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'Espartiflación', la crisis perfecta

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 19/04/2011

VALENCIA. La idea del fin de la crisis, de por sí temporal, va calando poco a poco. Incluso Rodrigo Rato afirma que "la crisis mundial ya no existe", porque "acabó a finales de 2009 o principios de 2010", y "lo que hay ahora es la postcrisis, o una nueva realidad". Es decir, 'No es crisis, es Status Quo'. Toca adaptarse a una situación, a la que podemos adivinarle cuatro características principales: económico exiguo, tipos de interés al alza, inflación y paro (al menos en España).

No estamos ante una estanflación al uso, (estancamiento+inflación), sino ante lo que podríamos definir como 'espartiflación' (estancamiento+paro+tipos+inflación). Este vocablo describe esa nueva realidad, en la que se produce un impacto simultáneo de factores exógenos y endógenos. Algunas de las causas son muy nuestras, de andar por casa, como el nulo crecimiento económico y paro. Pero hay otras que vienen impuestas parcialmente desde fuera como la inflación y tipos de interés en aumento.

Es una tormenta perfecta, estamos en el sitio adecuado en el momento correcto. La economía española, que aún se lame las heridas del ladrillo y de la falta de crédito, se enfrenta a unos tipos de interés al alza e inflación: ingredientes ideales para contener la inversión y reducir plantillas. El aumento de los precios se debe fundamentalmente a las materias primas y la energía y tiene su origen en Asia y Oriente Medio junto a una nefasta planificación energética. Ello, junto a una paulatina recuperación de nuestros socios monetarios ha propiciado una subida de tipos de interés por parte del BCE. Todos los ingredientes para una espartiflación, nuestra nueva realidad.

La primera medida para poder mitigar los efectos de la espartiflación sería precisamente aceptar su existencia y permanencia para luego atajar las cuatro vertientes. Respecto a los altos tipos de interés y a la inflación, poco parece que se pueda hacer. En este sentido, la última medida del Ministerio de Economía, que establece un tipo máximo para los depósitos del 3,1%, sería razonable si no fuera porque debería empezar por multarse a sí mismo: la última subasta de letras del Tesoro se cerró a un interés del 3,5 % (y la de la Generalitat a un 5,5%). Cualquier otra empresa que emitiera papeletas (o sellos) a un interés garantizado por encima del precio del dinero, para pagar primordialmente vencimientos de intereses y gasto corriente, estaría incurriendo en una estafa piramidal.

La otra cara de la espartiflación es el crecimiento y el paro, irremediablemente ligados a los tipos de interés e inflación. Austeridad vs. gasto; demanda vs. oferta: no parece haber un respuesta única. Y menos para un economista débil en una economía frágil. Dado que ciertos problemas tienen su origen en el exterior, podríamos buscar soluciones fuera.

Una medida sería intentar captar recursos del exterior, en especial de economías "en desarrollo" como la China. Con 9.000 millones algún agujero taparíamos, pero no es inversión extranjera todo lo que reluce. Como en econometría, cuando un modelo tiene un problema de identificación no se pueden despejar todas las incógnitas.
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Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría en la Facultad de Estudios de la Empresa de la UCV.

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1 comentario

Alejandro escribió
19/04/2011 13:49

Estoy de acuerdo, las cosas han cambiado y hay que adaptarse.

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