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VALENCIA. Linn Therese, como tantos estudiantes de Bachillerato, no tenía claro qué carrera estudiar. "Me interesaban los proyectos relacionados con la educación y el deporte", rememora. Al final decidió apuntarse al Grado en Liderazgo Emprendedor e Innovación (LEINN) de Florida Universitària, que arrancó el pasado curso con una quincena de alumnos. Junto a sus compañeros ha organizado graduaciones y partidos de tenis, ha creado videojuegos y ha diseñado una marca de vaqueros personalizados. Estudian y al mismo tiempo gestionan su propia empresa. Así son los leinners.

En este grado los estudiantes de primero registran su compañía y empiezan a buscar ingresos. "El primer año es muy de testeo: saber redactar propuestas, enfrentarte a clientes, si el cliente no te la ha aceptado ver cómo puedes rehacerla de nuevo, calcular presupuestos...", relata Enrique García, coordinador del grado LEINN en Valencia. El objetivo de este novedoso método de aprendizaje, apunta, es que los jóvenes emprendedores logren "encontrar dónde está el nicho de mercado, dónde hay clientes dispuestos a pagar".

En las aulas convencionales para aprobar hay que superar exámenes. En LEINN para superar un curso hay que lograr objetivos de facturación. En primero cada 'leinner' debe ingresar al menos 2.500 euros y lograr 1.500 euros de beneficio para la empresa en la que trabaja junto al resto de compañeros. Ya en tercero el grupo tiene que ingresar 15.000 euros por alumno y ganar 10.000.

Para alcanzar la meta es básico el trabajo en equipo. Cada estudiante desempeña una función dentro de la empresa: uno hace de gerente, otro lleva las cuentas, hay quien lleva la comunicación... Rotan para que todos conozcan los distintos roles y el curso no se acaba en junio. "En cualquier otro grado te despides de tus compañeros hasta septiembre pero ellos tienen una empresa y no pueden dejar tirados a sus clientes", destaca García.

DE MONDRAGÓN A VALENCIA

El grado LEINN aterrizó en España en 2009, en la Universidad de Mondragón, y ya tiene réplicas en Madrid y en Barcelona. Fiel a la metodología finlandesa, puede presumir de haber conseguido algo inaudito en tiempos de crisis: todos sus egresados están trabajando. No necesariamente en la empresa que crearon. En LEINN la empresa es ante todo un instrumento para aprender. "No podemos olvidar que es un grado universitario, están para adquirir una competencias", señala García.

¿Cómo son los leinners? "Son personas inquietas, tienen iniciativa y se sienten incómodas estando en un despacho", describe el coordinador del grado. Y con ganas de viajar. En primero viajan mes y medio a Finlandia y más adelante se desplazarán a Silicon Valley y a dos economías emergentes, China e India. No van a hacer turismo. "A Finlandia se llevaron un proyecto para fabricar biodiésel a partir de aceite usado", pone como ejemplo García. Además de traer souvenirs, cada leinner tenía que volver con 200 euros de facturación bajo el brazo. 

Este curso empezará a emprender un nuevo equipo de leinners. La novedad es que el grado cambia las aulas del campus de Florida Universitària por el espacio ValenciaLAB, en el centro de la ciudad. Lo que no cambia es la filosofía: los alumnos crearán una empresa real con dinero y clientes reales. "Queremos que todo el mundo pueda cumplir su sueño", explica Therese, satisfecha con su elección. El grado LEINN, recalca García, aporta una plataforma para convertir las pasiones de los estudiantes en una línea de negocio.