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EL CABECÍCUBO

'Desigualdad para todos', el fracaso de la izquierda americana de Reich

ÁLVARO GONZÁLEZ. 23/05/2015 Un documental que analiza la desigualdad en Estados Unidos, donde los millonarios han llegado a tributar por el 15% mientras que los trabajadores no bajan del 30%

MADRID. Robert Reich fue secretario de Trabajo en la administración Clinton, aunque en su larga carrera había sido becario de Robert Kennedy y  trabajó para la administración Ford y la Carter. Ahora la televisión de pago está emitiendo un documental en el que él, en primera persona, habla de su experiencia y su preocupación por el rumbo de la política económica estadounidense. El vídeo apareció en 2012, en el festival de Sundance, de modo que ha pasado mucho tiempo para que sea vigente en 2015 como lo pudo estar en su tiempo, con el movimiento Occupy Wall Street más calentito. Pero merecen la pena muchos de los datos que aporta.

Es también un documental muy americano, en el sentido de que solo puede entenderse en clave local y aboga, de forma un tanto lacrimógena, por que los jóvenes "hagan algo" con una invitación a que sean "líderes". Un tanto chirriante para nosotros, que somos menos emotivos cotidianamente, por decirlo de algún modo.

Pero es un documental que sintetiza muy bien lo que está pasando en la economía americana, que es la que estamos tomando como modelo en Europa y el escenario hacia el que nos dirigimos, por mucho que nos creamos europeos o que por pronunciar mucho esa palabra nuestra forma de organización social será distinta.

Reich sitúa el principio de la debacle de la clase media a finales de los años 70 y sobre todo con la llegada de Reagan. Recuerda cómo el presidente ex actor de Hollywood puso todas sus energías en dinamitar una huelga de controladores aéreos. Reagan sale pronunciando unas palabra que se pasan por salva sea la parte el derecho a la huelga de los trabajadores: "Mañana el que no esté en su puesto se entenderá como que no quiere ir a trabajar y renuncia a su empleo".

Muchas empresas siguieron el ejemplo y se desató una lucha contra el sindicalismo, en un país que en los años de mayor desarrollo tuvo a un tercio de sus trabajadores sindicados. El problema era, en cualquier caso, poder ser competitivos con otros países donde a los sindicalistas directamente se les ha metido cuatro tiros o en los que ni siquiera existía esta forma de protección de los intereses de los trabajadores.

El documental explica, sin profundizar demasiado, que mientras esto sucedía, la robótica y los ordenadores se han ido convirtiendo cada vez más en los nuevos trabajadores. Entrevistan a un hombre que ha sido despedido que dice con tristeza que cuando va al supermercado nunca pasa por la caja electrónica y prefiere que hacerlo por donde hay una persona. No logrará cambiar el mundo pero al menos conseguirá que la transición sea más lenta.

Ambas circunstancias, la revolución de derechas y los cambios de paradigma, devaluaron la calidad del trabajo en Estados Unidos. Mientras que la producción crecía exponencialmente en valor, las rentas del trabajo llevan cuarenta años estancadas.

Las consecuencias de esta etapa son, según Reich, que en la clase media, para seguir consumiendo, aparte de incorporarse definitivamente la mujer al mercado de trabajo, ambos cónyuges han tenido que trabajar más horas. Como tampoco así conseguían cubrir todos los gastos, pasaron a entramparse con el crédito.

Aparece una familia haciendo cuentas para llegar a fin de mes y, entre seguro del coche, seguros médicos y demás, ven con desesperación que no llegan. ¿Cómo vamos ahorrar para prosperar con 80 dólares en el banco? Se preguntan. Lo mismo que un mormón de derechas, votante republicano, que ha visto cómo en la boyante planta de energía geotérmica en la que trabaja están despidiendo a cada vez más trabajadores y bajándoles el sueldo. El motivo es sencillo, aumentar el margen de beneficio a costa del trabajador. Reich se dirige al sindicato de estos trabajadores y mantiene un diálogo con uno de ellos. La mayor resistencia a las protestas y los cambios resulta que viene de él. Le parece justo que la gente con más estudios que él se haga rica. "Yo haría lo mismo si fuese más inteligente y hubiese estudiado", proclama. Le tienen que explicar que así no va la cosa.

Reich habla de un círculo virtuoso, en el que el salario del trabajador sirve para que haya más consumo, más actividad económica, las empresas tengan más beneficios y paguen más impuestos, que luego repercutan en más y mejor educación, lo que lleva a las fábricas trabajadores más formados. Cuenta que así fue Estados Unidos durante la guerra fría, el país con los trabajadores mejor formados del mundo donde surgió la clase media más amplia de toda la Historia.

Como ejemplo, Reich habla del iPhone. Se monta en China, allí están las fábricas, pero de los beneficios de la venta de cada teléfono, los que se llevan la tajada más grande son los japoneses y los alemanes, que están fabricando los componentes que requieren mayor especialización de la fábrica y los trabajadores. Ni siquiera Estados Unidos, de donde es Apple, está entre los que más pillan.

En sentido contrario, habla de un círculo vicioso. Cuanto menos sueldos, menos consumo, menos economía, menos impuestos y así llegan los recortes que suponen que la rueda vuelva a girar, pero en aún peores condiciones. En esa situación de hundimiento de la clase media, además, advierte de que el enfado y la frustración generan ganas de culpar a algo y no siempre tiene por qué ser el sistema, sino que a muchos les da por señalar, por ejemplo, a los musulmanes.

Son todo relaciones elementales que están muy difundidas en estos últimos años de crisis mundial y lo que no vale del documental es que habla solo por Estados Unidos y sus trabajadores, es decir, de los del primer mundo, que ya no pueden decir que son la parte más baja de la pirámide cuando pueden comprar ropa barata, por citar un producto, elaborada en condiciones de semiesclavitud en otras latitudes.

Reich cuenta que abandonó la administración Clinton cuando éste fue reelegido porque se sentía frustrado. Creía que los cambios que quería llevar para mejorar a la clase media de su país no estaban surtiendo efecto. Y manifiesta su disconformidad con un fenómeno que también es muy español: en proporción, los millonarios, pagan menos impuestos que los trabajadores de menor nivel. Con Eisenhower, que no era muy sospechosos de socialismo, cita, el tipo más alto era del 91%. Después nunca bajaron del 70%, pero desde la era Reagan, los impuestos a las grandes fortunas andan por el 35%. Precisamente cuando los beneficios empresariales son más altos que en toda la historia.

En algunos casos, como se tributan ingresos por beneficios del capital, lo que pagan es del 15%. Un trabajador medio americano, explica, mínimo se deja un 30% en impuestos. Cuando esto se quiso cambiar con el gobierno de Clinton, los empresrios se sacaron de la manga las stock options para eludir la ley. Y en este país, al hecho de que muchos tengan que trabajar solo para subsistir, yendo apretados y con deudas, hay que sumar que hay casos, como el del citado trabajador de la planta geotérmica, que tiene a dos hijos sin seguro médico porque sencillamente no le llega. Un documental con un mensaje claro para los europeos: a eso vamos.

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6 comentarios

antonio escribió
27/05/2015 16:00

Los dos círculos de la economía política. Y no hay nada más relevante que eso. Nada. ''Círculo virtuoso, en el que el salario del trabajador sirve para que haya más consumo, más actividad económica, las empresas tengan más beneficios'' Sucede en 1945-1975. La treintena gloriosa en la OCDE. ''Círculo vicioso. Cuanto menos sueldos, menos consumo, menos economía, menos impuestos y así llegan los recortes''.1975- ¿?

Santi escribió
27/05/2015 12:46

Gracias por la reseña. Álvaro, sobre el despertar del capitalismo especulativo a partir de finales de los 60 en Reino Unido y su continuación al otro lado del Atlántico, probablemente ya conozcas la serie corta de documentales de Adam Curtis: The Mayfair Set. Imapagable retrato de los gestores de los ahorros de los pensionistas de grandes y (en comparación) paternales empresas industriales, señores calvos y con bigote y jersey abierto color verde botella, pardo o burdeos, financiando las salvajes arremetidas del capitalismo especulador contra esas mismas empresas industriales, y que resulta en su demolición descontrolada. Es una foto buena de la cosa esta en sempiterna revolución de sí misma llamada "capitalismo", porque estos señores calvos y con bigote lo que están haciendo es seguir al pie de la letra la principal directriz que rige su labor gestora: actuar sólo en interés de una mayor rentabilidad de los fondos que gestionan. Que eso suponga que no va a haber nuevos pensionistas en esas empresas, porque habrán sido liquidadas como resultado de la financiación proporcionada por los fondos es algo contradictorio, salvo que tengamos el punto de vista de Dios o el de los creyentes en manos invisibles.

galaico67 escribió
24/05/2015 13:19

Ya, Crul, ya, pero ese señor que gana 250.000, necesita que se hagan carreteras, aeropuertos, ferrocarriles, necesita un sistema judicial, necesita antidisturbios, necesita que alguien le proteja de otros como él. No se si en Pews conocen el sistema feudal y algo de Historia, pero el tema no es lo que te quitan, sinó lo que te queda y los retornos que te llevas: cuanto vale un sistema que evita que los chinos actúen a sus anchas en tu país? O que proteje tus negocios de molestas interferencias, con patentes, normas u aranceles?... Miserables...

Epicureo escribió
24/05/2015 12:09

Yo_mismo, ¿de verdad te crees que la gente es capaz de reducir su nivel de consumo voluntariamente? No me imagino a un padre de clase media diciendo a sus hijos que NO va a haber juguetes, ni hamburguesas, ni ropa que no sea de segunda mano, hasta que el capitalismo caiga.

Crul escribió
24/05/2015 10:36

En relación con estos temas leí hace poco un artículo interesante en PewResearch: In 2013, according to our analysis of preliminary IRS data, people with adjusted gross incomes above $250,000 paid nearly half (48.9%) of all individual income taxes, though they accounted for only 2.4% of all returns filed. Their average tax rate (total taxes paid divided by cumulative AGI) was 25.6%. By contrast, people whose incomes were less than $50,000 accounted for 63.4% of all individual income tax returns filed in 2013, but they paid just 6.2% of total taxes; their average tax rate was 4.2%. http://www.pewresearch.org/fact-tank/2015/03/24/high-income-americans-pay-most-income-taxes-but-enough-to-be-fair/ No acabo de ver el sentido a seguir exprimiendo por abajo, cada vez es menos rentable.

Yo_mismo escribió
23/05/2015 17:59

No entiendo la actitud pacífica de la izquierda. Ni tampoco entiendo su ceguera: tienen delante la solución pero la conciben como el problema. Si se bajan los salarios disminuye el consumo y baja la actividade económica. Esa es lo que dice Reich en el artículo, pero no se da cuenta que es la solución. Cuando el gobierno de Reagan emprendió el ataque contra los trabajadores, bajando los impuestos a los ricos, y aprobando leyes antisindicales ¿por qué no reaccionó la clase media y trabajadora disminuyendo el nivel de consumo hasta quedarse en poco más que lo básico? De esta manera muchas empresas se hundirían. Es verdad que no resolvemos el problema de los trabajadores, pero al menos ellos se hunden también, no sólo nosotros. Y esa medida habría que haberla tomado junto con otras como protestas, huelgas, etc. Lo que ahora está pasando de manera natural, crisis general del capitalismo por crisis de consumo, debió haber sido provocado ya desde el primer momento. Pero el problema fundamental es que los trabajadores no tenían (y siguen sin tener) conciencia de clase, por eso no lucharon ni coordinaron sus acciones. Los ricos siempre tuvieron conciencia de clase, y la siguen teniendo. Tienen muy claro que son ricos porque los demás son pobres. "Por supuesto que hay una lucha de clases, y los ricos la vamos ganando". Warren Buffet

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