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Hospitalidad Estratégica, otro tren que la Comunidad Valenciana no debiera perder

Por JUAN MANUEL BAIXAULI (*). 04/12/2010

VALENCIA. La búsqueda de un planteamiento estratégico que dé garantías de competitividad a la Comunidad Valenciana y a quienes desarrollamos nuestra actividad en ella, requiere tomar decisiones a medio y largo plazo. Requiere superar complejos y proponer cambios de enfoque serios, estructurales, y decirle claramente a la población que debemos estar preparados para ocupar una posición que nos permita continuar con un desarrollo económico y social claro y con garantías de ser sostenible, dado los amplios efectos que la globalización va a tener.

En este contexto, debemos diferenciarnos de nuestros competidores y buscar nuestro nicho de mercado. Producir eficientemente los servicios y productos que se demandan; definir claramente quién es nuestro cliente objetivo, y estudiar adecuadamente la demanda que tiene. Cada mercado no puede serlo todo, ni tenerlo todo, ni competir en todo, y tiene que gestionarse no sólo con la mira puesta en satisfacer las necesidades puntuales y coyunturales del día a día, sino con sentido de la planificación.

Debemos analizar los movimientos de los países competidores, revisar nuestras fortalezas, diferenciarnos y producir aquello que podamos hacer mejor que los demás, de forma más eficiente. En definitiva, adaptarse a los nuevos escenarios y ayudar a la población, al tejido social y económico, a ser capaces de responder a los cambios.

"RECEPTOR DE PERSONAS"

Uno de los activos clave a nuestro favor en la Comunidad Valenciana es lo que yo denomino "hospitalidad estratégica", entendida la hospitalidad como la capacidad de un territorio de ser receptor de personas. Los factores necesarios para que un territorio se pueda considerar con alto grado de hospitalidad son de muy diverso tipo. Entre ellos, podemos mencionar, por su especial relevancia, la seguridad, la climatología, la asistencia sanitaria, la accesibilidad, las infraestructuras, los servicios complementarios y el ocio, teniendo en cuenta que no son los únicos y que hay muchos elementos a considerar. En el caso de esta comunidad, se suma también la experiencia y preparación a la hora de recibir y tratar con personas, algo que sólo se consigue a lo largo de muchos años. Realmente, la población se mueve hacia aquellos puntos que le aportan mejores oportunidades y mayor calidad de vida.

En torno al concepto de "hospitalidad", se puede configurar todo un plan estratégico que permita conducir nuestro territorio y nuestra sociedad hacia una posición de mercado competitiva en el entorno globalizado con el que competimos. Sin perder de vista que el que un territorio tenga un alto grado de hospitalidad es interesante, pero no es nada por sí solo. Un alto grado de hospitalidad debe ser contemplado como un excelente marco de trabajo, sobre el que hay que construir y desarrollar ideas. Disponer de un territorio con estas características es un privilegio difícilmente igualable y, de esta manera, se parte ya de unas fortalezas que hay que gestionar para que se produzca el milagro de un potente desarrollo económico y social.

IDENTIFICACIÓN DE MOTORES

Lograrlo dependerá del acierto a la hora de identificar los "motores" de ese desarrollo y ser capaces de apoyarlos. Por motores, entendemos aquellos actores que poseen alto poder de atracción y "tiran" del crecimiento; son capaces de generar riqueza. Son líderes en sus sectores y atraen a los mejores, impulsando el desarrollo económico y social. Los motores instalados en territorios de alto grado de hospitalidad se refuerzan, se benefician mutuamente, y crean unas sinergias poderosas difícilmente atacables en un mercado internacional tan competitivo como el actual. Se retroalimentan.

Por ejemplo, en un territorio con alto grado de "hospitalidad", la ubicación de una prestigiosa escuela de negocios con proyección exterior, no con ánimo simplemente de dar servicio a su entorno inmediato, sino con voluntad de ser un lugar de referencia internacional, se convertirá en un factor que incrementará el poder de atracción de personas. Esto afectará positivamente a la industria turística y también a otros sectores económicos complementarios.

La "hospitalidad" debe velar por el desarrollo de elementos estructurales con alto poder de demanda, que dinamizan y se convierten en resortes para un desarrollo económico potente y diferenciado. Esto sólo se consigue instalando los mejores centros de formación, los mejores parques empresariales, las mejores clínicas, los mejores centros de investigación,... Sólo se consigue construyendo con mentalidad de liderazgo, con mentalidad exportadora, con mentalidad global y, sobre todo, con mentalidad estratégica y caminando todos, administraciones y sector privado, en una misma dirección.

"NO SIEMPRE ES NECESARIO INVENTAR"

El papel de "motores" puede confiarse a líderes globales, reconocidos internacionalmente, que resuelven necesidades con alta demanda actual y futura, y que las resuelven de forma eficiente y mejor que lo hacen otros competidores en su mismo sector. En ocasiones no es necesario inventar lo inventado y empezar de cero con ciertos proyectos, sino compartir, desarrollar fórmulas para obtener sinergias conjuntas con empresas líderes que ya lo hacen de forma excelente en otros mercados, y aprovechar su know-how y su estructura. Esta fórmula tiene indudables ventajas.

En primer lugar, nos augura mayor éxito, porque minimizamos el error, minimizamos el riesgo, y adoptamos modelos testados y de éxito. En segundo lugar, plantea un formato "win to win" muy interesante para las dos partes. Además, en la medida en que la entidad seleccionada ya es líder, la capacidad que aporta para la comunicación posterior es indudable. Ya genera atracción "per se".

Hospitales, centros médicos de reconocido prestigio, centros de formación, universidades, escuelas de negocio, centros de investigación, empresas especializadas en gestión del ocio, actividades lúdicas, deportivas, empresas de tecnología... Los mejores tienen cabida en este territorio, cuidadosamente seleccionados e invitados a crecer conjuntamente. Tenemos que ser conscientes de que tenemos un alto grado de "hospitalidad", por encima de la mayoría de territorios europeos, pero debemos gestionarla con sentido estratégico.

La velocidad con la que se suceden los cambios y la globalización de los mercados no nos dejarán muchas más alternativas y, además, su influencia negativa, si no tomamos decisiones, cada vez se notará de forma más contundente, por la propia velocidad del cambio. Tenemos una oportunidad única, y es el momento de actuar.

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(*) Juan Manuel Baixauli es presidente del Club de Innovación de la Comunidad Valenciana; profesor en el MBA Internacional en turismo y Hostelería de la Universidad Politécnica de Valencia; profesor en el Master Oficial de Dirección de Negocios de Turismo y Ocio de la Universidad Católica de Valencia; presidente del Grupo Gheisa y socio de AVE

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