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Confederación Empresarial Valenciana: cinco presidentes, cinco estilos

ESTHER G. CORONADO. 09/04/2011

VALENCIA (VP). Con la próxima elección de José Vicente González como nuevo presidente de Cierval, y su consiguiente abandono del cargo en la CEV, la  patronal provincial valenciana deberá encontrar un nuevo líder que continúe la labor de la Confederación Empresarial Valenciana en el progreso del empresariado regional. Valenciaplaza.com hace un breve repaso a la historia de la confederación a través de las distintas políticas de sus presidentes.

Cinco meses después de ser aprobada la Ley 19/77 que suponía la liquidación formal del Sindicato Vertical y el reconocimiento de la libertad de asociación empresarial y sindical, se constituía en Valencia, el 28 de septiembre de 1977, la Confederación Empresarial Valenciana, la CEV.

Durante los primeros años, la organización estuvo más preocupada por la aglutinación y establecimiento de diálogo entre las diferentes asociaciones y gremios, además de recuperar el prestigio del empresariado que en la transparencia de su gestión. Esta cuestión se volvió más relevante  tras la incorporación de fondos públicos en los años 80.  Así pues, este es uno de los problemas que acusarían a la institución hasta los últimos años, cuando José Vicente González atajase la cuestión con una política de total transparencia. 

La historia de la confederación se inició con una marcada intención de mantener cohesionado a un empresariado disperso y responder a los déficits que pudiese tener su comunidad. Una de esas carencias era la formación. Por ello, pronto se organizó un programa de cursos, cuya gestión, especialmente a mediados de los 90, se tornó una de las mayores polémicas de la organización. No fue hasta 2006, y tras un largo proceso judicial, cuando se clarificó la gestión de los fondos para los mismos.

Otra constante desde poco después de su nacimiento han sido las aspiraciones políticas de sus presidentes, llegando algunos a ocupar cargos en algún partido político. Si bien su primer líder contribuyó a que la organización empresarial adquiriera la consistencia que otros pondrían en peligro más adelante, no ha sido hasta el último mandato, que la organización ha adquirido la total independencia de criterio tanto del gobierno central, como regional.

Si en un principio, recién abandonado el franquismo, se buscama modernizar a la clase empresaria valenciana y mostrarles nuevas políticas de actuación conjunta, este objetivo derivó, hacia finales de los 80, en la necesidad de internacionalización para ajustarse a los niveles europeos.

UNIFICAR EL EMPRESARIADO VALENCIANO

Casi tres meses después de su nacimiento, la Asamblea de la CEV eligió a Vicente Iborra, exportador de productos agroalimentarios y vinculado al consejo del Banco de Valencia, como primer presidente de la Confederación. Con un perfil neoliberal, parecía no encajar en los esquemas de un empresariado que heredaba fórmulas del franquismo. Su padre llegó a ser director general de Comercio y fundador del Ministerio de Comercio en la Segunda República.

Iborra ya demostró ciertas pretensiones políticas, característica que compartirían buena parte de sus sucesores. Aunque fue crítico con la coyuntura económica de aquellos meses finales del 77, valoró la iniciativa del Gobierno y su política económica que había derivado dos meses atrás en los Pactos de la Moncloa, y marcó los que serían los objetivos de CEV en sus primeros años: consolidar la nueva organización, mejorar la imagen social del empresario, hacer oír su voz y estrechar la relación con las centrales sindicales, con el resto de entidades económicas y empresariales y con cualquier otro estamento económico y social

La confederación celebró sus primeras reuniones con la Cámara de Comercio, el Ateneo Mercantil, el Instituto Social Empresarial, el Instituto de Promoción Industrial y toda una serie de organismos que determinarían las relaciones futuras de la organización. La CEV trató de establecer una coordinación con todas las entidades económicas valencianas.

En noviembre de 1985, la confederación participó en el 'El Día de la Empresa Española', congreso nacional de empresarios organizado por la CEOE, que acogió a miles de empresarios de toda España. La intervención de Iborra se recuerda "contundente", cuestionando la eficacia de la política fiscal del Gobierno y alertando sobre la pérdida de competitividad de la economía nacional respecto a los países europeos con los que España aspiraba a codearse.

En enero de 1986, la polémica provocada por una denuncia anónima de irregularidades en la contabilidad de uno de los negocios de Iborra forzaron al presidente a presentar ante la Asamblea General la dimisión irrevocable de su cargo como presidente de CEV. Sus coetáneos aseguran que sus ideas innovadoras le granjearon un cierto número de enemigos que pudieron estar interesados en retirar a Iborra del cargo mediante tal acusación.

Le relevaría en el cargo Pedro Agramunt, con un perfil más cercano a la política que al empresariado. Las críticas al modelo de Administración rígido y burocratizado, a una legislación laboral desfasada y a una política fiscal que no ayudaba al ahorro y la inversión, centraron sus intervenciones como presidente de la CEV. Basó su mandato en la integración de los empresarios de la Comunitat Valenciana en un proyecto común, y en el fomento de la unidad empresarial y profesionalización de la propia organización.

Un mes después de celebrarse la Cumbre de Orihuela en 1989, Pedro Agramunt presentó su dimisión ante la junta directiva de la confederación para asumir la presidencia del Partido Popular de la Comunitat Valenciana.

EL SECTOR INMOBILIARIO GANA TERRENO


En mayo de 1989, el constructor José María Jiménez de Laiglesia fue proclamado presidente de la CEV. Las líneas maestras de este nuevo período de la CEV fueron la disciplina exigida para mantener la unidad de la confederación, la regionalización de las instituciones y la actuación conjunta con otras entidades económico-empresariales.

De los años que transcurrieron en su mandato, entre 1989 y 1997, destacan la creación de CEPYMEV, la ampliación del Puerto de Valencia, la ley de Puertos, la Ley del Suelo o el apoyo a la internacionalización. En esta etapa se constituyó la Comisión de Comercio y, conjuntamente con la Cámara de Comercio, se creó una asociación temporal para la rehabilitación del centro histórico de Valencia. Fue también en este período cuando se adjudica a la CEV el edificio de Hernán Cortés y se rehabilita el Palacio de Conde de Carlet, actual sede de la Confederación, y cuando surge, a iniciativa de la CEV, Valencia Turismo Convention Bureau, bajo cuyo paraguas nacería del actual Palacio de Congresos.

La CEV desplegó una importante actividad para preparar a las empresas ante el reto de la internacionalización. Jiménez de Laiglesia defendió también la integración de los empresarios y sus organizaciones en la sociedad civil, impulsando la constitución de la Fundación para la Formación, Estudios y Convivencia Manuel Broseta. Bajo la presidencia de Laiglesia el prestigio social e influencia de la organización aumento considerablemente.

En 1997, tras la sonada dimisión de Laiglesia por diversas polémicas sobre asuntos asuntos de financiación de la CEV, Rafael Ferrando le relevó en el cargo tras ganar los comicios. Los primeros esfuerzos del nuevo presidente se dirigieron a tratar el problema de la formación y sus fondos. Para ello promovió las audiorías anuales de todos los fondos que gestionara la organización.

Una de las prioridades de Ferrando, el fortalecimiento de la organización de pymes, se materializó dos años después, en 1999, con la reestructuración de CEPYMEV en cuatro áreas de actividad. Ese mismo años se constituyó la nueva organización autonómica sobre la base de la modificación estatutaria que anulaba el principio de alternancia de sede y presidencia entre las organizaciones provinciales. Ferrando resultó elegido también presidente de CIERVAL, compatibilizando sendas presidencias durante 6 años. Ferrando obtuvo el reconocimiento nacional al peso del empresariado valenciano con su nombramiento como vicepresidente de la CEOE en febrero de 2002.

INDEPENDENCIA Y TRANSPARENCIA

El actual presidente, José Vicente González, elegido por unanimidad, es también uno de los más valorados. Descrito por diversas fuentes empresariales como "una empresario brillante, reivindicativo y luchador con las necesidades del empresariado".

Dos meses después de acceder a la presidencia de la CEV, González presentaba el borrador del Código de Buen Gobierno, aprobado posteriormente por la Junta Directiva. Además de exigir a los empresarios compromiso con la organización, aprovecha para buscar su propio espacio en la sociedad valenciana y despejar algunas dudas que hubieran podido producirse a lo largo de sus 28 años de historia. En este código la CEV convierte "la independencia" en uno de sus principios básicos de actuación. En definitiva, la independencia y la transparencia, serán o pretenden ser dos de los sustantivos que definan la presidencia de José Vicente González.

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