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Anden o no anden, los grandes eventos se llevan el voto

VÍCTOR JIMÉNEZ. 27/03/2011 Ocupando el segundo lugar tras Cataluña en la lista de las regiones más endeudadas, la Comunidad Valenciana ha acumulado la escalofriante cifra de 17.600 millones de euros en números rojos. Sin embargo, cuando se acerca la época de elecciones, la economía parece preocupar poco a tres millones y medio de votantes

LONDRES / VALENCIA. De paseo por el edificio 'Veles e Vents' en el puerto que fue sede de la 32 America's Cup en 2010, sus terrazas encaladas ofrecen una vista panorámica sobre mucho de lo que hoy en día define Valencia. Desde el esplendor del Mediterráneo a la decrepitud financiera, la luz cruda del sol descubre el espejismo, una inversión de 2.800 millones de euros, de los que visitantes y turistas ayudaron a recuperar un mero 4,5%.

Sólo durante los últimos doce meses, la deuda pública de la Comunitat Valenciana ha aumentado a un ritmo de 9,14 millones de euros al día; eso, a pesar de haber entrado con éxito en la historia de la competición más antigua entre los yates de las mayores fortunas del primer mundo, así como en la legendaria red de circuitos de la Fórmula 1. En efecto, la mejor descripción del segundo mandato del presidente Francisco Camps podría ser de exuberantemente ambiciosa.

El Diari Oficial publicará este martes 29 la fecha oficial para las elecciones regionales: el 22 de mayo, los valencianos tendrán la oportunidad de mirar a través de los remolinos de los últimos y próximos torneos internacionales y de revisar algunos balances. Lo más probable, en cambio, es que vuelvan a confirmar a Camps en su puesto actual.

CUATRO AÑOS MÁS

En el momento de escribir estas líneas, el candidato del PP a la reelección disfruta de una ventaja de 25 puntos contra Jorge Alarte, su rival y líder del PSPV-PSOE. Esto significa que el presidente Camps ampliaría su confiada mayoría actual de 54 con seis escaños más entre los 99 de las Corts. La semana pasada, las encuestas de GAD estimaban la pérdida de los socialistas entre 115.000 y 160.000 votantes, en comparación con sus resultados en 2007.

Paco Molina, secretario general del sindicato Comisiones Obreras (CC OO), dice que "las cuentas de la Generalitat son una ficción, la Administración del PP estaba en deuda incluso en los días dorados del boom de la construcción. La política de los ‘grandes eventos' no ha conseguido más que agravar nuestras fatigas económicas".

Podría estar en lo cierto, y en el PSPV a menudo se han hecho eco de la misma crítica desde la oposición, a la que se han visto reducidos durante 16 años. Pero cuanto más se culpa al "discurso político triunfalista" de Camps de las dificultades por las que atraviesa la economía valenciana, más fuerte es su atractivo popular.

Según datos del Banco de España, las finanzas públicas valencianas acumulan la desmedida cifra de 17.600 millones de euros en deuda, después de un aumento del 22,7% en un año ─las comunidades autónomas han alcanzado la barrera del 31,7%, que de alguna manera eleva el retrato de la Comunitat a una categoría épica. No obstante, 1,1 millones de personas emitirían su voto en nombre del PP, 270.000 más que los que prefieren apoyar a su contrario, Alarte.

NÚMEROS DE LOCURA

El martes 22, Correos suspendió sine die los servicios de recogida en los tribunales de justicia en una de ls ciudades del reino de Camps, Castellón. La razón es que los impagos de la Generalitat con esta empresa estatal giran en torno a los 30 millones de euros, ha denunciado CC OO (días despuès, la Generalitat se ha apresudrado a cerrar esa vía de agua).

Los números están cercando a la Generalitat Valenciana. En 2007, prometió que las celebraciones de la Copa América crearían casi 38.000 nuevos puestos de trabajo y inyecciones de capital por valor de 150 millones de euros procedentes de inversores extranjeros. Un año ha pasado desde la última edición, que tuvo lugar de nuevo en Valencia, pero el desempleo es el único sector que registra crecimiento: con un total de 415.091 parados, el hundimiento del PIB bajo una contracción de un 0,6%, o cinco décimas por encima del retroceso general en España, ha dejado a 172.937 personas sin trabajo sólo desde febrero de 2010.

La historia de los 5,4 km del circuito urbano Fórmula 1, conocido como Grand Prix Europe, no es una excepción en este drama con más barro que cañas. Su comienzo en 2008 fue fresco, con alquileres en la primera línea de pisos de hasta 8.000 euros por semana. En junio, de este año sin embargo, sería una suerte llegar a cobrar 1.500 euros. Y el Ayuntamiento de Valencia, bajo la vara de la alcaldesa Rita Barberá, paga a la organización de Fórmula 1 cada año 30 millones por el privilegio.

Además, su augurado 'efecto imán' en la industria del turismo ─estas son las palabras exactas del presidente Camps─ son casi invisibles. Este año, el presupuesto de la delegación valenciana para ferias de turismo internacional ha caído un 14% y se ha cancelado su participación en Dinamarca, Suiza y Hungría.

NO ES LA ECONOMÍA, TONTO

Recientemente, al comentar los niveles de la deuda pública, la socialista Cristina Moreno ha advertido de que podría haber "más facturas escondidas en algún cajón". Por desgracia para su partido, hasta ahora, ésta ha sido una estrategia contraproducente.

Cuando el presidente Camps hace cuatro años compartió sus sueños de futuro con sus compatriotas, los socialistas valencianos exhortaron con impaciencia al electorado a que no le creyeran, porque los planes del gobierno del PP trazaban una hoja de ruta directa hacia la catástrofe financiera. Al fin y al cabo, debían saber bien de qué hablaban ya que durante sus 13 años de gobierno, los socialistas valencianos nunca intentaron modificar el sistema fiscal autonómico por el que sufrimos un déficit anual de 6.400 millones ─los cálculos se dieron a conocer públicamente por el Gobierno central en 2005.

Lo que el PSPV logró en las pasadas elecciones con sus críticas veladas o manifiestas a la ristra de grandes eventos del PP, ha confundido al primer partido de la oposición desde entonces: un 4% menos de apoyo. Por el contrario, Camps obtuvo en 2007 el 11,4% más de votos que en 2003, y el 12% más de asientos en las Corts Valencianes. Sin duda, los valencianos son soñadores.

Pero las ilusiones se convierten fácilmente en delirantes a menos que los hechos las sustenten. El gobierno Camps marcó sus preferencias cuatro años atrás y ahora se enfrenta a un presupuesto que dedica más dinero al servicio de la deuda, 678 millones de euros, que a bienestar social, 673,4 millones de euros. La capacidad de corrección es ya débil. En 60 días, será el momento para que los votantes tomen sus decisiones: su margen de maniobra no es mucho más amplio.

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1 comentario

Deme escribió
30/03/2011 12:20

El partido socialista en Valencia tiene varios problemas: la esperanza de recuperación no pasa por fijarnos en su hermano mayor, es decir, el PSOE nacional. Han basado su discurso en la corrupción, quizás conscientes de que el escándalo bien llevado es lo que da votos. Muchos de esos cientos de miles de personas que están perdiendo se acuerdan de manipulaciones anteriores, Prestige, 11M, vídeos de dóbermans, filtraciones a la prensa en momentos claves, etc. Además, no es por nada pero miramos por todos los rincones de la Comunidad y no hay nadie condenado de nada. Aseguro que ya hay muchas personas que les molesta la otra cara que hay detrás para conseguir el poder y el royito mediático cansino ante una falta de contenidos. Y por último la mediocridad de los políticos socialistas valencianos que no atraen para nada. Necesitan un mejor líder que lo que tienen. Sí lo de los eventos y su coste está muy bien pero aviso que todavía estamos en fase de recuperación de la inversión y esos acontecimientos no se hicieron para 2 años. Recuerdo también que las políticas macro de empleo, impuestos y otros ingresos la tiene el Estado que es el que los recoge y luego financia. Pues bien, es muy sabido que a la Comunidad se le financia en razón a 1 millón menos de habitantes y el caballo de batalla reclamado durante años es la población que se incrementa de extranjeros de un turismo largo que utilizan nuestros servicios y sobre todo la sanidad y que no se ha contemplado en tal financiación. Se quedarían asombrados si supieran la cantidad que supone esto. Eso no es obstáculo para que todos reconozcamos que hay que solucionar en general en todas las CCAA y el Estado el grave déficit que tenemos.

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