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La biotecnología valenciana domina el mercado: produce el 80% de los implantes ortopédicos en España

ESTHER G.CORONADO. 17/06/2011 La biomecánica mueve más de 7.800 millones de euros al año en el país

VALENCIA (VP). Empresas de la Comunitat Valenciana producen el 80% de los implantes para cirugía ortopédica que se fabrican en España. Es sólo una muestra del desarrollo de la industria biomecánica que ha experimentado la Comunitat en los últimos tres años.

"Se está arraigando una conciencia innovadora en la salud, uno de los dos sectores estratégicos para la nueva economía, junto al energético", explica Carlos Atienza, director del ámbito de la tecnología sanitaria del Instituto de Biomecánica de Valencia a ValenciaPlaza.com. Según Atienza, existen "muy buenos grupos de investigación" en las empresas e institutos tecnológicos que marcan el camino con su know how para expandir el tejido industrial en un negocio con un gran valor añadido.

Sin embargo, el sector biomecánico valenciano y español sufre una paradoja. Estas empresas encuentran muy difícil el mercado interior tecnicosanitario -donde se importa el 80% de la tecnología- mientras que cosechan éxitos en el exterior, puesto que exportan más de la mitad de su producción. "Es una de las industrias que más exportan", señala.

Carlos Atienza, IBVAtienza resalta la importancia de la financiación para proyectos a largo plazo que precisa este sector. "En la Comunitat se generan muy buenas ideas pero muchas corren el peligro de quedarse en ideas y no poderse llevar a la práctica por falta de crédito". Se trata de un sector que mueve más de 7.800 millones de euros en España y genera cerca de 30.000 empleos directos (la mayoría de alta cualificación) y otros 30.000 de manera indirecta.

PROYECTOS DE ÉXITO 

Entre los últimos proyectos de firmas valencianas se encuentran Surgival y Gasmedi 2000. La primera diseña prótesis de cadera en cerámica en colaboración con distintos hospitales públicos españoles, futuros clientes. "Frente al producto que se está importando, el proyecto valenciano supone un importante equilibrio de costes para los hospitales públicos e incluso privados", detalla Atienza.

En su caso, Gasmedi 2000 desarrolla -en un proyecto financiado por el Impiva- mascarillas de uso domiciliario para la apnea del sueño. En España se compran 200.000 al año, con precios que alcanzan los 200 euros. "Simplemente con reducir sus costes en un euro, se podría realizar un ahorro de 200.000 euros, y a su vez, ser un gran negocio, de millones de euros, para el fabricante valenciano. Además se trata de fabricar en la Comunitat Valenciana.

Atienza no habla tanto de la revolución económica que supondría volcar un mayor porcentaje de recursos en la biomecánica valenciana, según el ingeniero, basta con un cambio de visión. "Hablamos de innovar desde una óptica diferente, con el mismo diseño productivo pero buscando nichos de mercado inexplorados, fomentar el co-diseño de empresas e investigadores".

NUEVO MODELO DE INNOVACIÓN

Para fomentar el desarrollo del tejido productivo biotecnológico en la Comunitat, el IBV presentó el jueves en el 2º Foro sobre Innovación, Economía y Calidad de Vida, su modelo de colaboración.

Según los expertos del IBV, para innovar en calidad de vida es necesario contar con la implicación y cooperación entre las personas destinatarias de la innovación (los usuarios), las empresas, los profesionales, los centros de I+D y las administraciones públicas.

Para el director del IBV, Pedro Vera, "esta edición del foro ejemplifica la tendencia a un nuevo modelo empresarial en el que las empresas colaboran con el resto de los agentes sociales para ser más competitivas, cuidan la salud y la calidad de vida de los trabajadores para ganar flexibilidad y productividad, y tienen en cuenta las necesidades de las personas mayores al diseñar productos y servicios más fáciles de utilizar para todos".

Más de un centenar de asistentes (empresarios e investigadores) se dieron cita para profundizar en la colaboración entre los distintos agentes económicos y sociales para mejorar la competitividad en sectores relacionados con la tecnología sanitaria, la salud laboral y las personas mayores. El centro del debate fue el usuario como una clave para reinterpretar la economía y garantizar la calidad de vida. Según esta máxima, las personas dejan de ser meras consumidoras y participan en el desarrollo de productos y servicios que tienen en cuenta sus características, necesidades y preferencias.

Asimismo, se propone incrementar la cooperación público-privada mediante la compra pública de producto innovador. A través del modelo de colaboración propuesto se crea el entorno necesario para estimular que los grupos clínicos generen ideas que, con el apoyo de las empresas y los centros tecnológicos, lleven al desarrollo de productos sanitarios innovadores que puedan ser utilizados por el sistema público sanitario.

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