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De candidato mediático a rehén de la burbuja ‘morenista’

X. AGUAR / Foto: EVA MAÑEZ. 26/02/2011 El otrora imberbe alcalde se ha transformado, tal vez contagiado por su jefe de gabinete, Josep Moreno, en un ejecutor de brazo firme. Su aura de afabilidad se ha tornado en un gesto de determinación. En 2008 afirmó: "Lerma, Ciscar, Asunción y Alborch son el pasado". Ahora, está a punto de cumplirlo pero, ¿a qué precio?

-Listas del PSPV:  Pla no entra y Barceló y Tena irán de dos por Alicante y Castellón

VALENCIA. Forjado en la actividad sindical estudiantil, Jorge Alarte (Alaquás, 1973), creció políticamente en la Concejalía de Juventud del Ayuntamiento de Alaquàs (1995-99). Desde allí, se catapultó de forma fulgurante a la alcaldía, donde se asentó durante una década como uno de los responsables locales con mayor proyección de la provincia.

"¿Por qué debe ser secretario general del PSPV Jorge Alarte? ¿Joven y ganador? Lo de joven se le acabará, y alcaldes que ganan hay muchos", comentaba hace unos años un histórico del partido en una charla informal.

No obstante, una de la características principales del actual líder del PSPV es su tremenda ambición. Desde su juventud, cuando era alcalde recién elegido con 26 años, la percepción de los que le conocieron entonces apuntaba a que el paso por el consistorio era solo un escalón más en una carrera proyectada hacia cimas políticas todavía muy lejanas.

El joven alcalde acometió proyectos que le proporcionaron fama y renombre más allá de las fronteras de su localidad, como el logro de la titularidad pública del Palacio-Castillo de Alaquàs o la creación del Festival de Rock de Alaquàs (conocido popularmente como FRA). No tardaron algunos medios en aventurar su futuro al frente de Blanquerías, algo que él negaba con la boca pequeña.

Favorecido por el protagonismo del llamado 'cinturón rojo' de l’Horta Sud, gozó del paraguas de Ciprià Ciscar, aunque terminó a dentelladas con su padre político. Cosas que pasan en el PSPV.

En 2007, después de tres mayorías absolutas en Alaquàs, Alarte miró a Blanquerías. No había improvisación ni espontaneidad en su objetivo. Antes de las elecciones autonómicas buscó entrar como diputado en Les Corts Valencianes. Algo fundamental para poder replicar al presidente de la Generalitat, Francisco Camps, como líder de la oposición. Pero el entonces secretario general del PSPV, Ignasi Pla, no lo permitió. Hoy la situación es la inversa: Alarte deja fuera de la lista al exlíder socialista. Qué ironía.

Jorge Alarte se lanzó. La ambición innata apartó a la prudencia y tras la renuncia de Pla como secretario general (con aquel histriónico asunto de la reforma de su casa) anunció en rueda de prensa su intención de relevarle en el cargo. A partir de ahí, el todavía alcalde de Alaquàs no refrenó sus deseos.

El punto de inflexión en la lucha por ascender fue la rueda de prensa en el Hotel Neptuno: “Lerma, Ciscar, Asunción y Alborch son el pasado”. Casi nada. Pero, a día de hoy, sólo los afines al que fuera presidente de la Generalitat aguantan a duras penas las revolución que Alarte planteó ese 4 de abril de 2008.

Sonrisas y discretos gestos de ánimo hacia el aspirante se apreciaban ese día por parte de los periodistas. A partir de ahí y hasta su victoria en el congreso nacional del PSPV en 2008, Jorge Alarte, disfrutó de un trato inusualmente exquisito por parte de la prensa valenciana, incluida la conservadora. "Es lo habitual cuando eres la oposición de la oposición", subraya un compañero de profesión.

El cambio a la burbuja ‘morenista’
Antes del proceso que le encumbraría como líder socialista, la sociabilidad del aspirante creció copiosamente. Se prodigó en encuentros con periodistas aunque, eso sí, seleccionó cuidadosamente los medios a los que conceder entrevistas. En las distancias cortas, su afabilidad y cercanía hacían comprensible el embrujo que ejercía en militancia e, incluso, en periodistas.

No obstante, los no agraciados con su diligencia empezaron a crecer poco a poco. Los que en otro tiempo fueron atendidos por el entonces alcalde de Alaquàs, ahora se topaban con la barrera de su director de gabinete, Josep Moreno.

Esta situación se hizo más perceptible cuando Jorge Alarte logró la victoria en el congreso del partido. El malestar comenzó a crecer entre los profesionales por la gestión con los medios de comunicación, capitaneada por Josep Moreno. Se produjo entonces el primer caso de choque con periodistas protagonizado por el líder del PSPV. El cada vez menos sereno y cordial Alarte reprendía públicamente a un informador de Ràdio 9.

Medios que simpatizaron con el joven alcalde en el pasado empezaron a revolverse contra él. Los enfrentamientos, a día de hoy, han llegado a puntos insospechados. Josep Moreno escribió, pocos meses atrás, un artículo incendiario en El País refiriéndose a un encuentro (hipotético, imaginamos) con un director de un diario valenciano. Periodistas de medios como El Mundo o Las Provincias critican agriamente en sus blogs al secretario general o a su jefe de gabinete, Josep Moreno.

Enfrentamientos muy duros estos con los medios ante unas elecciones autonómicas inminentes. Alarte se faja para imponer sus listas consciente de que, ante la probable derrota, deberá estar rodeado del mayor número de fieles posible. Los desdeñados por el secretario general del PSPV recalcan que se ha vuelto “implacable” ante el menor atisbo de discrepancia y "rencoroso", y como muestra aluden a los castigos por apoyar al exministro Antoni Asunción. Otros defienden que Alarte  es "dialogante" pero que "simplemente" ejerce su papel de "líder", un papel, es cierto, a menudo ingrato.

El imberbe alcalde se ha transformado en un ejecutor de brazo firme. Su aura de afabilidad se ha tornado en un gesto de determinación. Su eficacia en la gestión local ha mutado en consecución de objetivos orgánicos. Sus probables sueños políticos juveniles han devenido en tangibles puestos de reparto. Y con todo ello, su liderazgo en casi tres años no ha sumado ningún voto.

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2 comentarios

Pepe escribió
27/02/2011 21:03

Alarte ha hecho lo que todos: poner a sus amigos y quitar a los que no lo son. Con el desastre que va a tener el 22 de mayo, así se asegura cuatro años más de cobrar. Y la invisibilidad del que le sustituya cuando lo quiten a gorrazos. Lo demás, les importa un comino y solos los ciegos no ven de qué va el asunto: los ciudadanos pagan y todos estos, incluyendo al de los trajes y los amiguitos del alma, a lo suyo. Que no es otra cosa que vivir sin pegar golpe. Luego que no se quejen de Berlusconi y demás.

Pepe escribió
27/02/2011 19:54

No has descobert res de l'altre món. En Alaquàs ja va fer de les seues. Netejà les llistes dels historics del poble i així s'ha quedat la cosa. Un altre tema és el deute que hem heretat Alaquàs: el més gran d'una població de l'Horta i moltes valencianes. És un candidat perfecte per expoliar les arques públiques... o qui, si no, li pagà la campanya per ser secretari del pesoe? Doncs sí, els ciutadans i les ciutadanes d'Alaquàs. I ací ningú parla....

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