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VALENCIA. El 16 de junio de 1962 el dictador Francisco Franco visitaba la ciudad de Valencia para inaugurar infraestructuras y equipamientos realizados en el marco del plan de inversiones prometido por el Caudillo a la ciudad después de la riada de 1957. Su visita, que duró cuatro días, estuvo meticulosamente preparada por el aparato de propaganda del régimen y fue el preludio triunfalista de la macro campaña nacional organizada en 1964 por Manuel Fraga Iribarne, a la sazón ministro de Información y Turismo, titulada no sin cinismo XXV Años de Paz.

Con motivo de este evento se editaron carteles, sellos, tarjetas postales, publicaciones y material documental que trataban de difundir una imagen de modernidad y pacificación. Ese es el punto de partida de la nueva exposición del IVAM, Colectivos artísticos en Valencia bajo el franquismo (1964-1976). A modo de contextualización, la muestra, que tiene por comisarios al catedrático Romà de la Calle y al conservador del IVAM Joan Ramón Escrivà, abre sus puertas con un retrato de cómo era la vida en aquella década en la que se inició el desarrollismo español, acudiendo a aquel prólogo infame.

Y es que en paralelo al crecimiento económico se vivió un crecimiento artístico, una auténtica eclosión que la exposición refleja a través de más de 200 obras, entre pinturas, grabados, esculturas, dibujos, revistas, libros, cómics y películas documentales. Concebida como una innovadora disección de la cultura visual de ese tiempo, la muestra, que se podrá contemplar desde este jueves hasta el 3 de enero de 2016, da fe de cómo la ciudad de Valencia tuvo el mérito de convertirse en la capital de la nueva vanguardia figurativa y de la abstracción normativa.

Fueron una docena de años en el que tanto la producción teórica como la práctica artística realizada en la ciudad experimentaron una transformación sin precedentes, y es el momento en el que la proyección nacional e internacional de sus teóricos y colectivos artísticos vivió uno de sus máximos desarrollos. Tomando como punto de partida 1964, el año en el que el régimen franquista celebró con gran pompa lo que el aparato de propaganda llamó XXV años de Paz, la muestra deja patente que, como respuesta a esa operación de manipulación informativa, entre 1964 y 1976 la ciudad de Valencia vio surgir un conjunto de iniciativas artísticas asociativas sin precedentes en España.

BOIX, HERAS, ARMENGOL, ESTAMPA POPULAR DE VALENCIA...

A la creación en 1964 del trío conformado por Manuel Boix, Artur Heras y Rafael Armengol, se unió la gestación, ese mismo año, del colectivo antifranquista Estampa Popular de Valencia y el Equipo Crónica, con Rafael Solbes, Manolo Valdés y Juan Antonio Toledo, si bien este último se desligó pronto del grupo. A su causa renovadora se unieron otros colectivos de artistas no menos importantes como Equipo Realidad (1966), el grupo Antes del Arte (1968), el grupo Ara (1970), el Grupo Bulto (1972), el equipo Escapulari-0 (1972) o el Col·lectiu de Pintors del País Valencià (1976).

En un contexto en el que la lucha interna contra el franquismo había experimentado una virulencia y una amplitud sin precedentes, un sector militante del mundo de la cultura comenzó a vislumbrar la necesidad de propiciar nuevas fórmulas de cooperación y herramientas que contribuyeran a reparar el divorcio entre la élite artística y las aspiraciones de cambio del pueblo. Crear fue su forma de pelear contra el franquismo. Desde la ironía, el sarcasmo o contradiciendo el canon artístico de la dictadura, los jóvenes creadores plantaron cara a la mezquindad del poder imperante.

La ciudad de Valencia asistió entonces a la construcción de uno de los relatos corales más innovadores, plurales y originales enmarcados en el proceso de desarrollo de la modernidad en nuestro país. Por primera vez desde la Segunda República, aseguran desde el IVAM, una ciudad periférica, pero con indudables signos de transformación social y cultural, iba a liderar la aparición de una nueva vanguardia pictórica que se sintió alineada, con plena sintonía, con los nuevos aires renovadores procedentes de los países más avanzados como Estados Unidos, Francia, Italia o Gran Bretaña.

La exposición, que se nutre de fondos procedentes de museos como el de Bellas Artes de Valencia o el de Arte Contemporáneo de Alicante, de las fundaciones Bancaixa y Anzo, de las colecciones Ars Citerior, Martínez Guerricabeitia (Universitat de València) o Studio S.A, o de la Filmoteca Española, entre otras, se divide en 11 capítulos temáticos e irá acompañada de actividades como un congreso que se celebrará en el museo durante los días 20 y 21 y que contará con la participación de destacados especialistas en el estudio de la época como Antonio Ariño, Tomàs Llorens, Manuel García, Teresa Marín, Albert Forment, Manuel Martínez Torán, Áurea Ortiz o Rosalía Torrent. Asimismo durante el mes de diciembre el IVAM presentará un ciclo de cine independiente valenciano de los años 60 y 70 del siglo XX. Todo un reconocimiento a quienes convirtieron el arte en una forma de lucha por la democracia.

Como complemento a la exposición se inauguró la retrospectiva dedicada a Ana Peters (1932 -2012). La muestra Caso de estudio. Ana Peters. Mitologías políticas y estereotipos femeninos en los sesenta estará en el IVAM hasta el 22 de noviembre y repasa varios aspectos de la obra de la artista alemana asentada en Dénia, como su producción serigráfica de los calendarios Estampa Popular o el interiorismo, ámbito en el que fue muy activa durante finales de los años 60, pero el tema central de la muestra es la actividad feminista de Peters. La artista, según afirma la comisaria de la exposición, María Jesús Folch, concebía los medios de comunicación franquistas "como instrumentos de los poderes fácticos para perseguir y reducir las estructuras sociales a una serie de comportamientos", lo que "se representaba perfectamente en las revistas femeninas y el trato de los medios de comunicación a las mujeres".