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Cameron sacude el sistema británico de pensiones para resucitar a la City con un diluvio de liquidez

Londres Plaza/ VÍCTOR JIMENEZ. 12/12/2010 La intención del gobierno bipartito en Downing Street parece honrada. Con sus reformas sobre el sistema de pensiones, se abrirá el granero de los fondos de jubilación y una nueva corriente de liquidez lloverá sobre la crisis. Pero hay quien duda si esto no será pan para hoy y hambre para mañana...

LONDRES. Esta es una buena semana para cumplir 75 años en el Reino Unido, a juzgar por la eclosión de comentarios que ha suscitado el Proyecto de Ley de Finanzas de 2011. Incluso desde los rincones de la sociedad civil más enemistados con el acuerdo entre el Partido Conservador y el Liberaldemócrata, se le alaba a regañadientes. Michelle Mitchell, directora de la organización pro-derechos de los mayores de edad Age Concern, lo admite: "La liberalización del acceso a la hucha de ahorros de la pensión es una propuesta a la que todos damos la bienvenida, aunque sean particularmente las clases adineradas las que vayan a sacar provecho de ello. Lo que algunos nos preguntamos, sin embargo, es si los ciudadanos son conscientes del volumen de riesgo y del coste real que tienen estas medidas en su porvenir".

El ministro de Economía, George Osborne, va a borrar del mapa de las pensiones británicas la obligación de contratar una renta vitalicia a los diez años de la jubilación forzosa ─que en la actualidad es de 65 años y lo seguirá siendo hasta 2018, cuando pasará a ser de 66, tan sólo un año menos que en España desde 2013─. Las anualidades, a día de hoy, proceden obligatoriamente del fondo de pensión personal, lo que impide que el capital reservado para el retiro se destine a cualquier otro producto financiero. "Esto equivale", dice el especialista en finanzas personales Billy Burrows, "a afirmar que los fondos de pensiones, una vez que el titular llega a los 75 años de edad, podrán permanecer como una inversión más dentro de su portafolio privado o moverse a la búsqueda de mayores porcentajes de rentabilidad".

La revisión esbozada por el gobierno de Downing Street, además, pretende añadir 300.000 libras esterlinas al límite de capital ahorrado a lo largo de la vida para el día después de abandonar la actividad laboral; así, la nueva cantidad, exenta de cargas fiscales, será de 1,8 millones de libras o 2,15 millones de euros. Las inyecciones de dinero en el bote de la pensión que superen esta cifra sufren una tasa del 25%, y de un 55% si se extrae los contenidos de la hucha ─ahora, el impuesto que se aplica es del 82%.

Y por ejemplo, ya que el sistema de anualidades no será preciso, el 45% del fondo de pensión que queda libre de los alargados dedos del fisco podría calificarse como herencia. En el presente, el dinero necesario de la pensión para sufragar el contrato vitalicio queda en manos de las compañías de seguros de vida, que no han de devolverlo ni siquiera cuando el deceso del titular ocurre al año siguiente del convenio sobre la renta estipulada a recibir a partir de los 75 años. Vamos, que cuando el primer ministro, David Cameron, hablaba de "defender a la familia", no lo hacía en balde.

LA CITY CALIENTA MOTORES

Los inversores con fortunas consideradas de franja alta, se congratulan por las enmiendas en un sistema de pensiones que les impedía tomar sus propias decisiones sobre el capital acumulado. No son los únicos: las firmas de inversión especulativa también se alegran. Geoff Tresman, gestor financiero en Punter Southall, asegura que "todas estas medidas tendrán un impacto muy positivo en la capacidad del sector de las pensiones de generar nuevas corrientes de capital en el Reino Unido". Nick Kirrage, gestor de inversiones en la City de Londres, indica a sus clientes que "aunque los beneficios son volátiles, las empresas cotizadas en bolsa raramente permiten recortes amplios de sus dividendos. Durante los próximos tres años, el potencial de crecimiento en los parqués es altísimo, y las nuevas reglas (del sistema de pensiones) crearán una oportunidad muy interesante para reinvertir un capital del que los individuos no retienen control en el marco actual".

Barclays Capital recuerda que "los ingresos que generan los bonos del Tesoro a quince años son menores que los que ofrecen numerosos valores en bolsa", y Schroeder Investment atestigua que "si los inversores no se dejan arrastrar por las previsiones de beneficios a corto plazo, es relativamente sencillo identificar partes de los mercados de acciones que en estos momentos se venden a un precio absoluto muy por debajo de su valor", entre ellos, ciertas firmas de banca comercial y de medios de comunicación.

"Para aquellos que se vean con una capacidad de inversión a la que no están acostumbrados", aconseja Jim Demenaux, consultor financiero, "y que se atrevan a responsabilizarse de la colocación de su propio capital sin intermediarios, el primer paso sería tomarse cierto tiempo para comprender el funcionamiento de los mercados. Una cuenta de inversión garantizada es un forma prudente de comenzar, o la selección de un corredor de bolsa que ofrezca una cuenta virtual temporal con información a tiempo real, para ser consciente de cómo pueden evolucionar las apuestas". Hagan juego, pensionistas.

MEJOR HACER APUESTAS VARIAS

"Personalmente, mi intención es la de quedarme a un lado de la mesa de juego a menos que los mercados muestren algún tipo de signo positivo, más allá del repunte oficial". Si la opinión de Herb Briggs, un pequeño inversor privado, es compartida en el parqué por más actores de los que el gobierno británico sospecha, el esfuerzo por ampliar la versatilidad de los fondos de pensiones se habrá hecho en balde. El experimento, por otro lado, lanzará un mensaje turbio al resto de los indecisos miembros de la Unión Europea: las reformas del sistema de jubilaciones son electoralmente peligrosas, y económicamente fútiles.

En cualquier caso, el chancellor Osborne no ha depositado todas sus esperanzas en un sólo truco, y quizá de aquí aprendan la lección más valiosa en los gobiernos del continente. Por ejemplo: como las compañías deben pagar un 3% al fondo de pensión laboral de sus empleados, tras los cambios en la regulación las aportaciones crecerán al ritmo del índice de precios al consumo en vez del índice de precios al por menor. ¿Que cuál es la diferencia? Que la pequeña y mediana empresa ahorrará hasta 92.000 millones de euros durante los próximos 15 años, una bombona de oxígeno inestimable en los tiempos que corren. Y que los trabajadores, que aportan el 4%, ahorran 715 euros anuales que engordan su gasto doméstico.

Según datos oficiales, cinco millones de británicos han negociado planes privados de pensiones. Más de seis millones y medio han abandonado sus trabajos y deben resolver en 2011 sus opciones. Únicamente uno de cada cuatro se siente preparado para afrontar su retiro, y un 27% de los mayores de cincuenta años de edad preveen trabajar después de cumplir 65 años. "Esta flexibilidad extra", explica Joan Segars, de la Asociación Nacional de Fondos de Pensiones, "es una hoja de doble filo". Para reanimar la economía, parece que habremos de superar el temor a manejarla.

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