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(Pie de foto: Yolanda Martínez y su representante en Labaqua)
VALENCIA. Los duros meses de trabajo de Javier y Yolanda, los últimos de sus carreras universitarias, han sido recompensados. Ellos, junto con otros 111 alumnos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), recibieron el pasado miércoles un cheque por valor de 3.300 euros como reconocimiento a sus proyectos de fin de carrera en empresas de diferentes sectores. Su esfuerzo también les ha servido de algo más, ambos tienen firmados sendos contratos de trabajo allí donde terminaron su etapa universitaria.
Javier Morro, ingeniero industrial por la UPV, pasó su último año en INVATE (La Fundación Instituto Valenciano de Tecnología) desarrollando, junto con un departamento de la UPV, el diseño de un asiento para un vehículo ligero mediante el método de elementos finitos utilizando materiales compuestos. Su desarrollo englobó varios campos de la ingeniería industrial como el diseño, los materiales avanzados y el cálculo estructural.
Su invento, que supone un avance para el sector del automóvil a pesar de que de momento se ha quedado en un prototipo, no sólo le ha valido un cheque 3.300 euros (de los que 1.800 son para el estudiante; 750 euros, para el tutor en la empresa o institución; y 750, para el tutor en la universidad), también un contrato con la empresa en la que comenzó su andadura profesional.
"UNA OPORTUNIDAD PARA SEGUIR TRABAJANDO"
"El día después de terminar con el proyecto firmé el contrato en la empresa como ingeniero. Estoy como coordinador de un equipo", contó a VP. "El premio es una oportunidad para seguir trabajando y un reconocimiento al esfuerzo de toda la carrera", declaró Morro con un entusiasmo perceptible al otro lado del teléfono. Este ingeniero valenciano, que no prevé a corto plazo moverse de donde está trabajando, quiere hacer carrera en INVATE. Para coger experiencia, y sobre todo, para seguir aprendiendo en el campo de la I+D+i.
El campo de investigación de Yolanda Martínez, ingeniera industrial especializada en química, dista mucho del de su compañero. Martínez basó su proyecto en el análisis del impacto ambiental de lodos de depuradoras en suelos agrícola, especies vegetales y en el aire.
Su trabajo, realizado en la empresa Labaqua -especializada en análisis medioambientales y perteneciente al Grupo Agbar-, consistió en aprovechar los fangos de las depuradoras como abono en suelos agrícolas para después ir analizando los contaminantes presentes en el lodo y que no se transportasen al suelo, a los vegetales y al aire y así evitar que fueran pasando a la cadena trófica mediante la ingesta de alimentos.
Ella, como Javier, ya está también contratada por la empresa. "Empecé las prácticas con Labaqua para poder optar al premio de Bancaja y coger experiencia y con la crisis me ha venido muy bien el dinero", afirmó.
EL 40% DE LOS ALUMNOS, CONTRATADOS
Los premios que la UPV dio la semana pasada, que ya van por su decimotercera edición, contaron con la colaboración de la Obra Social Bancaja Bancaja. Este año se presentaron 717 candidaturas de 747 estudiantes y se repartieron 434.300 euros. En estos proyectos de fin de carrera participaron 528 empresas, 537 tutores de la universidad y 697 tutores por parte de las empresas donde los estudiantes realizaron las prácticas durante el pasado curso 2009-2010.
Desde hace 13 años, la entidad bancaria y la universidad entregan estos galardones de reconocimiento y hasta hoy, se han repartido 4,9 millones de euros. 9.349 alumnos han participado de la mano de 6.262 empresas, y de todos estos, 1.693 proyectos han sido premiados.
Según una encuesta, realizada por el Servicio Integrado de Empleo (SIE) de la UPV a todos los estudiantes premiados en la anterior convocatoria de los Premios Bancaja-UPV, el 60'1% valoró "muy positivamente" la utilidad de las prácticas de proyecto fin de carrera en su desarrollo profesional y como medio de inserción en el mercado laboral, y el 43'1% de los alumnos fueron contratados en la misma empresa donde realizaron las prácticas o bien indirectamente, en una empresa relacionada.
Me alegro mucho de que Yolanda Martínez haya recibido este remunerado premio que refleja, como ella bien sabe,mi duro trabajo de dos años en LABAQUA, en el que Yolanda me ayudó durante sus prácticas de tan sólo tres meses. LABAQUA consintió que Yolanda presentara los informes de mi trabajo de investigación, como el suyo propio. Tan sólo quiero reflejar la impotencia que me provoca que injusticias cómo estas, se consientan y permitan olvidar a las personas como yo, ESTHER MARTÍNEZ SORIANO, entre otros compañeros, que realmente han desarrollado con su esfuerzo ese trabajo del que se han aprovechado otros. Pero eso si, consentido por la empresa que al final, es la que aporta la remuneración para que este trabajo de investigación haya sido desarrollado y como ven, decide finalmente quien es la cara del proyecto aunque sea el último en llegar.
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