en la sucesión, su menor energía para afrontar la crisis y una escasa diversificación (la mayor parte en el sector inmobiliario). Muchos vendedores, simplemente necesitan vender y pueden tomarse un tiempo, pero no indefinido.

Los industriales y los fondos de capital riesgo también tienen la necesidad de desinvertir. Tanto por falta de encaje estratégico de sus participadas como por el plazo de la inversión. En este sentido también se ha producido una cierta flexibilidad en el proceso de desinversión, pero no de forma indefinida.

La combinación de la aparición de compradores industriales reforzados, algo más esperanzados y buscando estrategias adquisitivas y de los fondos de capital riesgo con las arcas llenas y dispuestos a invertir, marcan una recuperación de la actividad, reforzada por la existencia de mayores préstamos bancarios, mercados bursátiles fuertes y vendedores más realistas con los precios.

Pero entonces, ¿volvemos a la normalidad?. La respuesta es no. Aún falta mucho. Compradores y bancos siguen asustadizos. En el pasado reciente han tomado decisiones de inversión no muy acertadas, pagando demasiado por algunos negocios, y no quieren volver a cometer los mismos errores. Los vendedores siguen presionando por un precio mejor, olvidando muchas veces que los compradores industriales nunca dejan de mirar oportunidades más allá de nuestras fronteras, y que aunque uno venga con argumentos de peso para fomentar una inversión, el fuerte crecimiento de los mercados emergentes es cada vez más atractivo y los dólares dedicados a la inversión en el mundo tienen un límite.

Uno puede argumentar que los mercados emergentes son mucho menos estables, con tribunales, leyes o gobiernos más precarios; pero aquí, el Gobierno sigue negando que tiene la culpa de nuestra crisis; no parece tener un plan claro de recuperación, pero sí tiene facilidad para decir que nuestros problemas están acabados y además, las entidades financieras siguen con su estrategia de mantener la cabeza bajo el suelo y los políticos, sea cual sea su partido, están más centrados en mantener o ganar poder, que en buscar soluciones a nuestros graves problemas estructurales.

Puede que los compradores lleguen a una conclusión distinta y que la recuperación del sector de M&A y de la economía se produzca independientemente del Gobierno y de las instituciones, y no gracias a ellos.

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Neil Collen es socio de Livingstone Partners (www.livingstonepartners.com)

Livingstone Partners es una boutique de banca de inversión internacional especializada en la venta de empresas, adquisiciones y operaciones de capital riesgo, por valor entre €15m y €150 millones. Fundada en 1976, Livingstone emplea a 70 personas en sus oficinas de Madrid, Valencia, Londres y Chicago. Con su estructura internacional, Livingstone es capaz de facilitar acceso inmediato a compradores, inversores y oportunidades en dos continentes. Desde 1995, nuestra firma ha cerrado más de 500 operaciones.

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