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Hacia nuevos test de estrés más rigurosos

CARLOS DÍAZ GÜELL (*). 26/04/2011 "El momento para la celebración de esta segunda ronda de los test de estrés no puede ser más propicio para las entidades de crédito españolas ya que con cifras de marzo, la apelación de éstas al Eurosistema ha vuelto a reducirse..."

MADRID. El vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, contemplaba hace unos dias la posibilidad de que más entidades financieras europeas necesitaran ayudas estatales para reestructurar sus negocios tras el rescate de Portugal y las pruebas de resistencia a la banca europea, cuyos resultados se conocerán en el mes de junio.

Tras el insatisfactorio resultado de los test de estrés de julio 2010, cuyo impacto positivo inicial sobre los mercados financieros se disipó en apenas unas semanas una vez detectada una serie de debilidades que cuestionaban su rigor y que se saldó con el ridículo de que cinco meses después los dos bancos irlandeses incluidos en el programa fueran nacionalizados -requiriendo cuantiosas ayudas públicas-, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) elabora un nuevo ejercicio -partiendo del balance de 2010 valorará la resistencia en 2012-, cuyos resultados se publicarán a finales de junio. En el futuro, estos ejercicios se realizarán regularmente.

Los defectos o vicios detectados en el primer test de estrés y que teóricamente han sido subsanados de cara a la prueba que se promueve este año, se referían:

-Margen de explotación
: algunos bancos asumieron que los ingresos se incrementaban más en el escenario adverso que en el central.

-Activos ponderados por riesgo: en las entidades de algunos países se mantenían estables o apenas crecían en el escenario adverso.

-Deuda soberana: solo se consideraba el impacto del estrés sobre las carteras de trading de deuda soberana y no sobre las carteras disponibles para la venta, de las que ni siquiera se publicaban datos (salvo en el caso de España), cuando la posibilidad de reestructuración de la deuda soberana de algunos países era una de las mayores preocupaciones de los mercados.

-Deterioro de la cartera de activos inmobiliarios
: no era, en opinión de un segmento de los inversores, suficientemente pronunciado en aquellos países donde la crisis del sector ha sido más pronunciada.

-Ratio de solvencia: la definición de capital (Tier 1, que debía mantenerse por encima del 6% de los activos ponderados por riesgo) no era homogénea para todos los países y era poco estricta al incluir activos que difícilmente pueden absorber pérdidas (demasiados "híbridos").

El momento para la celebración de esta segunda ronda de los test de estrés no puede ser más propicio para las entidades de crédito españolas, ya que con cifras de marzo, la apelación de éstas al Eurosistema ha vuelto a reducirse hasta los 41.000 millones de euros desde los 49.000 millones de febrero como consecuencia de la apertura del mercado primario.

En términos porcentuales, la apelación de las entidades españolas sobre el total de entidades del Eurosistema se ha reducido hasta el 12,1%; muy en línea con el peso de España en el Eurosistema (11,8%) y en niveles no observados desde finales de 2007. Bancos y cajas han emitido en lo que va de año cerca de 30.000 millones de euros con los que cubren un 30% de sus vencimientos de 2011.

Este hecho, es aún más importante porque se produce en un momento en el que se empieza a manejar en el mercado la perspectiva de que el BCE comience a retirar las medidas extraordinarias de inyección de liquidez mantenidas hasta ahora.

La solvencia de los sistemas bancarios es una de las principales preocupaciones de las autoridades de la UE y de los mercados financieros. Unas instituciones financieras frágiles pueden cuestionar la estabilidad del conjunto del sistema, el flujo de crédito y, por tanto, el crecimiento económico y, en casos extremos, la solvencia de los Estados. Por ello, el objeto de los test de estrés es contrastar la solvencia de cada una de las instituciones sometidas al ejercicio, bajo supuestos económico-financieros extremos.

El escenario adverso determinado por la EBA es más severo que el del ejercicio de 2010, presenta unos escenarios con un mayor grado de detalle y diferencia en mayor medida la situación de los distintos países. Igualmente, las severidades son más diferenciadas por países, en especial en 2012.

La dureza del escenario estresado, sobre todo en 2011 (el BCE estima que su probabilidad de un escenario como el presentado es de sólo el 1%), tiene por objeto que el impacto sobre la solvencia de las instituciones -siempre se recoge con un retraso- se manifieste en el horizonte del ejercicio que solo alcanza a 2012.

Por lo que respecta al impacto sobre las variables económico-financieras, éste es mucho más diferenciado, como se observa en los diferenciales de la deuda soberana frente al bono alemán, los mercados de valores o los precios de la vivienda.

En materia de activos ponderados por riesgo, se asume que el tamaño de los balances permanece estable en 2011 y 2012 (los activos que venzan se sustituirán por otros semejantes), pero se incorporan las migraciones (deterioro de la calidad) consistentes con el escenario de estrés. Así, los activos ponderados por riesgo serán mayores en el escenario de estrés que en el base.

En cuanto al riesgo soberano, como en el ejercicio de 2010, no se considera que pueda haber una reestructuración y, por tanto, sólo se considera el efecto del estrés sobre las carteras de trading (las otras carteras a vencimiento no sufrirán ninguna pérdida). Sin embargo, en esta ocasión se publicarán las carteras disponibles para la venta y por tanto será posible estimar el impacto, lo que resuelve en gran medida el problema.

La definición de capital (el llamado core que básicamente incluye acciones ordinarias y reservas y que es el concepto en torno al cual gira Basilea III), importante para medir el ratio de solvencia, es mucho más exigente y se ha realizado un esfuerzo de homogeneización. La EBA está siendo tan estricta en este sentido que en algunos casos excluye activos que resultan difíciles de diferenciar de las acciones ordinarias.

La ratio exigida para el escenario de estrés es del 5%, que es un nivel elevado porque se trata del que se mantendría en un escenario extremo. Merece la pena señalar que, a efectos de comparación entre países, la homogeneización no es plena porque el criterio por el que se transforman los activos en activos ponderados por riesgo (el denominador de la ratio de capital) es responsabilidad del supervisor nacional y estos no son igual de exigentes; se está trabajando en este sentido para el futuro.

La evolución de los resultados de todas las entidades será revisada por el supervisor nacional en una primera instancia, como es habitual, pero habrá también un proceso de revisión y de control de la calidad por parte de la EBA y de otros supervisores nacionales. Esta es una novedad relevante si se realiza con rigor y ecuanimidad para dotar de credibilidad y homogeneidad al ejercicio y evitar sesgos nacionales en cuanto a deterioro de activos, margen de explotación, etc.

El ejercicio de estrés no evalúa el riesgo de liquidez -un aspecto clave de la crisis- y deja fuera a una parte del sistema muy importante (50%) en muchos países, si bien cubre casi el 100% del sistema español, que es donde se centra buena parte del interés del mercado.

El pasado febrero, el Banco de España realizó un examen de la solvencia de las entidades españolas cuyos resultados y objetivos no deben confundirse con el ejercicio de estrés de la EBA. El Banco de España, en el marco del Plan de Reforzamiento del sistema bancario, obligó a las entidades a situar su capital principal, en el momento actual en niveles mínimos del 8% (10% para entidades que dependan del mercado mayorista y no tengan acceso directo al capital privado).

Este análisis llevó a la conclusión de que algunas entidades españolas requerían recapitalizarse por un importe de unos 15.000 millones de euros (1,5% del PIB).

La EBA hace un ejercicio dinámico en el que evalúa si el capital core (definición algo más exigente que principal) se mantendría por encima del 5% en 2012 bajo supuestos extremos.
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Post-it. Escenario macroeconómico del test. A partir de un escenario central de previsiones de las principales variables económicas y financieras se construye un escenario adverso o estresado verosímil pero altamente improbable. Para dotar de coherencia al ejercicio se explicitan los shocks que darían lugar al escenario estresado. Los bancos y cajas españoles medirán su solvencia frente a una nueva recesión.

La EBA estima una bajada del PIB español del 1% en 2011 y del 1,1% en 2012. Este nuevo descenso de la actividad elevaría el paro hasta el 22,4%. Baraja la hipótesis de que los precios de las viviendas bajarían un 23% acumulado en los dos años (12% en 2011 y 11% en 2012), mientras que el valor de otras propiedades como oficinas, centros comerciales y hoteles descendería un 46%. El euribor se situaría, a su vez, en el 2,8% en 2011 y el 3,1% en 2012, en el peor escenario planteado en el test.

En cuanto a los mercados, la bolsa bajaría un 20,7% respecto al escenario base en los dos años. Y el coste de la deuda pública española a diez años aumentaría en 165 puntos básicos. Este impacto en los mercados bursátil y de deuda se medirá como si ocurriera en el primer trimestre de los dos años del ejercicio. El ejercicio no contempla la reestructuración de deuda de ningún país y porque el descenso de valor de los bonos públicos sólo se aplicará a la cartera de negociación de las entidades, no a los títulos a vencimiento.
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(*) Carlos Díaz Güell editor de la revista 'Tendencias del Dinero'

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