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MADRID (EFECOM). El consejero delegado de Analistas Financieros Internacionales (AFI), Ángel Bergés, consideró hoy que las cajas deberían optar por pedir dinero al FROB para recapitalizarse, en lugar de salir a Bolsa con elevados descuentos en un mercado que puede que no tenga sitio para todas.

Durante su intervención en una jornada sobre el futuro de las cajas, organizada por la escuela de negocios IESE, Bergés explicó que los descuentos sobre el valor en libros que tendrán que aplicar estas entidades para fijar su precio antes de saltar al parqué podrían oscilar entre el 0,6 y el 0,7, por debajo del 0,8 fijado por La Caixa, que en el mercado algunos consideran el techo.

En cualquier caso, para este experto sería preferible que las cajas pidieran dinero al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para alcanzar los mínimos de capital que pide el Gobierno, hasta que, pasados unos años, fueran capaces de convencer al mercado de su capacidad de obtener ingresos.

Bergés explicó que la reestructuración del sistema financiero español empezó muy tarde porque antes no existía la sensación de que hubiera necesidad de capital, gracias a que las entidades obtenían fondos en el Banco Central Europeo (BCE) al 1 %.

Pero una vez que empezó esta reestructuración, añadió, se ha hecho "muy rápido", quizá incurriendo en algunos "riesgos de ejecución" elevados.

Pese a que el sector de las cajas necesitaba una reforma jurídica que las metiera "en vereda", tampoco hay que "demonizar" a estas entidades, dijo, al tiempo que rechazó que las dificultades de financiación internacional de las que se han quejado amargamente los bancos, especialmente alguno grande, se debieran en exclusiva a las cajas.

Por su parte, el jurista Gaspar Ariño aseguró en su intervención que las cajas que se están transformando en bancos con el objetivo de salir a Bolsa lo tendrán difícil durante algún tiempo para inspirar confianza a los inversores "porque no son bancos claros" y también porque son demasiadas las que quieren obtener capital de esta forma y no es fácil que el mercado las digiera todas.

Ariño dijo que habría que haber reducido hace años la intervención de los políticos en las cajas, que a su juicio era lo que más las perjudicaba, ya que en su esencia eran "buenas instituciones" que hacían un importante servicio a los clientes basado en la cercanía y el conocimiento de estos y no tanto en las garantías.

En definitiva, para Ariño las cajas "caminan hacia la reserva", es decir, hacia la desaparición de su modelo como tal, pese a que sus dirigentes digan que van a mantener su esencia y su naturaleza.