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Mónica Frassoni: "Detesto el poder basado en amiguetes, incompetencia y en el derecho a crecer si eres amigo del jefe"

26/03/2011 Entrevista con la presidenta del Partido Verde Europeo
VALENCIA. Aunque nació en Veracruz (Mexico, 1963), creció en Italia donde conoció a gente tan interesante que le llevo a cambiar las bambalinas del teatro por la política. En 1983, Mónica Frassoni entró en el movimiento federalista que le llevaría a Europa y al ecologismo político. Hoy preside el Partido Verde Europeo. Sus frases le preceden, como comparar la violencia machista con la muerte del toro o, recientemente, asegurar que la mejor manera de gestionar los residuos nucleares es dejar de producirlos. Asegura que practica con el ejemplo aunque es tolerante y no obliga a su familia a practicar "lo verde", ni se lanza sobre una señora arropada en un abrigo de pieles. En política dice que no hay angelitos y en la Unión Europea menos. "Se hace política y como aquí, se entablan batallas con cuchillos afilados".

 

-¿Berlusconi le quita el sueño?
-Me quita el sueño el 'berlusconismo', todo lo que se mueva alrededor de él y el tipo de poder que se ha creado en Italia basado en los amiguetes, la falta de competencia, el dinero y el derecho a crecer empresarialmente si eres amigo del jefe.

-Usted comparó una vez la muerte del toro con la violencia machista. ¿Entonces invitamos a Berlusconi a una corrida?
-No lo sé, creo que le son indiferentes los asuntos taurinos. A él lo único que le gusta es quedar bien. Si habla con un torero, admirará su arte y alabará su profesión; si habla con un antitaurino seguramente le reconocerá su problema y le prometerá soluciones.

-¿Esta manera de ver las cosas es contagiosa?
-Es una manera que también se ve aquí en Valencia aunque no llegan al nivel de Berlusconi con su harén de niñas. Pienso que estamos ante un problema de berlusconización de Europa y populismo inconcluyente muy a la moda bling-bling tras el que se esconden poderes económicos fuertes. Se puede ver en Sarkozy y en otros políticos europeos. Es una manera de hacer política, controlar los medios de comunicación y gestionar el poder económico favoreciendo a unos actores económicos sobre otros.

-¿Con qué puede compararse este estilo de hacer política?
-A mi me recuerda la caída del imperio romano. Este tipo de sátrapas han existido en toda la historia de la humanidad.

-¿Cuál sería el antídoto para regenerar la democracia?
-En Italia se conseguiría retomando la movilización social y ciudadana. Supongo que aquí también. En todo caso también es necesaria la regeneración de los partidos tanto de la oposición italiana como los progresistas del Gobierno español.

-¿El ecologismo político es una solución?
-Esta es una corriente de pensamiento que une lo mejor del liberalismo democrático con lo mejor del socialismo, pero da un paso más allá vinculando la política con el medio ambiente y el planeta. Entendemos que los recursos económicos son limitados por lo que no sólo nos tenemos que ocupar de nuestra generación sino también de la que nos sigue.

-¿Hay suficiente conciencia social?
-Para nosotros es un reto salir, buscar consenso y ganar. No somos una secta, ni unos iluminados. En Alemania y Francia hay mayor asimilación social en temas ecológicos debido al sistema educativo y a los medios de comunicación. Por ejemplo, cinco de cada diez anuncios proponen productos ecológicos, coches, lavadoras... La opinión pública reconoce un valor en temas ecológicos. En Italia cuando vendes un coche tienes que decir que corre más, en Alemania lo vendes diciendo que consume menos.

-¿Entonces el ecologismo político se vende?
-Sí, pero el ecologismo político parte de la persona y del reconocimiento por parte de cada uno de la parte de responsabilidad que le corresponde y de sus ganas de participar. Si solo quiero dar el poder al que manda y me despreocupo es difícil que le convenza para que haga las cosas bien. En nuestro caso es más difícil porque pedimos el voto para construir una sociedad diferente a la que tenemos hoy.

-¿Es más fácil convencer a las generaciones que han crecido acunadas por el valor del dinero?
-Hay muchos jóvenes que no están en esa línea y militan en organizaciones solidarias y movimientos sociales. Ese es un tejido importante para el ecologismo político y después hay que crear alianzas con el mundo económico. Esto es clave. Existe un mundo empresarial, que es el mismo que se opone duramente a los ataques contra las renovables, y que es creador de empleo. Si uno sabe que actualmente tres millones y medio de empleo dependen en Europa de la economía verde y que la tendencia es doblar esa cantidad comprendes que la capacidad de alianzas entre Los Verdes y la industria del mundo productivo es fundamental.

-¿Qué pasa en la izquierda?
-Que tendrá que cambiar de mentalidad. En mi caso no provengo ni del mundo comunista, ni del socialista, por lo que este discurso verde no me extraña. Pero es sorprendente que a muchos de mis compañeros el hecho de hablar con multinacionales les parezca raro, cuando son necesarias las alianzas para poder cambiar la realidad.

-¿Por qué en España la unión de Los Verdes está tan verde, y disculpe el chiste fácil?
-Hoy en día está menos verde, pero sigue sin madurar. De entrada porque el entorno electoral es reticente a la emergencia de una tercera o cuarta fuerza política. Y también por cuestiones personales. Es muy habitual la creación de partidos políticos pequeños que una vez asentados empiezan a pelearse. Esto en España era el pan nuestro. Curiosamente casi todos los que se peleaban eran hombres. Es un elemento muy 'macho' lo de pelearse cuando no se está de acuerdo en algo. Ante un desacuerdo hay dos salidas. Se buscan acuerdos o se van y montan otro grupo. La conclusión es que aparecen muchos partidos pequeñitos que con el tiempo desaparecerán, pero todo el mundo existe. Estas diferencias personales y cierto sectarismo ideológico ha frenado el ascenso de un partido como Los Verdes, por ejemplo.

-¿Cree que la corrupción y aferrarse al poder es una característica en los actuales parlamentos democráticos?
-Es una característica más fuerte en los entornos locales y autonómicos. La única manera de controlar la corrupción es cambiar de gobierno de vez en cuando. A mí me parece que el PP no puede resolver esta cuestión porque suelen trabajar aplicando márgenes de comisiones en sus negociaciones con poderes económicos y tiene un concepto del poder muy paternalista, sobre todo a nivel local, lanzando mensajes a los ciudadanos de "no te preocupes tu, que ya me preocupo yo". Esta actitud es mucho más fuerte en la derecha española que en otros países.

-¿Y en este juego dónde aparecen ustedes?
-Si con los dos partidos existentes no ha salido nada nuevo es necesario instaurar una tercera fuerza que rompa este juego de corrupción y poder y les obligue a cambiar. Si el Partido Verde emerge en España será difícil llegar a alianzas con el PP, si las queremos tendrán que ser con el PSOE, pero éste tendrá también que cambiar y ser menos personalista.

-¿Volverá una mujer a presidir el Parlamento Europeo?
-Ha habido dos, Simone Veil en 1979 y Nicole Fontaine en 1999. Actualmente hay un 35% de mujeres en el Parlamento con voz en muchas comisiones, pero todavía queda mucho por hacer.

-¿La Unión Europea es un dechado de virtudes?
-En la Unión Europea no hay angelitos. Se hace política y también como aquí hay batallas con cuchillos afilados.

-Entonces, ¿todos los políticos son iguales?
-No. Pensar que todos los políticos son iguales a los únicos que beneficia es a políticos como Berlusconi o Camps.

-¿Cuándo usted habla de economía ecológica, cree que se la entiende?
-No. Creo que mucha gente piensa que es sólo pintar de verde lo que existe. Por eso me gusta más hablar de Green New Deal (nueva etapa verde) que de economía verde tal cual. En el primer caso se tienen en cuenta muchos aspectos y las decisiones se acuerdan en grupo.

-¿Como líder de los Verdes europeos practica en su hogar con el ejemplo?
-Claro. Sin exagerar porque nunca he sido radical. No tengo coche, pero viajo en avión porque me tengo que desplazar. Reciclo. Me debato con los miembros de mi familia para instaurar más energía verde en el hogar... Lo que no me gusta es predicar, ni juzgar. Trato de ser tolerante con los demás. Obviamente si veo a una señora con muchas pieles encima le digo algo, pero sin sodomizarme en público ni rasgarme las vestiduras. Ahora el movimiento Verde tiene otro objetivo y es convencer con datos en la mano.

-¿Qué le impulsó a estudiar política?
-Tenía que escoger entre política y teatro, y elegí la política porque me parecía más útil. Estudié idiomas y un día me crucé con un amigo que estaba buscando gente para el movimiento federalista europeo. Así empecé. Me encantó porque no se hacía política de partido. Los partidos siempre me parecían aburridos, llenos de hombres, con muchas normas y preferí el movimiento social europeo. Años después, en Bruselas, entendí que la transformación ecológica en el mundo llegaría por la unión.

-¿Su político preferido?
-Me siguen gustando Obama y Hilary Clinnton. También Daniel Cohn-Bendit, uno de los líderes de mayo del 68.

-¿Y cuándo no habla de política...?
-Disfruto con muchas cosas. Me encanta bailar y cantar. Hasta hace poco cantaba en un grupo de música africana y ahora hago deporte. Me gusta el cine, viajar y... lo que hace la mayoría de la gente.

-¿Cree que se avecinan más cambios o más crisis?
-Vienen cambios. Tenemos que cambiar la sociedad a mejor. Estoy convencida que una sociedad ecológica es una sociedad más contenta y feliz, aunque aquí en España todavía no les hemos convencido. El ecologismo político no entiende al hombre ni a la mujer como seres desligados de su entorno.

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