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No es inversión extranjera todo lo que reluce

JORDI PANIAGUA SORIANO (*). 28/03/2011

VALENCIA. Leo con agradable sorpresa que la inversión extranjera directa (IED) en España aumentó un 41,5 % en 2010, hasta alcanzar los 23.415 millones de euros, según de los datos "analizados" por Invest in Spain, del Ministerio de Industria.

Un aumento de la IED tan espectacular en el último año parece una de las pocas noticias positivas en lo económico. Las políticas económicas encaminadas a atraer inversión a España estarían dando sus frutos. Incluso el titular de la noticia publicada en este medio sorprende: "Desconfían de España, pero invierten en ella". El Sr. Ministro ya tiene argumentos para ir de gira por EEUU.

Estos magníficos datos nos harían incluso replantarnos los fundamentos teóricos de la IED: en España la IED ha dejado de depender cíclicamente del PIB (que anda por los suelos). Se ha encontrado una fórmula magistral para aumentar la inversión extranjera y con ello la confianza de los inversores hasta cuotas desconocidas. Pobre Jan Tinberger, primer premio Nobel de Economía en 1969, al ver que su ecuación de gravedad del comercio internacional ha encontrado una excepción ibérica. Ya desafiamos los elementos una vez en la historia, ahora retamos incluso a Newton.

En España, la IED no sólo ha aumentado un 41,5%, sino un 174,24%, según la Subdirección General de Inversiones Exteriores. Pero ese espectacular aumento se debe exclusivamente a inversiones no productivas, provenientes de Empresas Tenedoras de Valores Extranjeros (ETVE). Las inversiones productivas, las que crean riqueza y empleo, han descendido un 4,99% en 2010.

Se puede observar, efectivamente una "fuerte recuperación de la IED", pero en cambio las pobres estadísticas torturadas perdieron en el camino "todo su rigor". Lo positivo es que no habrá que reescribir todos los manuales de economía internacional, con una pequeña matización en la nota de prensa habría sido suficiente.

Los esquimales tienen más de treinta palabras intraducibles para decir nieve. Los valencianos, otras tantas para la naranja. Y los economistas, unas diez para decir inversión. Todas significan renunciar a un beneficio inmediato por una ganancia futura. Llamamos inversión tanto a comprar unos terrenos, construir una fábrica, contratar a 400 personas y construir coches, como a adquirir acciones de Ford en Wall Street o a consolidar en España las cuentas de filiales extranjeras por los beneficios fiscales del holding. Como diría Orwell unas son más inversiones que otras, ya que no todas tienen el mismo efecto sobre la economía local.

¿Y Valencia? Sería motivo de otra reflexión el descenso de un 72% de IED productiva en la Comunitat en el año 2010. La Comunitat estaría fuera de los puestos de la Champions, pero se clasificaría para la UEFA, en una sexta posición.
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Jordi Paniagua Soriano es profesor de Econometría en la Facultad de Estudios de la Empresa de la UCV

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4 comentarios

Joaquin escribió
30/03/2011 09:38

Que sorpresa! Manupulación de datos a cargo de los organismos publicos! Como dice la cancion; depende del cristal con el que miras, todo es horrible o terriblemente bello.

Alejandro escribió
29/03/2011 17:54

Muy interesante! Gracias.

Natalia Villora escribió
29/03/2011 07:16

Un artículo con argumentos excepcionalmente claros y sobre todo bien explicado para profanos. Enhorabuena

salvador perez moreno escribió
28/03/2011 15:11

¿A qué puede deberse este brutal descenso en nuestra comunidad? ¿Hay alguna solución? ¿tienen nuestros politicos algo de culpa?

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