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VALENCIA (VP/EFE). El Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) inauguró ayer una exposición dedicada a Julio González y David Smith, dos iconos de la escultura contemporánea, según los hdefinió la directora del centro, Consuelo Císcar.

En rueda de prensa, Císcar explicó que la muestra permite comprender la transformación que experimentó la escultura a principios del siglo XX gracias a la aportación de ambos artistas, que rompieron cada uno con la tradición artística en la que se habían formado.

El comisario de la exposición, José Francisco Yvars, explicó que la muestra permite hacer un repaso visual al "ajuste de cuentas" de los dos escultores con el legado artístico de su época, siendo en el caso del González el modernismo catalán y en el de Smith la vanguardia neoyorquina. La exposición reúne un total de 94 obras de ambos artistas dispuestas de modo tal que "dialogan" entre sí y permiten identificar las inquietudes comunes de ambos.

Císcar explicó que los dos escultores compartieron una formación artesanal en el trabajo del hierro -ambos trabajaron en una fábrica de montaje-, de manera que tanto en González como en Smith "los más tradicional se alía con el impulso inventivo moderno".

Por su parte, la conservadora del legado de Smith, Susan Cooke, destacó que la exposición constituye una "maravillosa conversación" entre la obra de los dos artistas y ha indicado que Smith admiraba la dedicación y sensibilidad artística de González. Fue en los años 30 durante un viaje por Europa cuando Smith descubrió el trabajo del escultor catalán, que vivía exiliado en París.

Según dijo Yvars, Smith descubrió una máscara de hierro de González que "le fascinó" y que tuvo un "efecto sorprendente" sobre el artista norteamericano.

La exposición incluye diversas de estas máscaras de hierro que caracterizan la obra de ambos escultores, así como la pieza "fetiche" de la colección que alberga el IVAM del artista catalán: "Mujer ante el espejo", una obra que, pese a estar hecha de hierro, destaca, según Yvars, por su levedad.

Y es que, a través de un equilibrio de líneas geométricas simples, las obras de uno y otro "dibujan en el aire una poesía gráfica al servicio de la naturaleza", indicó Císcar. Yvars aseguró que se trata de una muestra "muy singular y curiosa" que le había quedado pendiente desde su etapa como director del IVAM y que era una "obligación" para el museo.