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Michael López Alegría: "En el espacio no te paras a pensar en las estrellas o en Dios"

18/06/2011

VALENCIA. Su vida profesional como astronauta discurre en el Centro Espacial Johnson de la NASA -en Houston, Texas-  gestionando la tripulación y entrenamiento de la central espacial internacional (ISS). Michael Lopez-Alegria (Madrid, 1958), ha participado en varios vuelos espaciales a la Estación Internancional ISS situada a 400 kilómetros sobre la Tierra. La ISS es un mecano de 108 metros de longitud con capacidad para siete personas donde Lopez-Alegria vivió siete meses. Le encanta la paella, los arroces, el CD Badajoz, cuyo escudo lo dejó en uno de sus viajes al espacio, y es padre de un niño de 11 años al que adora. Es un cocinitas, hace paellas y toda clase de arroces, le encanta el beisbol y practicar deportes. Entre ellos pilotar un caza o hacer submarinismo. El español es su segunda lengua. Estuvo recientemente en Valencia invitado por la Generalitat a los entrega de los Premios Jaime I.

-¿Cuánto tiempo de su vida ha pasado fuera de la tierra?
-He participado en cuatro misiones, tres de ellas fueron visitas a la estación internacional de unas semanas y la última de siete meses.

-¿El espacio es como en las películas?
-En algunos aspectos sí. Aunque depende de la película.

-¿Cuál es la que más se acerca a su experiencia?
-Hay un par de documentales, Space Station 3D e Imax Hubble, que se acercan bastante a la lo que es una estación espacial. Ahora si me pregunta por películas de Hollywood, Apolo XIII es más real porque detalla lo que es una misión espacial, mientras que Armagedón es pura ficción.

-¿A su hijo le apasiona verlo en el espacio?
-No lo sé, pero últimamente le gusta el cine espacial.

-¿Cómo es la vida de un astronauta en la tierra?
-¡Uff! Mi vida privada es como la de cualquier otro ser humano con picos y baches. La profesional depende de la etapa. Cuando no estás en el espacio puedes estar preparando una misión, que también es una forma de vivir intensa. Viajas, entrenas muchas horas y el cien por cien del día está centrado en salir al espacio. En mi caso actualmente estoy entre misiones desempeñando un cargo de management que me permite volar de vez en cuando en un caza y hacer entrenamientos bajo el agua...

-¿Los paseos espaciales son como andar bajo el agua?
-Sí, de hecho una manera de entrenarse es nadar, ya que flotar en el espacio es muy similar a flotar en el agua. Los astronautas practicamos los paseos espaciales bajo el agua, en una piscina grande. Mire, por cada hora de paseo espacial estamos siete bajo el agua.

-¿A un astronauta le gustan las experiencias fuertes?
-No siempre. Por ejemplo, para mí no es peligroso volar en un caza, es necesario. Sin ese tipo de entrenamientos no puedes optar a una misión.

-¿Qué es más peligroso, viajar al espacio o ir en coche?
-Estadísticamente viajar al espacio. Hemos tenido pocas misiones y un par de accidentes muy graves en los que murieron 14 personas. Lo que está claro es que los vuelos están más estudiados que la circulación por carretera.

-¿Les entrenan por si acaso falla todo y quedan a la deriva en el espacio?
-Es una posibilidad que cada uno va asimilando durante el proceso de entrenamiento y que cada uno vive personalmente.

-La pregunta del millón cuya respuesta se sabrá de memoria es ¿cómo es el planeta azul?
-Sigo sin tener respuesta. Es una sensación espectacular y grandiosa de una vista increíble. Pero me sigue pareciendo surrealista. Es lo que esperas, pero te tienes que pinchar para recordarte que efectivamente estás ahí mirando la Tierra desde el espacio exterior. Es una experiencia inolvidable, pero a la que te cuesta volver porque crees que ha sido un sueño.

-¿Qué tipo de pensamientos se tienen en el espacio?
-No los tienes. Tanto en tierra como en el espacio todos los sentidos se centran en sobrevivir. No te planteas si has hecho o no realidad tus sueños. Ocurre lo mismo cuando participas en una maratón o en un campeonato de tenis.

-¿Siempre quiso ser astronauta?
-De niño soñaba, como otros, con ser astronauta, pero luego lo olvidé. Mi padre era militar e inconscientemente me hice piloto de la marina americana. Estando allí cayó en mis manos una revista sobre las pruebas de pilotos de pruebas de la marina y de los pilotos que acabaron siendo astronautas. Me di cuenta que si ellos habían podido, yo también.

-¿Qué es más duro, ser astronauta o marine?
-Marine, porque empiezas un entrenamiento muy duro con 19 años. Entrar en la NASA a los 30 no tiene el mismo nivel de intimidación que en la marina.

-¿Salir fuera de la nave en órbita no da yuyu?
-¡Qué va, es lo mejor! Vas muy protegido. Es como hacer puenting, pero dura más. Estar fuera de la nave es una experiencia especial al sentirte rodeado del vacío del espacio.

-¿En algún momento se planteó si habría algo más allá, vida inteligente, extraterrestres o vaya usted a saber?
-No creo que nos encontremos con extraterrestres. En todo caso soy bastante pragmático y nunca pensé en ello. Ni me paraba a pensar en las estrellas o en Dios. Hay gente muy creyente que tras subir sigue siéndolo y gente no creyente que vuelve como subió. La única prueba que recibes es la de la inmensidad del universo y de lo pequeño que somos. Y quizá, a lo mejor, tal vez, pueda haber algo más allá, pero no tienes muchas más certezas.

-¿Hay miedo?
-No, ilusión con cierto toque de aprensión. Eres conscientes de dónde estás y de que si falla el traje te mueres inmediatamente, hay poco margen para salir con vida. Por eso andas con más cautela. Sin embargo dentro de la nave estás como en casa.

-¿Se acostumbra uno a la pérdida de gravedad?
-En muy pocos días. El ser humano tiene una gran capacidad de adaptación. En pocas semanas conviertes en rutina las molestias o incomodidades. De repente te das cuenta que el lápiz que has dejado previamente flota y lo miras con curiosidad, pero luego lo ves ya normal.

-¿Las relaciones humanas son más, o menos fáciles en esas circunstancias?
-Mi experiencia personal es que ha sido más fácil de lo que yo hubiera imaginado. Creo que existe un factor inconsciente que te prepara para vivir ese reto sin saberlo. Lo que te enfada en la Tierra lo dejas pasar y le quitas importancia en el espacio. Inconscientemente has decidido que las cosas pequeñas no te van a molestar y funciona.

-¿Ese aprendizaje lo sigue practicando en la tierra al volver?
-¡Uf! No. Quizá al ser inconsciente, cuando pisas tierra, dejas de poder controlarlo.

-¿Cómo resuena la crisis en el espacio?
-Ni se ven. Pero sí en la Tierra porque te hace preguntarte constantemente si volverás a viajar.

-¿Qué opina de la política espacial de Obama?
-No está muy bien definida. La estrategia global es dejar el transporte de seres humanos de la Tierra a la estación orbital a las empresas privadas que están desarrollando esta posibilidad y centrar las acciones de la NASA a destinos más lejanos, como la Luna, Marte o un asteroide. El problema es que se ha invertido poco y sin tener un destino concreto es difícil desarrollar nueva tecnología.

-¿La conclusión es que Marte es un sueño imposible?
-Totalmente. Marte tardará casi 20 años. Con la tecnología de propulsión actual llegar a Marte costaría dos años. La nave tendría que ser enorme. Un aparato que ni existe ni podría existir. Se necesita una propulsión más eficaz que reduzca el tiempo de viaje. Como un reactor nuclear que estimule la creación de propulsión iónica y ponga la nave a velocidades mayores. De todos modos, antes habrá que hacer otras cosas que no se han hecho todavía.

-Por cierto, ¿es verdad que el volumen de basura espacial está creciendo?
-Desde luego. Es un peligro y cada día hay más.

-¿Pierde alguna vez la cabeza?
-Me gustaría pensar que sí, pero lo controlo todo. Las cosas que me apasionan son mi hijo y poco más. Estoy buscando una salida de mi profesión actual para ver si puedo encontrar algo que me apasione tanto como lo vivido.

-¿Y eso?
-He tenido mucha suerte y no me puedo quejar, pero tampoco quiero quedarme en la NASA haciendo lo mismo durante muchos años. Siento que no estoy creciendo y quiero crecer.

-¿En qué está interesado?
-En muchas áreas, energías renovables, telecomunicaciones, defensa, que es donde me crie... pero antes de tirarme de cabeza a ningún trabajo quiero ver viajar por el mundo, conocer gente y volver a definirme.

-¿Entonces llegar al espacio ya no es lo más alto que aspira llegar en la vida?
-No, hay que esperar más de la vida. Ahora si lo cumplo o no, ya lo veremos.

-¿Qué le parecen los viajes turísticos espaciales?
-Ese es el futuro por el que hay que apostar. Si en los años 30 se abrió la industria comercial de líneas aéreas dejando de ser prioridad del Estado, ahora estamos en vísperas de que pase lo mismo con los viajes turísticos espaciales. Esta cuestión me podría apasionar, pero es tecnológicamente difícil por su elevado coste. Y de momento no hay mucha clientela.

-¿Siempre le quedará la Luna?
-Me quedo con las ganas. Creo que Marte en nuestra vida será difícil, pero espero que la Luna sea posible. Me quedaría decepcionado si no llegáramos a la Luna.

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