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MADRID. Como no tenía bancos de donde financiarse como hace 28 años y fiel a su estilo, en esta ocasión José María Ruiz Mateos optó por recurrir a la emisión pagares -'bonos basura'- a unos tipos de interés que llegaban a triplicar los estándares del mercado. El objetivo confesado era comprar nuevas empresas o emprender nuevas inversiones; pero su final no era otro, al parecer, que reducir la deuda bancaria de las empresas de la Nueva Rumasa en un intento de seguir pedaleando para no caerse. La Justicia lo determinará.

No tenía en esta ocasión negocios especulativos, siguiendo su vieja máxima de que si un vino no lo vendes hoy, mañana su valor aumentará; pero no pudo aguantar su propio modelo de gestión y la incontinente subida de las materias primas. Al final, parte de sus empresas, incluido el Rayo Vallecano, se han convertido en unas más que han tenido que recurrir a la Ley Concursal, norma a la que en 2010 se agarraron 4.500 empresas españolas y 4.900 en 2009. Y con ello llega la polémica de si el Estado debería haber intervenido para impedir que 5.000 incautos se lanzaran sobre la basura asumiendo el riesgo inherente a todo aquel que quiere recibir un tipo de interés que va del 8 al 10%.

Una vez más, se demuestra que la sociedad civil en España tiene poco músculo o es demasiado acomodaticia y todo lo pone en manos de “papá Estado”. El Estado lo intentó, pero como siempre ocurre, los malos van por delante de la Ley y cuando el gobierno quiso intervenir en los asideros financieros de la Nueva Rumasa, a través de ese inmenso cajón de sastre que es la Ley de Economía Sostenible que lo mismo vale para la “ley Sinde” que para parar los pies a don José María, éste estaba de vuelta y había subido un escalón más para que nadie le pillara los dedos.

Ahora, todos se rasgan las vestiduras y se lanzan con incontenible furia contra el protagonista de la historia, aunque nadie osó decir ni una sola palabra mientras Nueva Rumasa invertía considerables sumas en publicidad pidiendo que el que quisiera ganar buen dinero se uniera a su aventura empresarial. 5.000 aceptaron el reto y parece que se dejaron en el casino cerca de 140 millones de euros. La historia empieza a resultar familiar. El debate se ha enconado sobre si resulta necesario que la regulación llegue al extremo de impedir el libre ejercicio de la actividad empresarial o es suficiente con la vigente estructura jurídica española.

Post-it Bonos basura. Títulos de alto riesgo emitidos por una sociedad o un paíscon baja calificación crediticia. A cambio, suelen gozar de una elevada rentabilidad.. Estos bonos tienen un alto riesgo de suspensión de pagos u otros eventos crediticios adversos, pero típicamente pagan más dividendos que los bonos de mejor calidad para hacerlos atractivos a los inversionistas. Eufemísticamente se les denomina bonos de "alto rendimiento.
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(*) Carlos Díaz Güell es director de la revista Tendencias del Dinero