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VALENCIA. Llegó el gran día. Los analistas hablan incluso de las elecciones autonómicas y locales más importantes de los últimos 20 años. El escenario, no se puede negar, es nuevo. El Partido Popular parece abocado a un fin de ciclo mientras nuevas formaciones (Ciudadanos y Podemos) se consolidan en las encuestas por delante de partidos con largas trayectorias. Estas son algunas de la claves que habrá que tener en cuenta a lo largo del día para entender la jornada electoral.

- Las encuestas: Como decía El Roto en uno de sus chistes, las predicciones son claras, puede pasar cualquier cosa. El reciente ridículo demoscópico de Reino Unido, con un David Cameron arrasando cuando se había previsto un ajustado empate con Ed Milliband, puede repetirse aquí. Por un lado, hay entre un 20 y un 25% de votantes (según la encuesta y el tipo de elección) que aún no han decidido en quién confiar. ¿Cuántos de ellos simplemente prefieren callar antes de decir que votaran por el PP? ¿Y por el PSOE? ¿El apoyo a Podemos es real o hay mucha posturita? A todo esto se suma otro factor: la aparición de dos nuevas formaciones de las que no hay más referencias que las últimas elecciones europeas de 2014 (y no es mucho). Eso ha obligado a los gurús de los sondeos a pasar más horas de cocina que un finalista de Masterchef. Aun así, mañana la frase más repetida será "yo ya lo dije".

- De la ¿debacle? del PP...: Ni los votantes más optimistas del centro-derecha creen que el Partido Popular pueda volver a ganar por mayoría absoluta, pero no hay una sola encuesta que no diga que será la fuerza más votada en la Comunitat Valenciana y en muchas de las localidades en las que tendrá que pactar o hacer las maletas. El presidente Alberto Fabra ha hecho más de un guiño a los Ciudadanos de Carolina Punset para intentar un acercamiento si toca negociar. En cambio la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, les ha acusado incluso (en el mitin del pasado jueves) de ser la "izquierda radical" y "catalanistas", palabras que no ayudan precisamente si tiene que llamar a la puerta de Fernando Giner. Aunque siempre podrá recurrir al "lamento que se malinterpretaran mis palabras". Pero mientras huele a derrota en el PP hay datos que pasan desapercibidos.

- ... al ¿triunfo? de la izquierda: Pase lo que pase, harán falta al menos tres partidos para desalojar al PP que, en los últimos años (entre crisis económica y corrupción), ha sufrido la etapa de mayor desgaste de su historia. Tampoco es para lanzar cohetes aunque algunos optimistas lo vean como un gran triunfo. Luego está el candidato socialista Ximo Puig que, por mucho que quiera dar una imagen "institucional" en plan próximo president (solo hay que ver su participación en el 'Debate Definitivo' de Levante TV), los datos que arrojan las encuestas para su formación son preocupantes. Si se cumplen los pronósticos, sus actuales 33 diputados podrían quedar en 20 en la próxima legislatura. Aunque fueran algunos más, tampoco sería de mucho alivio. De las expectativas del aspirante al Ayuntamiento Joan Calabuig, mejor ni hablar. Las próximas semanas en Blanquerías pueden dar mucho de qué hablar.

- La incógnita de Esquerra Unida - Acord Ciutadà: Salvo entre los votantes populares, es difícil discutir que los de Ignacio Blanco, pese a su escasez de recursos, han sido muy eficaces en su labor de oposición. En casos como el Dipu Gate (el de las grabaciones, tan presuntas como famosas, al presidente de la Diputación Alfonso Rus), Valmor o el Caso Brugal en Alicante o han llevado la voz cantante o han sido fundamentales. Sin embargo, su presencia en las Corts no está clara. Se da por sentado que la formación tiene unos votantes muy militantes pero limitados: todos pasan por la urna. Eso es bueno si hay baja participación y no tanto si se movilizan los demás partidos. Si se queda fuera del parlamento autonómico el PP, automáticamente, sumaría entre dos y tres diputados lo que, tal y como está el patio, son muchos. Cabe recordar que el Bloc no alcanzó en 2003 el 5% de los votos necesarios para tener representación (se quedó en 4,69%), y sus más de 114.000 sufragios no sirvieron más que para mejorar los resultados de Francisco Camps.

- Las diputaciones, las olvidadas: Si en Casablanca a Humphrey Bogart e Ingrid Bergman siempre les iba a quedar París, todo apunta que es lo que le va a pasar al PP con las diputaciones. El sistema de elección de los 31 diputados provinciales se basa en los resultados que se logren en los distintos partidos judiciales. En cada uno de ellos, los concejales eligen a su representante. El sistema beneficia claramente al partido más votado, y en esta ocasión será el PP. Además, hay que descontar los votos que obtengan las formaciones locales nacidas al calor de Podemos pero que no forman parte de su estructura. Son votos que no cuentan ya que no se han constituido como coalición de partidos ante la Junta Electoral, lo que vuelve a beneficiar al PP.

- El cierre de RTVV: Por mucho que les pese a algunos, la ausencia de una televisión pública no parece que haya tenido excesivo impacto, puede que nulo. Los partidos de izquierda se han limitado a comprometerse con un futuro ente "sostenible, de calidad y en valenciano", pero con escaso entusiasmo. Lo de que les gustaría que comenzara sus emisiones el próximo 9 d'Octubre no se lo creen ni ellos: habría que modificar los presupuestos de la Generalitat, cuya deuda es de unos 37.000 millones de euros. ¿Ha perjudicado al PP no contar con Canal 9? Sobre cómo hubiera funcionado el modelo que propuso Rosa Vidal solo se puede especular.  En el terreno de lo positivo, por primera vez desde tiempos inmemoriales se pudo ver en televisión un verdadero debate político, ágil, en el que los candidatos tuvieron que dar lo mejor de sí mismos y no limitarse a encadenar monólogos. Y lo organizó una televisión privada, Levante TV. Los debates de la Cadena SER tampoco han estado nada mal.

- El huracán Ciudadanos: En diciembre de 2013, lo más cerca que estaba la formación de Albert Rivera de contar con una lista en Valencia era fichar al cantante Francisco, mitad señor, mitad correcaminos. Hoy, son la salsa de cualquier conversación política ya que todo apunta a que serán decisivos en la Generalitat y en algunos de los principales ayuntamientos (Valencia entre ellos). El partido está en su momento de gloria, como lo estuvo Podemos hace unos meses, y aún esta por ver si seguirán su misma trayectoria balística (bajar después de tocar techo). Para el PP ha sido su talón de Aquiles, algo que no le había ocurrido nunca (lo más parecido fue Unió Valenciana): los descontentos populares tienen una opción en la que refugiarse. Pero ¿pactarán o no pactarán? ¿Apoyarán a una lista pero preferirán la oposición? ¿Son lobos con piel de corderos o, como dicen algunos, el partido del IBEX? ¿Tiene futuro un partido con más tránsfugas y de más partidos que todos los demás juntos? ¿Es creíble el mensaje de transparencia de quien no ha presentado en los últimos años datos ante el Tribunal de Cuentas? Qué será, será... pero de momento parece que esta es su noche: se van a forrar a votos... de confianza.

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