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El coste de no innovar

JOSÉ Mª GUIJARRO Y JORGE (*). 21/02/2011

VALENCIA. En los últimos tiempos se ha puesto de moda el término "innovación" e "innovar" hasta el punto en el que si una empresa no lo incluye en su estrategia de comunicación y marketing parece estar condenada al fracaso. Realmente, la innovación ha de estar presente en la base de la estrategia empresarial y no como una mera palabra en el lema de la marca.

Las tres famosísimas letras (I+D+I) son las que garantizarán el futuro del desarrollo industrial y de servicios de nuestro PIB. Es decir, los distintos gobiernos nacionales y regionales deben reorientar sus políticas en estas áreas para compensar la pérdida de competitividad que hoy sufrimos. En la actualidad, tenemos un grave problema, pues es en estos momentos cuando más necesitamos el efecto contrario al que se está dando pues el gasto empresarial en I+D cae por primera vez en 15 años un 6,3% y, por otra parte, se aprueban los Presupuestos Generales con una caída para el 2011 de un 7% en I+D.

Ante este panorama, es evidente que la prosperidad y el futuro de cualquier organización depende, ahora más que nunca, de su capacidad de adaptación y de detección de nuevas oportunidades de negocio. Al margen de que las estadísticas que las distintas administraciones difunden nos ponen en un lugar poco ventajoso respecto a otros países -como Suecia, Finlandia, Francia o Alemania-, para colmo de males, el último informe elaborado por el Foro Económico Mundial nos relega nueve puestos más abajo (en concreto al 42) en el Ranking de Competitividad Mundial, debajo de países como Chipre, Polonia, o Túnez.

Además, hay que destacar que mientras en el resto de Europa ya es una realidad la creación de nuevas empresas de base tecnológica, en España aún se está iniciando el camino. Lo que sí es una realidad es que se ha producido una modernización de la organización de la empresa en busca de una mayor competitividad. También se ha reconocido que la Tecnología es uno de los factores que contribuye a esta mejora. Sin embargo, lo que interesa remarcar es que la cultura de la innovación trasciende los límites que marcan tanto los países como las legislaciones, y surge con el objetivo de fomentar e incentivar la innovación en nuestro tejido empresarial.

Por ese motivo, es una falacia identificar innovación con aquello que sigue los criterios de las ayudas que dan las Administraciones. De hecho, innovamos mucho más de que pensamos, aunque no siempre es fácil explicitarlo y visualizarlo. Lo que sucede es que está demasiada extendida la creencia de que las empresas que no poseen grandes recursos, especialmente las pymes, no pueden innovar.

Quizás, la falta de cultura innovadora reside en que normalmente se habla del coste de la innovación en lugar de estimar el coste de la no innovación. Hay que tener en cuenta que en el día a día de las empresas se introducen pequeñas innovaciones de manera constante. Un ejemplo de ello sería la adaptación a nuevos soportes informáticos, la evolución en los formatos de los documentos, los cambios en las estrategias comerciales o a la hora de gestionar proyectos, etc. En ese sentido, es importante hacer partícipe a toda la plantilla en el fomento de la creatividad para aportar valor a los procesos y hacerlos más efectivos. Precisamente, para alcanzar esta meta las pymes deben interiorizar que al sistematizar la innovación en los procesos estratégicos garantizan su competitividad y permanencia en el mercado.

Es indudable, por lo tanto, que la innovación es un ciclo vital de la cadena del mercado, que busca el equilibrio con el resto de los factores. Por eso, sin formación no hay cultura, ni oportunidades; sin investigación el conocimiento muere obsoleto e inservible; sin innovación no hay renovación ni avance; sin avance no hay nuevos productos; sin nuevos productos la competitividad es imposible; sin competitividad el modelo económico no es sostenible...

Por eso, hoy en día, la tecnología, la investigación y la ciencia están más de moda que nunca pues ya se ha logrado popularizar ciertos conceptos antes poco maduros. Sin embargo, este acercamiento puede ser un arma de doble filo pues, en el caso de la innovación, es posible que de lugar a la pérdida del significado real de la palabra y la banalización del término. Que las pymes lleguen a reconocer que su futuro depende de adoptar de manera habitual decisiones acerca de la mejora continua y la innovación es, en sí misma, una buena práctica que augura su consolidación en el mercado.

No hay que olvidar que la motivación es el principal motor de emprendedores e innovadores. Por lo que, en tiempos de crisis, se da el caldo de cultivo para que prosperen aquellos que creen en su proyecto y que, a pesar de todo, sacan adelante sus negocios. De esta forma podremos alcanzar el éxito y, si no lo conseguimos, tendremos claro dónde está el camino, que no es otro que el del éxito a través de la innovación.

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(*) José Mª Guijarro y Jorge es subdirector del Instituto Tecnológico de Óptica, Color e Imagen (AIDO). Doctor en Economía

 

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12 comentarios

Jesus Sancho Fuster escribió
24/02/2011 12:42

Mirad los lirios del campo... mirad las aves del cielo... no se fatigan ni hilan, no siembran ni cosechan, pero el hombre está condenado a obtener el pan con el sudor de su frente. Cuanta más innovación, menos sudor.

Armando escribió
23/02/2011 15:36

Me ha sorprendido gratamente este artículo porque compartó plenamente la opinión del este Señor. Efectivamente se está perdiendo el significado de lo que es I+D+I. Siempre se ha visto a la innovación como un "Gasto" que hay que eliminar (sobre todo en tiempos de crisis como la que estamos viviendo), y si embargo es unafuente competitivadora fundamental. De hecho fijémonos en países asiáticos como China... ¡para muestra un botón!. Mi más sinceras felicitaciones al Sr. Guijarro y... ¡a ver si abrimos los ojos!, aunque sea solo un poco a esta realidad que nos afecta a todos.

22/02/2011 18:54

No solo eso, sino que es tan importante como la promoción o comercialización en el producto final, lo vemos en los nuevos productos en comunicaciones, ipads, iphones, etc. Esperamos que empresas chicas y grandes se den cuenta de la importancia de la I+D+I y la apoyen.

Manolo Boronat escribió
22/02/2011 16:33

Magnifico articulo !!! siempre he pensado que es mayor el coste ... y el riesgo de no innovar que el de innovar. Jose Mª sigue adelante !!!

Cristina Escribano escribió
22/02/2011 13:17

Como siempre creo que tus consejos pueden ayudar a muchas personas a creer en si mismas y a tener claro donde deben dirigir sus esfuerzos.

Eco Nómica escribió
22/02/2011 12:25

Hoy en día es muy interesante cultivar y culturizar en el emprendedurismo desde la eco-innovación. A escala europea se impulsa cada vez más la incorporación de modelos de negocio sostenibles y de bajo impacto ambiental. Esto forma parte de los deberes en la Estrategia de Unión por la Innovación 2020.

22/02/2011 12:22

Si no innovamos no podemos competir y más que nunca ahora necesitamos respaldo. Basta de ponerse medallas a costa del esfuerzo de unos pocos que creemos en nuestras ideas, hablar de I+D en discursos políticos debería prohibirse. Buen Artículo.

Pepe Marín escribió
22/02/2011 10:03

Una aproximación sincera y cauta a la realidad de la "innovación" en este país. Se intuyen entrelíneas elementos que espero se desvelen en posteriores artículos. ¡Enhorabuena por la columna!.

Amparo Arlandis escribió
22/02/2011 09:11

Realmente en los tiempos en que vivimos , cada vez las empresas tienen que "agudizar más el ingenio" para poder , no solo crecer, si no mantenerse en los mercados cada vez más inestable. La innovación, como factor de competitividad, se está conviertiendo en un factor decisivo para la supervivencia de muchas empresas . Es importante la cultura de la innovación y valorar las pequeñas innovaciones en el día a día de una empresa.

M. Jiménez escribió
22/02/2011 08:59

Totalmente de acuerdo. Se trata de correr (innovar) para, de momento no seguir perdiendo posiciones en competitividad. Aunque la palabra esté algo gastada de tanto uso, sólo existen dos posibilidades: una apuesta decidida por innovar o quedarnos con un modelo productivo como el actual, de baja intensidad tecnológica y, como se dice en el artículo, justo debajo con Chipre-Polonia-Túnez

José A. Jorge del Castillo escribió
21/02/2011 20:52

Esperemos que esta denuncia no sea un brindis al sol, que las distintas administraciones despierten de su indiferencia y las empresas se enteren de su importancia y necesidad para poder triunfar.

Césr Orgilés escribió
21/02/2011 20:47

Adelante con la labor de evangelización, pues todavía falta mucho para que la innovación sea interiorizada por las empresas, como algo que es necesario hacer sin que nadie se lo vaya diciendo continuamente. Tus artículos ayudan a ello.

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