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Así comenzó todo: Bear Stearns o la historia de una estafa global

TERI BUHL (NUEVA YORK). 30/01/2011 La semana pasada fueron desclasificadas pruebas y documentos de la demanda presentada en 2008 por la aseguradora hipotecaria Ambac Assurance Corp. contra Bear Stearns y JPMorgan cuando comenzó a sospechar que las hipotecas subprime eran algo más que un producto financiero

-"POR QUÉ TODAVÍA SON IMPORTANTES LAS ACUSACIONES CONTRA BEAR STEARNS" Por Daniel Indiviglio, director asociado de la revista The Atlantic, que introduce para Valenciaplaza.com el artículo de la periodista de investigación Teri Buhl de esa publicación norteamericana

NUEVA YORK. Ex ejecutivos de Bear Stearns que hoy dirigen rspetables departamentos de productos hipotecarios en Goldman Sachs, Bank of America y Ally Financial, han sido acusados de hacer trampas y defraudar a los inversores con títulos hipotecarios que ellos mismos crearon y vendieron mientras trabajaban en Bear. De acuerdo con correos electrónicos y auditorías internas, JPMorgan tuvo conocimiento de este fraude desde la primavera de 2008, pero lo ocultó a la opinión pública sirviéndose de maniobras legales.

Los correos electrónicos que apoyan la demanda -desclasificados la semana pasada-, y que se remontan en el tiempo hasta 2005, ponen al descubierto que traders de Bear comunicaron a sus superiores la naturaleza real de los productos con los que estaban haciendo negocio: "Lo que estamos vendiendo a inversores tales como la aseguradora Ambac es un saco de mierda".

Antiguos analistas de la división de servicios hipotecarios en Bear han admitido que a veces se les ordenó que falsificaran los datos sobre el rendimiento de préstamos por valor de miles de millones de dólares, préstamos que recibieron la bendición de las agencias de calificación de riesgo. Sin embargo, según declaraciones y documentos en posesión de Ambac, las manipulaciones en el seno de Bear fueron aún más graves. Traders del equipo de Tom Marano -que fue director gerente y 'jefe global de hipotecas' en Bear y ahora es director ejecutivo de operaciones hipotecarias de Ally-, llegaron incluso a embolsarse dinero en efectivo que debería haber sido devuelto a los propietarios de los títulos después de que Bear les hubiera vendido los bonos y, en consecuencia, hubiera trasladado la anotación de estos créditos fuera de sus libros de cuentas.

Mike Nierenberg, que entonces dirigía la mesa de operaciones con hipotecas de tasa variable en Bear y ahora es el jefe de hipotecas y titulización en Bank of America, jugó un papel clave en la estrategia de asegurar que los préstamos subprime que compraba el banco acabarían fuera de sus libros justo después de que los adquiriese para su reventa, sin respetar en absoluto las normas de la empresa. A él se unieron Jeff Verschleiser, su colega y director administrativo de hipotecas y negociación de valores respaldados por activos, que era además jefe de operaciones de crédito. Hoy, Nierenberg es un ejecutivo de la división de hipotecas de Goldman Sachs.

Según la demanda, los agentes bursátiles de Bear habrían vendido activos hipotecarios tóxicos a los inversores para luego revender de nuevo estos créditos, afectados por impagos, a los bancos que los habían generado con descuento. Los traders se apropiaban del reembolso en vez de ingresarlo en el fondo hipotecario, que es donde debería haber ido a parar con el fin de ser distribuido entre los clientes que habían adquirido los valores y que, así, recuperarían parte de su dinero.

Los corredores de bolsa bajo dirección de Marano también redujeron el plazo para aceptar pagos cuando se había producido la demora sin alertar a los inversores en bonos de los cambios. De esta forma, Bear podía rápidamente titulizar los préstamos defectuosos, sin dar tiempo suficiente a los inversores para realizar su propia diligencia. Los agentes obtenían así una doble comisión. ¿Cómo era posible? Una vez que el título se vendía, perdían el derecho legal a reclamar dinero en efectivo a cuenta de los préstamos subprime -de hecho, esta es una prerrogativa de los inversores-; no obstante, lo hacían de todos modos y se quedaban con el dinero. Así, el banco Bear estaba engañando por partida doble a los inversores, a los que prometían haber vendido un producto seguro.

Nicolas Smith, director de negocio de Bear, escribió un e-mail el 11 de agosto de 2006 a Keith Lind, director gerente de la mesa de negociación, en referencia a un bono especial, SACO 2006-8, y le dijo: "Espero que estés amasando un montón de dinero con este negocio". El 80% de los créditos provocaron pérdidas casi de inmediato en 2007, cuando Ambac empezó a darse cuenta que algo andaba muy mal con sus bonos de alta calificación. Ambar exigió a Bear que proporcionase más detalles. Para entonces, ya era tarde, y las víctimas no serían únicamente los clientes de esos créditos sino el sistema financiero global.
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Para acceder al reportaje completo original pinchar aquí.

 

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