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VALENCIA (FOTO: EVA MÁÑEZ). La sorpresa de la sesión de investidura llegó por la tarde. Antonio Montiel, síndic de Podemos, cambió el sentido del voto de su formación. De los 13 diputados del grupo solo votarían a favor ocho, los necesarios para que Ximo Puig fuera investido president de la Generalitat en primera votación. Era un sí crítico a un "cambio político necesario" para proteger las instituciones de "redes mafiosas".

Ya al mediodía Montiel dejaba entrever cierto desencanto con el discurso de Ximo Puig. "No sé si hay vieja o nueva política", había afirmado el candidato socialista. El síndic de Podemos aprovechó su alocución para  mostrar el "talante rebelde" del que presume su formación. "A partir de ahora la pluralidad será la norma", auguró. El 'Acord del Botànic', matizó, no es "un pacto de legislatura", y recordó medidas de control propuestas por Podemos como el 'escaño 100' o la comisión que vigilará el cumplimiento del pacto de gobierno.

Montiel atacó al PSPV por su "peor resultado de su historia" y reprochó a los socialistas la reforma del artículo 135 de la Constitución "con nocturnidad y alevosía". El síndic de Podemos no desveló que él iba a ser uno de los diputados que se abstendría. Puig valoró el papel del partido de Pablo Iglesias "para coser la alternativa necesaria" y agradeció sus votos favorables. 

Por su parte, Mónica Oltra se ciñó al guion previsto y prometió "un gobierno de puertas abiertas, protector y amable". Sin escatimar críticas al PP, incluso por la nomenclatura de su 'Pacto del Pollo', la próxima vicepresidenta de la Generalitat enumeró la ristra de medidas que tomará el nuevo Consell, como la auditoría ciudadana de la deuda, un nuevo modelo de financiación o una sanidad universal sin exclusiones.

No obstante, Oltra puntualizó a Puig que un voto favorable "no es un cheque en blanco" y reclamó un Consell que "no olvide a las personas que sufren". Puig hizo suyas las intenciones de su socia de gobierno: "El paradigma de la nueva Comunitat tiene que ser la solidaridad".