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VALENCIA. El secretario general del PSPV, Jorge Alarte, ha arremetido contra las estructuras "caducas" -así consideradas por su entorno- del partido y ha decidido afrontar una refundación en toda regla de la formación socialista. La reestructuración va más allá de la renovación de los nombres, también está acometiendo un profundo cambio en los planteamientos que llevan proponiendo desde su partido en las dos últimas décadas. Ahora sólo falta ver cuál es el veredicto que dictan las urnas.
Justo ahora se cumplen tres años desde que Jorge Alarte, en la presentación formal de sus aspiraciones, anunciara -con el consiguiente revuelo- que Joan Lerma, Carmen Alborch, Antoni Asunción y Ciprià Ciscar eran "el pasado". Tras atravesar un proceso precongresual en el cual todavía mantuvo ciertos equilibrios, se lanzó, tras alzarse con la secretaría general, a una carrera por el control orgánico a través de la renovación.
Ahora, a menos de dos meses de las elecciones autonómicas, se aprecia la ruptura absoluta con gran parte de los axiomas que le precedieron. Para empezar, Alarte ha esgrimido -como suele hacer el PPCV- las señas de identidad valencianas: se muestra en su cartel de precampaña ‘Somos Más' con los colores de la senyera. No una senyera muy grande ni visible, pero ahí está. Algo impensable en tiempos pasados.
Otro debate identitario en el pasado recayó sobre las siglas. Impulsado desde la dirección federal del partido y con el apoyo de Leire Pajín, se votó sobre si se cambiaba el Partit Socialista del País Valencià (PSPV) por el Partit Socialista de la Comunitat Valenciana (PSCV). Ganó la primera opción, pero no obstante, Jorge Alarte comenzó a utilizar la marca comercial de ‘socialistes valencians'.
La cosa no queda ahí: cercanos al líder del partido apuestan por que "algún día" suene el himno regional tras los grandes mítines o actos. "Si llegamos a eso, a más de uno de la vieja guardia le dará urticaria", ironizan desde el entorno del secretario general. El himno, sobre todo la letra, es motivo de discrepancia desde hace años en el PSPV aunque, curiosamente, su instauración salió adelante gracias a Joan Lerma.
Alejamiento de Zapatero, corrupción, agua e internet
La receta del candidato socialista también pasa por poner tierra de por medio con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. "No es algo personal, será un jefe del Ejecutivo valorado cuando pasen los años y, con perspectiva, se analicen sus logros en políticas sociales. Pero ha tenido la mala fortuna de lidiar con una crisis que no provocó y se ha visto obligado a tomar muchas decisiones impopulares", recalcan fuentes de Blanquerías.
"El debate nacional repercute mucho y se va a notar tanto en las elecciones autonómicas como locales. Si el presidente del Gobierno tiene buena prensa y el momento es boyante siempre arrastra votos. Ahora, por el contrario, municipios que podrían decidirse por la inercia positiva de la acción del Ejecutivo central, restarán votos", señalan fuentes socialistas de la provincia.
En esta línea de actuación, desde Blanquerías van a defender la independencia de la federación valenciana. "Como ha sucedido en el pasado, nadie va a volvernos a arrinconar. Si tenemos que posicionarnos en contra de las prospecciones petrolíferas o defender el Tajo-Segura lo vamos a hacer sin ambigüedades", subrayan fuentes del entorno de Alarte. De esto se han visto muestras en los últimos meses, aunque desde Blanquerías también han debido ceder en situaciones como el transfuguismo en Benidorm, si bien la influencia de Leire Pajín en este asunto fue determinante.
Entre las acciones estratégicas de Jorge Alarte, seguirán figurando los ataques ante la corrupción. No obstante, su discurso ha perdido algo de fuerza por la acusación de encubrimiento contra el portavoz parlamentario socialista, Ángel Luna, que le hará sentarse en el banquillo próximamente. Eso sí, el PSPV tendrá la posibilidad de atacar ferozmente con la audiencia a la que deberá enfrentarse antes de las elecciones el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, por la causa de los trajes y en la que se decidirá si se abre juicio oral contra el jefe del Consell.
Otra piedra angular del PSPV en esta campaña será su posición fijada con el agua. Tras años escondiendo la cabeza frente al acoso discursivo del PPCV invocando el trasvase del Ebro, los socialistas se han decidido a defender firmemente la transferencia hídrica del Tajo-Segura. Mientras, los populares valencianos sufren ahora el dilema de no desairar al PP aragonés y manchego. Habrá batalla.
"El problema no es nuestro mensaje, es transmitirlo y llegar a la gente". Este argumento se repite en cualquier charla con dirigentes socialistas. Jorge Alarte, según apuntan desde su entorno, va a potenciar al máximo su presencia en Internet -un ejemplo es TeleAlarte- cuyo debut cosechó más de 5.800 reproducciones hasta el momento en la página de Youtube.
Toda una serie de cambios y variaciones en la manera de actuar por parte del secretario general de los socialistas valencianos que lucha por dejar atrás la herencia que dejó Joan Lerma. "Nadie dijo que fuera fácil", comenta un dirigente municipal. Los cercanos al líder socialista son realistas y saben que la victoria es muy difícil, pero confían en el porcentaje de indecisos.
"Nuestros sondeos dicen que hay mucha gente que cree que Camps no debe repetir, el reto es conseguir que vuelvan a ver al PSPV como la opción de referencia", señalan. Pese a su optimismo, son conscientes de que si los resultados no son buenos habrá tensión en el partido, aunque aseguran estar "preparados" para ello. "El proyecto de Jorge Alarte es de largo recorrido y para ello hay que alejar el pasado", sentencian desde Blanquerías.
Y, exactamente, a esta gente de los "socialistas valencianos", ¿qué parte del programa ideológico del PP les parece inadecuada?
El problema no está en la antigua militancia, Lerma, Alborch, etc. El problema está en la mediocridad de sus sucesores. A mí no me parece que Alarte y Luna sean la vanguardia que necesita el PSPV. Y si siguen con el discurso de la corrupción van a perder todavía más. Contentará a sus acólitos pero no ganará votantes por otro sitio porque los valencianos no son tontos y cuando miramos no vemos a nadie condenado de nada, al contrario, el único que de momento sabemos que va al banquillo es Luna.
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