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Portero de noche

Línea de fondo / PACO LLORET. 21/03/2011 "Lo cierto es que los valencianistas no han ganado ninguno de los últimos cuatro partidos jugados como local, una cifra que invita a la reflexión y, a su vez, explica porque el personal anda de capa caída desde la noche del Schalke..."

VALENCIA. Mestalla vivió una noche de resaca fallera. Quemados los monumentos, desarmadas las legiones pirotécnicas, desmontadas las inmensas carpas, quedaba por asistir al reencuentro del Valencia con su afición. Después de la frustración producida tras la eliminación europea y el descalabro de Zaragoza, una duda flotaba en el ambiente: cuál iba a ser la reacción de la afición. No hubo una protesta masiva, algunos pitos por encima de los tímidos aplausos. El personal aún estaba digiriendo los buñuelos con chocolate. Además, al Sevilla se le tenía ganas y no se lo iban a poner fácil desde la grada.

Hubo dos partes bien diferenciadas, la primera, para olvidar. La segunda, sin embargo, fue vibrante e intensa dentro del caos habitual. El arbitraje rayó la incompetencia absoluta, pero al Valencia se le fue el partido de las manos porque se encontró delante con un portero que hizo el partido de su vida. Se llama Javier Varas, tiene ya 28 años y apenas ha jugado en primera.

Por fin ha logrado su objetivo: destronar a Palop y, de paso, hacerse al amo de la portería en su equipo. Anoche en Mestalla, protagonizó un recital. Sus intervenciones prodigiosas evitaron que los de Emery salvaran la tercera posición que ahora ocupa el Villarreal, próximo visitante del feudo valencianista.

La decepción final fue mayúscula. Los aficionados se batieron en retirada compungidos. La frustración se adueñó del ambiente. Entre que al Valencia no le pitan un penalti a favor ni por casualidad, ni sus delanteros fueron capaces de batir al cancerbero andaluz después de múltiples intentos, los incondicionales abandonaron Mestalla antes de hora mascullando su impotencia y lamentando tanto error.

Lo cierto es que los valencianistas no han ganado ninguno de los últimos cuatro partidos jugados como local, una cifra que invita a la reflexión y, a su vez, explica porque el personal anda de capa caída desde la noche del Schalke. Por cierto, el gol de la victoria sevillista lo marcó Rakitic, que hasta hace un par de meses jugaba en el club alemán.

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