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VALENCIA. Desde la implosión del sistema financiero internacional en septiembre de 2008, el origen de la crisis ha sido objeto de un intenso debate en ámbitos académicos y profesionales. Los desequilibrios macroeconómicos de un mundo globalizado, junto con las deficiencias de los mercados financieros, excesivamente desregulados en los años anteriores a la crisis, han situado a la economía española al borde del colapso, con cierres masivos de empresas y tasas de paro crecientes que amenazan nuestro propio modelo de convivencia.

Algunas voces señalan que la falta de formación y cultura financiera de la población ha contribuido decisivamente a exacerbar los desequilibrios que finalmente han desembocado en la situación actual. Se argumenta que los clientes de los bancos no entendían los términos de los contratos de deuda que firmaban al adquirir su vivienda; que desconocían el significado real y las implicaciones financieras del endeudamiento a tipo de interés variable; que carecían de elementos de juicio suficientes para estimar el valor intrínseco de los activos inmobiliarios ofertados por los promotores; y que ignoraban las restricciones a la movilidad geográfica que imponía la adquisición de una vivienda a cambio de soportar una deuda prácticamente perpetua. En definitiva, se afirma que la burbuja inmobiliaria no habría sido posible si se hubiera dotado a los consumidores de unos conocimientos financieros básicos.

Por ello, las autoridades españolas han adoptado una serie de medidas en materia de educación financiera, que cuentan con el aval de la Comisión Europea. Por un lado, el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores han impulsado el programa educativo Finanzas para Todos, al cual se han adherido las principales instituciones financieras del país, elaborando fichas y material didáctico disponible a través del portal de Internet www.finanzasparatodos.es.

Por otro lado, el Ministerio de Economía viene colaborando con las comunidades autónomas en la introducción de asignaturas de economía financiera en los colegios. De hecho, se ha desarrollado un proyecto piloto para implantar 10 horas de finanzas en el tercer curso de la Enseñanza Secundaria Obligatoria, al cual se han adscrito 30 institutos de 14 Comunidades Autónomas.

Todavía es pronto para evaluar la eficacia de estas medidas, que pretenden abrir un tiempo nuevo en las relaciones comerciales entre las entidades financieras y sus clientes. Lógicamente, con ellas no se pretende evitar lo inevitable: el riesgo financiero siempre existirá, y continuará generando pérdidas a los inversores, incluso a los más sofisticados. De hecho, el caso Madoff ha demostrado que, a pesar de contar con el asesoramiento de los mejores analistas, ni tan siquiera los grandes patrimonios quedan exentos de los fraudes financieros de trazo grueso.

El objetivo de las medidas consiste más bien en modificar las pautas de comportamiento del consumidor, propiciando una actitud proactiva en el análisis y elección de los productos financieros que más se ajusten a sus necesidades. Se trata de instruir al cliente para que acuda al banco y pregunte en lugar de escuchar, para que valore los riesgos implícitos en el producto financiero que adquiere y rechace aquellos productos que, por su complejidad, impidan un análisis riguroso de los riesgos y beneficios inherentes a los mismos.

En suma, la principal virtud de estas medidas consiste en reconocer el carácter transversal de las finanzas en el mundo de hoy. Hasta hace unos años la economía financiera era considerada como una materia reservada a expertos, algo que aprendían los estudiantes de Ciencias Empresariales en las universidades. Hoy por hoy, resulta evidente que si usted es electricista, médico o ingeniero, necesita saber economía financiera, porque a lo largo de su vida se enfrentará a decisiones personales y profesionales en las cuales los aspectos financieros serán determinantes. Si usted quiere participar activamente en los debates políticos y sociales, necesita saber economía financiera, porque las finanzas constituyen una dimensión ineludible de la realidad que nos rodea. De hecho, cada año se matriculan más estudiantes con un perfil vocacional en las carreras de empresa.

Y, por supuesto, si usted tiene un perfil emprendedor, y pretende desarrollar un proyecto empresarial o profesional, usted debe saber economía financiera y necesitará contratar a profesionales con formación en economía financiera. En primer lugar, porque necesita ejercer un control interno de su propia organización, que le permita operar con la máxima eficiencia en un entorno global y cada día más competitivo. Y en segundo lugar, porque en tanto que empresario o profesional, usted ya no es un mero usuario de la información proporcionada por terceros, sino que además es responsable de emitir información financiera propia, que sea útil a las entidades financieras para tomar sus decisiones de inversión.

En estos días, las familias valencianas aguardan con expectación las notas de los exámenes de selectividad. Algunos de nuestros jóvenes han elegido ya la carrera que desean estudiar y el centro en que quieren hacerlo, pero otros muchos esperan al desenlace del selectivo antes de optar por una titulación u otra. En las principales universidades de nuestra comunidad, la economía financiera, en sus aspectos teóricos y prácticos, se estudia en el grado en Finanzas y Contabilidad, surgido recientemente en el ámbito de los estudios de empresa. Si quieres comprender la realidad que te rodea en un momento crucial como el actual, si quieres desarrollar una carrera profesional en la empresa, o convertirte en un emprendedor, estudia finanzas. Yo lo haría. Yo también lo hice.
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Manuel Illueca es profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universitat Jaume I e IVIE