X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
GRUPO PLAZA
CRÓNICAS DE ÁFRICA

Los burros también lloran

ANA MANSERGAS. 23/08/2015 La isla de Lamu se caracteriza sobre todo por ser uno de los pocos lugares en el mundo que puede presumir de no tener vehículos motorizados y usar a los burros como medio de transporte, pero no puede presumir del trato que le da

CRÓNICAS DE ÁFRICA

Ana Mansergas

Periodista
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

LAMU (KENIA). Una de las primeras cosas que más me impactó cuando pisé Lamu por primera vez fueron sus burros. La cantidad brutal de burros que pasean por sus calles aparentemente sin rumbo ninguno, tranquilos, pausados y, en la mayoría de ocasiones, sin dueño. Aunque, eso sí, todos tienen un dueño.

Pasó un tiempo y me acostumbré a los burros aunque seguían condicionando mis paseos por las calles de Lamu. Y es que todavía no me atrevo a ser yo quien domine la situación cuando me encuentro en mi camino a un burro que corta mi paso. Sigue siendo el burro quien tiene la voz cantante y quien me deja pasar o me hace cambiar mi ruta si es que decide no moverse.


Esta situación nunca pasa cuando a una persona local de Lamu se le cruza un burro por el camino. O bien le aparta con unos silbidos o sonidos guturales imposibles de imitar por mi parte; o bien con un golpe en el lomo del animal le espanta. Así de sencillo. Lo que para mi supone todo un mundo, y un problema difícil de solventar en ocasiones, para el habitante de Lamu es algo habitual que no altera en lo más mínimo su ruta ni supone, evidentemente, ningún problema. Es algo natural. Como natural parece a veces el maltrato que sufren estos animales.

El caso es que después del impacto que supuso para mi ver y convivir con tantos burros por las calles de Lamu, más me impactó percibir el trato que se le da a estos animales. En la mayoría de los casos horrible. Y es que desde pequeños los niños aprenden a domesticar a los burros con palos y a palos. Es lo que observan en los mayores. Los burros en Lamu son una seña de identidad, el sustento de muchas familias, el medio de transporte por excelencia y, al mismo tiempo, unos animales maltratados. Pero es que no existe educación ni concienciación al respecto pues también se maltratan al resto de animales, en especial a los perros y los gatos que abundan a raudales.


 
Y eso que desde 1985 se está trabajando en ello desde que llegó "Mama" Elizabeth Svendsen de Reino Unido a Lamu por vacaciones. Unas vacaciones que no quedan en saco roto. Su amor por los animales y las malas condiciones en que vio a los burros de Lamu le hicieron empezar a trabajar. A los poco años, el 4 de julio de 1987 abrió el famoso hospital de burros de Lamu, llamado The Donkey Sanctuary. Un centro que desde entonces da asistencia sanitaria a los burros totalmente  gratuita, financiada por la fundación del mismo nombre y por donaciones privadas.

Cuando abrió sus puertas eran 3.000 burros pero actualmente el número de burros ha descendido vertiginosamente por capítulos como el del año pasado cuando 1200 murieron envenenados, en tan solo dos meses 400 burros murieron en el hospital. Todavía no se saben los motivos de este envenenamiento colectivo pero es cierto que los burros mueven mucho dinero en la isla y son el medio de vida de muchas familias.

Este hospital  hace un trabajo excepcional en el archipiélago de Lamu ya que al mismo tiempo que atiende gratuitamente todo tipo de enfermedades de los burros, es el orfanato para los burros que se quedan huérfanos los dos primeros años, y además hace un trabajo de sensibilización con la población de Lamu importante. Una vez al mes desarrolla un programa educativo sobre el trato y cuidado de los burros tanto entre la población adulta como entre los niños en las escuelas.

Además la fundación con motivo del aniversario del hospital de burros organiza una competición de burros, las Donkey races, son bien famosas en Lamu. En esta ocasión las categorías se dividen en machos, hembras y crías. Entre todos se eligen los mejores burros y los mejores cuidados y se premia a los dueños con un donativo de unos 20.000 chelines kenianos, unos 200 euros.

El hospital de burros es una institución en Lamu, actualmente no pasa por un buen momento económico pero sigue realizando una labor destacable y loable en la isla. Además del reciente que tiene en el centro del pueblo, también tiene otro terreno a las afueras, en las famosas shambas, donde se albergan los burros que no caben en el pueblo. Además en la shamba tiene un punto de agua donde los burros de la zona van a beber.

Actualmente trabajan 6 personas en el hospital, un veterinario y dos ayudantes, además de limpiadores y resto de personal. Es un hospital de atención 24 horas que asiste a más de 250 burros al mes según asegura  Mohamed Athman, uno de los ayudantes de veterinaria. El es de Lamu y desde que es pequeño ha estado en contacto con los burros. Su sueño era trabajar en el hospital y lo ha conseguido.

 

Su madre le animó y le ayudó para conseguirlo pues desde niño se pasaba horas y horas observando a los burros e interactuando con ellos. Mohammed asegura que los  burros son muy amigables, normalmente no atacan, son pacíficos... Comen tres veces al día,  duermen sólo por la noche,  y las hembras tienen entre 7 y 10 embarazos de nueve meses de duración. Un burro pequeño cuesta no menos de  100 euros  y el grande cuesta hasta 400 euros.

La mayoría de ingresos en el hospital son por infecciones, picaduras de mosquitos y por problemas en la alimentación. Con tanta suciedad en Lamu a veces comen plásticos, pues muchos  burros se alimentan de lo que encuentran en la basura. Los peores meses son Junio y julio, época de lluvias, pues cuando consiguen algún terreno donde comer algo verde ingieren arena mezclada con agua lo que provoca bloqueos en el estomago.

Después  de varios meses el burro empieza a sentir dolor y a veces mueren porque aunque el hospital hace todo lo que puede, no olvidemos que les falta recursos y no siempre pueden detectar bien lo que les ocurre. Cuando mueren, los queman. Así evitan infecciones. Por cierto que dos veces al año el hospital moviliza a todos lo burros para quitar los parásitos. Y como en Lamu no hay veterinario a pesar de la cantidad de animales que hay en esta isla por metro cuadrado, dan asistencia, pero no  medicinas al resto de animales como un gesto altruista.

Así que mientras en España algunas especies de burros ya están en peligro de extinción,  en Lamu el burro es más que un medio de transporte, es una fuente de ingresos y se usa para hacer dinero... mucha gente aquí depende de los burros.

CRÓNICAS DE ÁFRICA

Ana Mansergas

Periodista
Artículos anteriores

Comparte esta noticia

comentarios

Actualmente no hay comentarios para esta noticia.

Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad