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Que las rondas no son buenas...

VICENTE CARBONA (*). 16/06/2011 "Estamos en el lánguido atardecer de la crisis en España, y todo parece indicar que se acerca una fría noche a pasos gigantes, y que nos va a pillar, como siempre, de ronda..."

VALENCIA. En un país en el que nadie tiene la culpa, nadie es responsable, y el discurso político es letra de milonga, lo peor está por llegar. La resaca.

Esta crisis es parte de algo de lo que España ha sufrido siempre. Es una crisis de confianza. España no es de fiar. Por eso los demás nos miran con una mueca listilla en la cara, especialmente con cuestiones económicas de por medio, como diciendo que las rondas no son buenas, que hacen daño, que dan penas, y que acabas por llorar.

Trágica, triste España. Adam Smith dijo que el dinero es cuestión de creencias, y en España, evidentemente, creemos que el dinero crece en los árboles. A vivir, que son dos días. Y los inversores observan nuestra actitud, política, económica y social y se dicen: Spain is a short-term investment. Una inversión a corto plazo. Lo que dure la ronda, con riesgo compatible con la posibilidad de obtener extraordinarios beneficios, como sea, y pirarse.

Nadie en España tiene la menor idea del nivel de la deuda que existe en este país. Vamos, ni el Consell, ni el Ministerio de Economía. Y eso que ellos son los encargados de aprobar la deuda en primer lugar. Nadie tiene la más mínima idea de la verdadera situación económica de los municipios. Porque no están bajo ninguna obligación de declarar su situación. Nadie sabe la situación económica real de las cajas, de las fundaciones, de las empresas, de los clubes de fútbol, de los hogares.

En España, un empresario, un político, te guiña el ojo y te dice: "Tú dame la pasta y no te preocupes". Soy hombre de confianza. Entras en un estanco de estos de lujo, con cava de puros o como se llame, y ves que tienen seis empleados, todos sonrientes y campechanos. Pides un paquete de cáncer y pagas menos de cuatro euros y te preguntas: Si venden cien paquetes de tabaco al día, ¿da esto para pagar el alquiler del local, los impuestos, los salarios, los mercedes, etcétera? No. Algo no cuadra.

El rating de Grecia está en CCC. Es decir, basura. Nadie se fía de los griegos, financieramente hablando, claro. Lo demás, esa luna que se quiebra sobre las tinieblas egeas de mi soledad, mola cantidad: los buzoukis, los suvlakis, el baclavá. En otros países, más prosaicos, la luna no se quiebra sobre tinieblas de ninguna soledad. Allí, si gastas más de lo que ingresas, se te cae el pelo y punto.

En algunos lugares incluso llevan a sus máximos dirigentes ante los tribunales -atención- por mala gestión de la cosa pública. No por aceptar sobornos, o beneficiar a empresarios amigos, o robar dinero descaradamente, que también, sino sencillamente por haber gestionado mal algo tan importante como el futuro de tus vecinos y dañar la confianza de los inversores que garantizan tu crecimiento a largo plazo y tu viabilidad económica.

Para inspirar confianza en los mercados, necesitas crédito, y un crédito es una inversión, venga de donde venga. Para darte su dinero, los inversores quieren ver básicamente dos cosas: 1) que el que pide dinero es de fiar, y 2) que si te engaña se le caerá el mundo encima. Habrán consecuencias ineludibles en línea con el daño perpetrado.

Cuando el gobierno de un país (o de una comunidad, o de una ciudad) pierde la credibilidad, el desastre no puede ser para los inversores. Ellos han entregado el dinero con iguales medidas de buena fe y esperanza de buenos beneficios. Se han arriesgado, eso es cierto, y pueden perder. Pero un país (comunidad, ciudad) consistentemente perdedor es, por definición, triste, trágico.

Estamos al borde de entrar en un período oscuro en España, en el que la credibilidad, en todos los sectores, desde lo financiero, a lo político, a lo empresarial, pasando por los tribunales, y hasta el mismo orden social, está en crisis. Y en España, nadie tiene la culpa jamás. ¿Mala gestión? ¿Responsabilidades? ¿A dónde vas?
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(*) Vicente Carbona es licenciado en Marketing y Ciencias Políticas por la Universidad de Boston (EE UU)

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2 comentarios

ROSARIO escribió
16/06/2011 18:32

Sin duda el artículo que ha salido es la realidad de la situación, lástima que los gobiernos no quieren verla, duplicidad, triplicidad de gastos públicos innecesarios...para cuándo los recortes a las administraciones que ademas de gastos innnecesarios nos llevan de calle a todos...buen comentario al tema, también.

16/06/2011 07:26

Buenos dias: felicito a su periodico digital por publicar este articulo de opinión si puedo lo subire a Face book. Es claro y preciso en todo lo que dice y quizas agregaria algo más "existe un verdadero vacio de poder" estamos viviendo como en un "impasse" en un parentesis que no sabemos a donde nos lleva ¿quien es valiente y capaz de jugarse sus ahorros o sus capitales estando la situación general en una indefinisión absoluta? NADIE no hace falta que sea capital extranjero ya ni el nacional confia y estamos realmente a la deriva. Se podria parafrasear perfectamente "Huston tenemos un....problemon" Atte Alejandro Pillado Valencia 2011

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