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"Feliz año, Sr. Camps"

ABELARDO MUÑOZ. 31/12/2010

VALENCIA. Se ha helado de frío en un parque de la Gran Vía el último vagabundo del año y en el mismo instante en que el SAMU se lo llevaba a la nave que le cruzará el lago Estigio, un rosario de limusinas negras de cristales ahumados esperaba a sus dueños frente al Palau de la Generalitat. Dentro, los padres de la patria chocaban sus copas de cava -¡de Requena!- para celebrar que se vaya a acabar la primera década del tercer milenio con todos en sus puestos. En la calle, los turistas que vienen a disfrutar de nuestro casco antiguo (cascado barrio, a fe mía) se lían a fotografiar el bonito árbol de Navidad que la ancestral institución valenciana ha plantado en su jardincito francés salpicado de naranjos bordes.

Este año la única felicitación que me ha llegado ha sido la de la Generalitat con un DVD de logros. Me ha reconfortado el detalle, así que he decidido enviar mi tarjetón al Molt Honorable. Es una reproducción del famoso cuadro "El grito" de Munch en el que se ve a un personaje aullando en medio de la nada echándose las manos a la cabeza. Es un cuadro que pone la carne de gallina, es terrible, una pesadilla, como este año que se va.

Mi querido president, espero que haya ofrecido algo de su tiempo a pensar solo, alejado de los asesores y consellers, y cual leninista convencido o numerario de pro, haya hecho autocrítica o examen de conciencia. Lamento mucho lo de los trajes. ¡Qué paradoja que se lie la prensa canallesca a criticarle el uso de trajes cuando esta es tierra de saragüells, boina y fajas y aquí sólo va trajeado quien trabaja en un banco.

El apellido Gurtel ya da agonía de tanto que ha salido impreso; como esos machacones anuncios de la tele que no dejan de aparecer entre película y película. Este año, mi querido president, ha sido aciago para todos, no solo para usted, pero reconozco que usted se ha llevado la peor parte.

Alguien de su cofradía, un traidor encubierto sin duda, abrió la caja de Pandora política y comenzaron a caer rayos y truenos. Usted tiene un Julian Assange (el héroe que ha encendido el ventilador frente a la caca del mundo) en ese palacio; escondido entre las tallas neoclásicas de roble de sus despachos. Y de ese cofre comenzaron a salir secretos.

La oposición de izquierdas (que no hace oposición y que además no es de izquierdas sino de centro) es como ese chucho que se agarra a la pernera del pantalón y no hay manera de quitárselo de encima. Consiguió por fin el monto de las cuentas del Papa. Aquel evento que propició hacer de usted un hombre de mundo, conocido en el globo como capitán de un barco que cruza una galerna y cual Johnnie Deep en Piratas del Caribe II, salva en el último momento el naugrafio.

Tiene usted baraka, Sr. President, como la tuvo el Generalísimo de infausto recuerdo en aquella ocasión en la que siendo teniente legionario y estando en el desembarco de Alhucemas para desalojar al periodista Ab Del Krim y sus tropas de las montañas del Riff, le cayó un obús a metro y medio pero la arena le cubrió y salió ileso del percance.

Sr. President, ha tenido mala suerte en elegir a amigos que no estaban a su altura. Más daño le ha hecho ese presunto mangante de amplios bigotes que cualquiera de las demás desgracias. Comprenda, mi estimado Molt Honorable, que a la gente de aquí no le gusta el bigote. ¿Conoce a algún diputado valenciano que lleve bigote? ¿O algún presidente occidental que no sea turco?

Si me permite la libertad, es un usted un confiado, un primavera, pues se ha dejado rodear de manguis que al tiempo que le daban palmaditas en la chepa, le metían la mano en el bolsillo para afanarle los euros. Hay que saber elegir a los amigos. Cuánto habrá sufrido, amigo mío, en esa celda de poder, estoica y escueta, como su carácter, al comprobar cuán desagradecidos han sido esos traidores. Han contado intimidades de su vida por teléfono y además le insultaban, puesto motes, en fin, mordido la mano que les daba de comer. O sea, que las hienas comunistas están ahí, en palacio, no fuera.

Usted ha vivido una película como las que hacía don Luis Buñuel, un hombre bueno rodeado de ladrones. Las estiradas de orejas que le ha dado la patronal tampoco han sido plato de buen gusto. Son unos desagradecidos, cuando la nave va, todos contentos; mucho peloteo para que su conseller de turno descalifique lo ya calificado, pero al momento en que aparece el primer nubarrón trucan el dos, se tiran por la borda y le dejan sólo manejando a duras penas el timón. Le abandonan como al capitán Acab, dejándolo sólo y cara a cara con la ballena blanca de apellido Gurtel.

Y ese escandaloso acto de en realidad impotencia de Luna, al arrojar la piedra en el sacrosanto hemiciclo. Eso sí que le sentó fatal, ¿verdad, presi? Pero ya ve, ahora ese chico de las gafas, pequeño y matón, va a vivir su propio calvario. Es desesperante ese judicialización incesante que vive la política. Ha sido un año trufado de querellas, de ataques y contrataques. ¿Cómo demonios se puede gobernar así?

Y como guinda, la tormenta que se perfila en el horizonte a cuento de la presunta destitución de la directora de Comunicación del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad, la periodista Teresa Laguna. Una profesional apreciada por la profesión pues ha actuado como debe hacerlo un jefe de prensa: en lugar de echar pelotas fuera, las echaba dentro. Quiero decir, que ha sido neutral y facilitado su trabajo a los informadores y todo eso porque Teresa no es una periodista cualquiera. Entre otras muchas cosas fue una de las mejores periodistas de tribunales que ha tenido esta ciudad.

Pues lamento mucho la que se le viene encima al TSJ pues ha sido tal el enfado de sus compañeros que se prepara una buena, con cartas de protestas, firmas y demás parafernalia corporativa. No se debe tratar así a una profesional que lo ha dado todo y que ahora, algunos sicofantes, de esos que le rodean a usted como fantasmas salidos de la película Avatar (y usted no se apercibe del peligro), la tachan de "rojilla", un obsceno infundio tratándose de Teresa, persona tan ecuánime como un buen juez.

En fin, no le quiero aburrir, mi estimado presidente, pero este año que se va es de los que hacen época. Consciente de que su espiritualidad le ha enseñado a hacer repaso de conciencia, espero que repare en que hay que cambiar el rumbo del bergantín que pilota. No se puede engañar al valenciano de a pie prometiéndole la modernidad (el AVE, por ejemplo) y la vanguardia de Europa cuando en realidad hay una regresión al peor estilo de la huerta. Y a usted le van a dar el papel de esos hermosos percherones del tiro y arrastre que se dejan el alma cruzando el montón de arena con el carro atestado.

Ese es su auténtico avatar. Si algo va mal, usted paga el pato. Y se ve obligado a estirar sólo del carro cargado de marrones (como los caballos que importaba mi abuelo de Catarrotja en los años veinte), mientras los demás hacen como que empujan por atrás.

Don Francisco, usted merecería que viviera El Greco porque le hubiese hecho un retrato para la Historia. Posee usted la planta y la pinta de sus figuras, pálido, grave y alargado, como un ciprés, de manos huesudas y largas, la expresión inescrutable entre triste y optimista.

Para colmo ya sería demasiado que los reyes le trajeran carbón o que saliera usted en los papeles de Wikileaks. Mantenga el tipo, amigo, que como todo el mundo sabe, al mal tiempo (¡y qué tiempo nos hace en Valencia esta Navidad!) buena cara.

Que tenga usted un feliz año. Atentamente suyo,

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