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Las barbas griegas y los problemas de nuestra economía

EDITORIAL. 03/05/2010 "A pesar de las considerables diferencias con la situación valenciana, y española, el trato dado al vecino griego puede ser un aviso de qué nos puede suceder si nuestros gobiernos siguen en la completa inacción (salvo para aumentar alegremente el endeudamiento como acaba de anunciar el Consell)"

Cabe esperar que con la presentación ayer del plan de ajuste por el primer ministro griego George Papandreu se ponga fin a la parsimonia con que él y su gobierno han abordado los desequilibrios económicos del país. Unos desequilibrios insostenibles aunque las informaciones en España han preferido poner el acento en las destacadas diferencias con nuestra situación o en la resistencia de Alemania a dar su acuerdo al plan Sarkozy-FMI.

La resistencia germana es, sin embargo, explicable. En primer lugar, porque no existen mecanismos reglados dentro de la eurozona para programas de ayuda como el que se va a arbitrar con Grecia. Y en segundo lugar y sobre todo, porque sus dirigentes políticos, de seriedad cuestionable, no concretaban ante sus ciudadanos en qué consistía el compromiso para acabar con el caos económico y financiero en que las élites políticas y económicas han sumido a la economía helénica.

Es probable que las medidas anunciadas reduzcan el desequilibrio de sus cuentas públicas y mejoren la capacidad de pago del país, que es lo que preocupa a sus acreedores. Es dudoso, sin embargo, que mejoren la competitividad de su economía y el bienestar de sus habitantes. Sin mayor énfasis en la lucha contra el fraude fiscal, la economía sumergida y la ausencia de simetría en el trato de unos griegos sobre otros, que raya con la discreccionalidad absoluta, este plan corre el riesgo de sumir a aquella economía en una profunda recesión.

A pesar de las considerables diferencias con la situación valenciana, y española, el trato dado al vecino griego puede ser un aviso de qué nos puede suceder si nuestros gobiernos siguen en la completa inacción. (salvo para aumentar alegremente el endeudamiento como acaba de anunciar el Consell9.

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