Plaza Privada / MARÍA COSTA. 22/05/2010

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VALENCIA. Lleva un año en Valencia, el suficiente para trabajar con las consecuencias de un ERE y la publicidad en caída libre. Julián Quirós (Badajoz, 1969) el nuevo director de Las Provincias considera que estamos en un momento clave de máxima competencia mediática y en un época en la que asistimos a la comunión del papel y el soporte digital. Le encanta Valencia para vivir aunque echa de menos el flamenco malagueño que ahora solo puede saborear en un buen equipo de música. Es más de paisajes que de rincones, como la dehesa extremeña o la cornisa cantábrica; "sobre todo de lugares donde el tiempo no corra". Su vida está llena de frases hechas, como: "todo el mundo se merece un breve"o "hay un tiempo para debatir y otro para decidir". Sus conocidos esperan que publique el "Diccionario de dichos Quirós".

 

-¿Los medios de información siguen siendo el cuarto poder o esto es un cuento romántico del siglo XX?
-¡Vaya pregunta! Me obliga a pensar. Me pregunto hasta qué punto fue verdad alguna vez. Sin duda, lo fue en Gran Bretaña y EE UU, pero en España, con una democracia más corta, los medios nunca hemos tenido ese poder que nos han dicho y que por pura arrogancia nos hemos creído.

-¿Y ahora menos ahora, no?
-Ahora asistimos a un alineamiento partidista y perverso de medios que se da sobre todo en Madrid. Por otro lado el poder también se diluye y se distribuye en las nuevas tecnologías, ávidas de él. En todo caso, el papel de los medios en un futuro está por dibujar. Estamos en un cambio clarísimo de modelo de negocio y de influencia en la opinión pública.

-¿Usted compra periódicos o los lee por Internet?
-Compro muchos periódicos y leo muchos más por Internet. Soy un gran consumidor de prensa de papel y no de un único periódico. En España hay ocho o diez grandísimos periódicos con mucho poder en su territorio y cuotas de mercado del 60% y 80% y una gran identificación con la comunidad.

-Málaga (Un Sur), Badajoz (Hoy), Valencia (Las Provincias), ¿lo suyo es sacar las castañas del fuego a la empresa?
-No, lo mío es divertirme. Como no hago deporte me tomo la profesión como un ejercicio intenso. En cada lugar que he estado me lo he pasado muy bien. Un Sur es como mi familia, donde estuve 14 años, pero me va la marcha y cuando me ofrecieron Extremadura sentí la necesidad de volver a mis raíces y a un periódico de gran prestigio. Las Provincias es otro reto más, un periódico de 144 años de existencia y muy vinculado a valores representados en el centro derecha, de raigambre familiar... Y en un momento muy interesante con una gran competencia mediática.

-Lleva un año dirigiendo este periódico, ¿cuál sería su titular de las impresiones recibidas?
-Llegué en el momento de máxima transformación y con datos difíciles sobre la mesa. La publicidad en los dos últimos años ha caído más de un 50%, por lo que hay que revisar con lupa el modelo de negocio para seguir siendo útiles, rentables y hacer periodismo. Además, cambiamos el modelo editorial de manera potente y ahora estamos acometiendo la comunión de la edición papel con la digital. La conclusión es que estamos en un momento complicado, que me he encontrado en Valencia con grandes profesionales de la comunicación y que informativamente Valencia es un pequeño Madrid.

-Twiteer, Facebook, blogs... ¿usted cree que son necesarias las redes sociales para elaborar un periodismo de calidad?
-No creo en el mito que afirma que las redes sociales acabarán con el papel del periodista, yo las veo más bien como la plaza del pueblo, el bar, el foro... el punto de encuentro donde se establecen relaciones. Son buenos termómetros para pulsar los estados de opinión, pero no para hacer periodismo. También es cierto que los periodistas que logren articular a su alrededor una comunidad con ciertos intereses van a funcionar muy bien en el futuro.

-¿La caída de la publicidad y la crisis incrementa la autocensura informativa?
-No, hubo más autocensura en la época de bonanza que ahora. Los medios sólidos no traspasan determinados principios, pero los que no lo son y sólo tienen un cliente y además institucional, están a la orden del que manda. La autocensura se encuentra en el ADN de cada medio y cada periodista al margen de los contextos.

-¿La especialización merma la visión global de una información?
-Puede. Hay que tener todas las visiones. Mi primer trabajo estuvo vinculado al periodismo económico., peron luego me especialicé en la información generalista. Lo que está claro es que hay que informarse; no saber lo mismo que un especialista, pero sí cuáles son las claves para dar una buena información, porque los lectores cada día saben más.

-¿Las Provincias sigue siendo el periódico de referencia de la derecha valenciana?
-Sin ninguna duda. Los últimos seis meses han sido un claro ejemplo de liderazgo en determinadas cuestiones de la agenda de la comunidad que se han convertido en temas de arrastre: chiringuitos, Cabañal, Costa, Gürtel...

-¿Su empresa echa de menos las ventas de la época de María Consuelo Reyna?
-Sí, y las anteriores también. La prensa ha perdido en los últimos diez años buena parte de su difusión. La prensa nacional distribuye muchos ejemplares gratuitos, comprados por organismos, instituciones -la famosa venta en bloque-, y repartidos por toda España. Mientras que la prensa local y regional emplea ese sistema mínimamente porque atentaría contra el mercado natural. Pero los tiempos son los que son. Muchos medios, televisión, radio, Internet, IPad... y aún así la prensa sigue siendo determinante. Hay que aspirar a seguir siendo tan influyentes o más que antes, pero con menos ventas.

-En Valencia existe más de seis periódicos de información general, varios gratuitos, radios, televisiones, delegaciones de prensa económica, diarios digitales... ¿No le parece todo esto una "burbuja mediática" que podría explotar en cualquier momento?
-Valencia es una anormalidad en Españ que no se da en otra parte. Aquí el poder político ayudó a muchos medios nacionales a instalarse en la ciudad. Eso es lo que hay. ¿Qué pasará en el futuro? Existe un exceso de oferta en todos los sectores productivos, y en la prensa pasa lo mismo. Algunas cabeceras pierden dinero y sin embargo contra la lógica del mercado persisten porque hay políticos y corporaciones interesados en que se mantengan y ahí están. De todos modos, en España es muy difícil que cierre un periódico porque al final la publicidad institucional y las ayudas públicas son tan potentes que los mantienen. Sin embargo en una economía de mercado real habrían desaparecido.

-¿Le parece ético que los periódicos publiquen anuncios de prostitución por una cuestión económica y que además se lleven comisión según "sus ventas"?
-Las páginas de relax y de contacto han existido siempre en la prensa. Ahora se hace más evidente porque hay un debate sobre si deben seguir o no. Si el Gobierno quiere regularlo tendrá que negociar con los editores y habrá que desarrollar una posición común, partiendo de que el tema además es absolutamente legal.

-Entre los resultados de una reciente encuesta publicada en Valenciaplaza.com, seis de cada diez valencianos opinan que la imagen de Francisco Camps se ha deteriorado y que no debería presentarse a las próximas elecciones. ¿Usted qué piensa?
-Que no conozco la encuesta, pero el PP tiene otras encuestas que dicen lo contrario. Es pronto para responder a esa pregunta. En función de lo que determinen los tribunales habrá que tomar decisiones políticas en consecuencia. En estas cuestiones los británicos lo tienen más claro.

-Por cierto, ¿qué sección del periódico no lee nunca?
-Leo todas, pero es verdad que la de Deportes la veo más por obligación que por devoción. Sé que quedo fatal, pero las demás secciones me encantan.

-¿Qué libro me recomienda?
-¡Uff!, "El puente de Alcántara", del periodista alemán Frank Baer. Una estupenda novela de la España del siglo XI.

-¿En qué tipo de concierto se le puede ver?
-Últimamente en pocos, pero me apasiona el flamenco. Pero cuando uno lleva la vida de Fray Luna, vas corriendo a todas partes; te escapas a deshoras a tomar algo y el resto del tiempo estás en la mina y con la familia, así que pocos conciertos puedo ver. Los escucho en casa y con los cascos puestos.