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Sobre acciones, ética y democratización

EL BROKER ENMASCARADO. 01/01/2011

VALENCIA (VP). Decía el presidente Llorente en la última junta general de accionistas del Valencia CF SAD sentirse respaldado por la masa social. A la postre, cierto es, había ganado la votación -no exenta de polémica en lo que al recuento de votos se refiere- del famoso punto cuarto del orden del día, esa especie de moción de censura presentada por 'Nou Valencia'.

La idea fue ingeniosa pero quizá no la forma de llevarla a cabo. La junta general se merece otras formas, de unos y otros. La Ley de Sociedades de Capital les otorgaba otros instrumentos para poner de manifiesto el aplastante rodillo del tándem Piles y Llorente.

Pero si existe una palabra que resuena de forma atronadora por las oficinas de Mestalla y que está desintegrando cualquier brizna de legitimidad de los actuales gestores del Valencia CF SAD es "democratización". Una palabra con un significado complejo, a veces difuso, y que nadie, a ciencia cierta, sabe, por lo menos dentro del club y adyacentes, cómo llevarla a la práctica.

La ultima intentona. Lo decía el otro presidente -en el Valencia CF SAD existen al menos dos o tres- "tengo la confianza de que se venderán todas las acciones", "teníamos un compromiso adquirido con el valencianismo deportivo y estábamos inquietos po no poder cumplirlo", "la venta de las acciones nos da tranquilidad moral". Un llamamiento tragicómico, que la verdad, no acabo de entender.

Los informes presentados al Patronato de Fundaciones de la Comunidad Valenciana no dejaban lugar a la duda. Los potenciales clientes de esta ansiada democratización, aquellos con intereses manifestados en la misma, eran multitud. Unos 15.416 abonados del Valencia CF pero que no posee ninguna acción. El incentivo está claro: conseguir 11 acciones para obtener esos suculentos beneficios sociales. 15.416 x 11 = 169.576 acciones

Otros 7.849 abonados y también accionistas pero que no completan las 11 necesarias. El club evaluó esa demanda insatisfecha en otras 68.722 acciones. Y el último grupo deseoso de acciones, los 5.992 aficionados en lista de espera para conseguir un abono y que no tienen la condición de accionistas del club. 5.992 x 11 = 65.912 acciones

Haciendo números. No es muy difícil llegar a la conclusión, como proponía la Fundación VCF, que como mínimo, la demanda potencial de acciones, sin incluir ningún otro colectivo (el Valencia CF tiene más de 2 millones de seguidores) se podía cifrar en torno a las 304.210 acciones. Vamos a ver, si la oferta de venta es sobre 44.247 acciones y la demanda 304.210, es decir, ¿menos del 15 por ciento? ¿cómo es posible que no se hayan vendido todas el primer día? Si yo esperaba que C9 nos mostrara las colas de aficionados en las oficinas de "Doña Manolita" a la caza del décimo con premio seguro.

En algo se han tenido que equivocar. ¿El diseño de la operación no es el adecuado? ¿o los números presentados al Patronato eran irreales como las cuentas del propio club? ¿el precio de venta? ¿o el desprecio de los aficionados a una forma de gestionar un bien público como es la figura del Valencia CF?

Quizá el señor Piles, presidente, y el señor Llorente, presidente, no acaban de entender el significado de democratización. Podrían escuchar a la afición. Su sentir es otro. "Sentirse dueño del club", como ustedes pregonan, es poder tomar la decisión de echarlos a la calle si no saben desempeñar su cometido.

Me da la sensación de que ustedes solo desean la poltrona, con respaldo público por supuesto, y que para ese fin les sobran unas cuantas acciones. Ya lo han dicho ustedes, con el 30% mandaremos exactamente igual y podremos rebajar nuestro propio riesgo patrimonial. Así que, ¿el medio para conseguirlo?, la democratización 'llorentina'.

Yo le recomendaría a los aficionados sopesar los pros y los contras de una decisión de compra de acciones. El número de acciones en posesión de uno mismo no deben ser por sí mismas una cualidad del sentiment valencianista. Compren o no acciones en esta oferta de venta, serán necesarias más actuaciones para pagar el megacrédito. Igual los patronos privados -que no los públicos, no volvamos a lo de siempre- se rascan el bolsillo como buenos valencianistas.

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