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Charlas de café y patronos en el bar de Las Cortes

ABELARDO MUÑOZ. 24/12/2010

VALENCIA. En el bar de les Corts es mediodía y recién ha terminado el debate de los Presupuestos. Hay un grupo de responsables económicos haciéndose un refrigerio. Ricardo Costa, tieso cual vara de medir, hace una pinza con el índice y el pulgar y se echa al coleto una oliva rellena del bocata de atún que ha pedido. Está con su secretaria pero vibra la soledad a su alrededor. En la barra hay una figura esbelta, su espalda más parece una chepa de problemas y pienso en un hombre que lleva encima el peso de la historia. Pero no, es el Mr. Gadget del PP, Rafael Blasco, lleva el peso del partido, no de la historia aunque, según dicen, Camps sólo hace caso a Cotino, el político fino. El conseller de Ciudadanía muestra el tremendo orzuelo que le afea el ojo derecho. A don Rafael sólo le preocupa esa mañana esa córnea rojiza que semeja el ojo de Satanás.

Pero al reportero no le interesa ni la aceituna del Costa (ha madurado mucho desde lo suyo, ya no habla pijo, dicen sus compañeros), ni el orzuelo de Blasco. Estira la oreja porque a los diputados del fondo se les oye mentar mucho a Francisco Pons, jefe de uno de los lobbys más importantes del País Perpleix, voz cantante de casi un centenar de grandes empresarios que representan el 27 por ciento del PB de la Comunitat.

El caso es que don Francisco Pons deja el puesto a su sucesor (pues los empresarios valencianos no se aferran habitualmenbte al sillón como los políticos sino que lo suyo es dirigir empresas y no enmarronar el territorio haciendo negocios ruinosos). Una diputada alaba las palabras de este empresario del sector agroalimentario, pues Pons ha recomendado al Consell que se dedique a gobernar y no a gestionar empresas.

En esa mesa hay diputados de todos los colores pero los socialistas están especialmente eufóricos y no por el regalo que le hará la presidenta este año sino que por vez primera una de las más competentes organizaciones empresariales de la Comunitat están dando caña al Consell aunque, por elegancia comprensible, no aludan directamente sino que hablen de "los políticos".

Para el Gobierno de la Generalitat Valenciana hay un fantasma que recorre el país, es el fantasma del capital productivo, la espina dorsal de nuestro avance social. Los empresarios valencianos, hartos de la morosidad del gobierno autonómico y hastiados de la grotesca trifulca entre poder y oposición por temas básicos, comienzan a golpear el tam tam de guerra.

Una diputada pega un trago a su cortadito y clavando sus hermosos ojos azules en su interlocutor, aclara. "Los empresarios han perdido el miedo al poder autonómico pues ya están lejos los tiempos de Zaplana en los que se castigaba a los que intentaban acercarse a la oposición. Nuestros empresarios no son idiotas y lo que quieren es ganar dinero con el gobierno del color que sea".

Tercia ahora un economista originario de Alcoi. "Precisamente ese cerco que hicieron a los socialistas, como si la patronal valenciana fuera de derechas de toda la vida, lo rompió precisamente la AVE (Asociación Valenciana de Empresarios) que deja ahora Pons".

La Administración autonómica que preside Francisco Camps tiene motivos sobrados para amarrarse los machos y limitarse a comer sobrasada y mortadela estas fiestas. La patronal no está para bromas. El mismísimo oráculo de Delfos, Rafael Ferrando, presidente de la CEOE de la Comunitat, anda hace tiempo con cara de pocos amigos pues aquí nadie cobra. Su colega Pons, antes de marcharse, ataca: "Si la Institución no es la adecuada, la producción tiene problemas".

El reportero ya ha sido invitado a la tertulia y puede escuchar directamente. El empresario de este país sabe que no depende de la Administración. Y ha caído en la cuenta de que no podemos basar nuestra industria en eventos. Ya están hartos de salir en la foto con el poder pero con el bolsillo vacío. Mucha risita pero no paga. "A Ferrando le apretaron los... para que se definiera", dice una hiena socialista de la mesa y es que Camps tiene a lo mejor marginado y sin respuestas. A Boluda en la nevera, a Morata, deudas con las mutuas...".

Según los más resentidos dentro de la oposición, Camps miente pues afirma, "somos pocos funcionarios, estamos haciendo los deberes". "¡Mentira!", aullan los mudos de la oposición de izquierdas. "Mientras usted está creando en paralelo agencias varias por donde se desagua el dinero, desregulariza la Administración y privatiza sector público para relajar los controles. En otras palabras, la Generalitat se ha convertido en una casa de contratación del PP y ese parece que tiene los días contados pues por mucho poder que tengan los políticos, con los creadores de riqueza y empleo no se juega. Son tipos con mala leche pues las fábricas son lugares muy duros".

El reportero se va de la cafetería un poco intimidado. De Ricardo Costa sólo queda el bocata de atún con olivas sin tocar; Blasco se esconde leyendo El Mundo. Entonces recuerda una historia reciente que explica con largueza la situación.

Hubo una vez un promotor que le quería hacer la pelota al conseller de Urbanismo de la época y para ello compró a precio de oro varias cabeceras de prensa con la esperanza de apoyar al político y conseguir el opio de los constructores. Pero héte aquí que tras un gasto en nóminas e inmuebles millonario, sacando ediciones en las que el político siempre lograba la portada, como un Robert de Niro de L.Horta, el Molt Honorable cambió el gobierno y el promotor se quedó compuesto y sin novio.

Cuando, ya cerrado el tinglado mediático y despedidos los currantes, el reportero estrechó la mano de su patrón, éste le dijo: "Mira muchacho, tanto esfuerzo con estos políticos y todo han sido promesas; no me han dado nada de nada. He gastado durante meses moqueta para que me tomaran el pelo".

Este empresario no hizo caso a Francisco Pons, el hombre que habla claro porque ya no tiene nada que perder: "Los políticos siempre van por detrás de los empresarios. Los políticos a gobernar y no a jugar a empresarios". En cristiano, la patronal le ha dicho a Camps: zapatero a tus zapatos.

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