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CRÓNICAS DE ÁFRICA

Nairobi 3.0

ANA MANSERGAS (FOTOS: JOSÉ ÁBALOS). 21/06/2015 Un documental muestra el nivel de emprendimiento social en Kenia, uno de los capítulos a descubrir para acabar con el analfabetismo generalizado sobre África

CRÓNICAS DE ÁFRICA

Ana Mansergas

Periodista
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LAMU (KENIA). Volver a Kenia, es como volver a casa. Volver al primer país que pisé de la "África Negra". Volver a Kenia es volver al inicio de todo. Volver al primer destino que me atrapó en África. La primera vez que vine a Kenia fue en 2012 y vine directa a Lamu. No sabía muy bien su ubicación, en la costa keniana casi frontera con Somalia, ni su historia ni su cultura directamente relacionada con el arte Swajili,  desconocía todo su encanto, su potencial y sus particularidades. Vine sin pensar, necesitaba sentir, desconectar... Y lo conseguí.

Desde el minuto uno olvidé el motivo que me hizo salir de España y me quedé deslumbrada por esta isla. Fueron sólo 10 días, los mejores 10 días aprovechados que he tenido viajando por la vida. Lamu es especial, es única, pero hay que venir y sentirlo, vivirlo y viajarla. Esta isla que todavía usa el burro como medio de transporte es un lugar digno de visitar.

Un detalle que siempre destaco, pero es que ahí está su gran valor añadido, lo que marca su gran diferencia, lo que hace tener la sensación que el tiempo no existe y donde se vive y se respira de otra manera. Nunca había vivido en un lugar sin medios de transporte con motor y marca totalmente el estilo de vida, el día a día y la manera de entender el mundo.

Además es un lugar donde la mayor parte de su población camina descalza. Y no como síntoma de pobreza, si no como símbolo de libertad. La libertad de no necesitar calzado, el placer de pisar el suelo, la arena... De tener un contacto directo con la tierra. No encuentro mayor sensación de libertad que esa, y , por tanto,  lo que supone tenerse que calzar cuando sales de la isla y cruzas a la península. Los zapatos se convierten en algo más que un elemento para caminar, son el símbolo que limita esa libertad, que crea ya una dependencia,  que nos traslada a un mundo y un sistema que no permite ir descalzo por la vida. A partir de ahí, todo lo demás.

 

NAIROBI, CIUDAD DE PASO

Pero para llegar a Lamu desde España hay que pasar por Nairobi. El caso es que Nairobi es todo lo contrario. Es ese monstruo del capitalismo en África del Este que nada tiene que ver con la isla donde tengo el lujo de residir. En Nairobi sólo van descalzos los pobres, no hay burros ni dhows y  los coches provocan auténticos atascos que te bloquean un par de horas en el coche fácilmente. Nairobi es considerada la capital económica de África del Este, con todo lo que ello conlleva. Centro de negocios y destino de multinacionales y organismos oficiales que abren sus oficinas y delegaciones en la capital de Kenia.

Lo que más me fascina de Nairobi siempre que voy es el nivel de desarrollo y de emprendimiento en que trabaja una parte de la población. Un porcentaje reducido pero existente. Nunca hubiera imaginado encontrarme lo que me encontré en Nairobi la primera vez que tuve la oportunidad de vivirla.

Fue hace dos años. En esa ocasión pasé más tiempo en Nairobi de lo habitual trabajando con la Fundación Voces Para la Conciencia y el Desarrollo en la grabación de un documental sobre emprendimiento social, llamado Nairobi 3.0. Un documental de la productora valenciana Uranes Film que ya podéis visualizar y que es más que recomendable. Además de que la realización y el trabajo final es impecable, profesional y brillante gracias a la labor de Jose Ábalos y Nadia Montero, a través de la emprendedora  Aurelie Salvaire  muestra una imagen de África que se desconoce en el resto del mundo y que a más de uno nos convendría visionarlo para empezar a acabar con el analfabetismo generalizado que tenemos de este continente y de ciudades como Nairobi.

Este documental hace un recorrido por proyectos de emprendimiento social de todo tipo, muestra una radiografía de lo que sucede en KenIa y de las líneas de futuro. Hay gente muy preparada y con ganas de cambiar el mundo, empezando por su país. Y esta parte de Nairobi de la que habla no tiene nada que envidiar a otros países del mundo.

EL FUTURO ES UNA START UP

En más de una ocasión , estando en Nairobi, yo tengo la sensación de estar en cualquier lugar europeo de Berlín o de Londres aprendiendo y empapándome del nivel que aquí existe. Nivel en todos los sentidos, artístico, económico, de emprendimiento y tecnológico... Como por ejemplo, MPesa. Algún día intentaré explicar ese fenómeno llamado MPesa que es un servicio de pago que existe en Kenia través de telefonía móvil que ha revolucionado todo el país y que dejaría con la boca abierta a más de uno tal y como a mí me pasó cuando lo descubrí, una auténtica revolución que continuó cambiando la imagen que yo tenía de África. Y confirmé una vez más que África es demasiado grande para poder generalizar sobre ella.



Nairobi es una ciudad de contrates. Los barrios más pobres como Kibera, conocidos como slums,  donde las chabolas han constituido una ciudad dentro de su ciudad con sus propias leyes, contrastan con los grandes edificios llenos de oficinas donde también se desarrollan las famosas start up que se convertirán el día de mañana en empresas para el desarrollo del país, uno de los países más ricos de África. Me gustó conocer de primera mano el nivel de emprendimiento que existe en este país, un emprendimiento quizá forzado u obligado para no caer en la pobreza a la que , sin darte cuenta, te puede arrastrar un país como  Kenia.

Nadie te da nada hecho, si no emprendes no hay opción. Y por eso algunos jóvenes, la mayoría descendiente de kenianos que han estudiado fuera de Kenya, están trabajando en proyectos sociales de todo tipo con los que esperan poder ayudar al desarrollo de su país. Desgraciadamente es una minoría y han tenido que formarse fuera de Kenia,  pues la gran mayoría difícilmente podrá haber accedido a la universidad.

Ahí descubrí la gran diferencia que hay entre los jóvenes nacidos en este país y los jóvenes que nacimos en un país "desarrollado" cuyo sistema, al no haber necesidad de primer nivel, nos convierte en auténticos parásitos de la sociedad  en términos  generales, porque siempre hay excepciones. Pero es la necesidad la que, en esta ocasión, ayuda a salir de la rutina, buscarse la vida e inventar nuevas fórmulas tal y como ha pasado en Europa que el nivel de emprendimiento ha crecido con la crisis.

Así que si se quiere tener calidad de vida, hay que emprender y en Nairobi también hay mucha calidad de vida. La riqueza está mal distribuida,  típico de países en desarrollo, no existe clase media, sólo hay pobres o ricos. Un nivel de riqueza y de pobreza extremo que yo nunca he visto en otra parte. Aún con todo, me gusta Nairobi, sólo hay que aprender a moverse en ella.

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1 comentario

Luis Moreno escribió
21/06/2015 10:14

En 1985 pasė 3 días en Lamu y siempre he pensado que debe de ser lo más parecido a un paraíso terrena.

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