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VALENCIA. El mundo al revés. El fútbol español podría parar su actividad en la primera semana de abril. La convocatoria no proviene, como hubiera sido de esperar, del colectivo de trabajadores- es decir, los futbolistas- sino de la patronal, agrupada bajo las siglas de la Liga de Fútbol Profesional. Desde que en la primavera del 79 se viviera la primera huelga en la máxima categoría con motivo de las reivindicaciones laborales del por entonces incipiente sindicato de jugadores, se han sucedido algunas jornadas de paro, mientras que hubo precedentes que no pasaron de amenazas finalmente resueltas por la vía de la negociación. Hay que remontarse hasta los primeros compases de la campaña 84-85 para encontrar el último fin de semana sin fútbol en España.

La novedad de esta situación radica en su origen: nunca los clubes habían llegado tan lejos a la hora de exigir a la Administración del Estado una petición como la presente. Sin embargo, la unidad no es total, más bien la división interna resulta elocuente. Casi un tercio de los clubes de primera no están de acuerdo con ese planteamiento y han mostrado su disconformidad con el paro planteado.

Algunas entidades de cierto peso específico como el Sevilla, Athletic de Bilbao, Zaragoza, Real Sociedad o Villarreal ya han dicho que su intención es la de jugar sus partidos e incluso llegar a los tribunales si hiciera falta. Sin embargo, los horarios son fijados por la Liga que es la convocante del paro, y ningún club puede acudir a disputar un encuentro si no se le indica cLas consecuencia de la huelga, en caso de producirse, serían tremendas porque supondrían una grave alteración de la temporada, cuyo calendario apenas admite modificaciones debido a que en su tramo final coincidenon anterioridad el día y la hora. El conflicto está servido.

 el desenlace de los torneos domésticos, liga y copa, con el de los continentales, Champions y Europa League, y por si faltaba algo, la primera semana de junio está reservada para las selecciones nacionales.

El caballo de batalla de este asunto es la supresión del tradicional encuentro televisado en abierto. Sin embargo, recientemente se aprobó una normativa en materia audiovisual en la que se incluía esta transmisión, sin que nadie mostrara su desacuerdo y oposición como sucede ahora.