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CRÓNICAS DE ÁFRICA

Elecciones por el mundo

ANA MANSERGAS. 17/05/2015 Seguir la campaña electoral como espectadora, desde África, permite ver desde otro ángulo lo que significa el proceso democrático

CRÓNICAS DE ÁFRICA

Ana Mansergas

Periodista
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KENIA. No hay nada como vivir una campaña electoral desde la distancia. Es toda una experiencia que recomiendo hacer al menos una vez en la vida. Una experiencia que relativiza e, incluso, ridiculiza muchos discursos, propuestas, promesas y cumplidos políticos. Una experiencia que ayuda a poner a cada uno en su sitio y una experiencia que ayuda a descubrir las necesidades de cada sociedad en función de su nivel de desarrollo. Unas necesidades sobre las que se deberían articular  los programas políticos.

Dentro de una semana, el 24 de mayo, se celebran las elecciones locales y autonómicas en varias ciudades de España, en la Comunitat Valenciana también. Es la realidad política que más conozco, la que he vivido y sufrido durante muchos años y la que sigo con cierta distancia y desinterés aunque con bastante expectación, curiosidad y esperanza al mismo tiempo. Es lo que tiene vivir en una realidad tan diferente donde las necesidades son otras y donde se sigue trabajando por conseguir garantizar unos niveles mínimos de educación, sanidad y alimentación...

Y cuando digo mínimos, digo mínimos. Pero no entraré a comparar realidades porque no seria justo pues, como he dicho,  las necesidades cambian dependiendo del nivel de desarrollo del país y porque sería muy populista y muy aventurado por mi parte. Lo único que sí que oso decir es que no todo vale y que las políticas sociales son más importantes de lo que pensamos. Como todo en la vida, no aprendes a valorarlas hasta que no las tienes. Y una vida sin las necesidades básicas cubiertas, es imposible de aceptar.

Vivir rodeada de personas que no las tienen garantizadas, ha radicalizado aún más mi postura. No hay excusas.  Por tanto, no titubeo en afirmar que un programa político que no garantice una política social para todos por igual independientemente del nivel adquisitivo y económicos de cada uno, no merece la pena. No olvidemos que  aunque ahora estemos arriba, siempre podemos caer.

NO HAY SISTEMA QUE FUNCIONE

Tampoco entraremos a valorar el nivel de responsabilidad de las personas que se ocupan de esto que se llama política, no entraremos a valorar ni sus intereses personales, ni los motivos que les llevan a trabajar en esto porque generalizar sería muy injusto pero hasta la fecha no he tenido la oportunidad de conocer un sistema en que la política funcione. Muestra de ello son las  realidades sociales que vemos con personas que no tiene sus necesidades básicas cubiertas. Cualquiera de estas realidades supone el fracaso de todo un sistema sea en Europa, América África o Asia. Así de triste, así de cierto.

Aún recuerdo la campaña electoral en Guatemala hace siete años, país con unos índices de desarrollo y pobreza alarmantes. "Mano dura, cabeza y corazón" era el lema del partido que ganó la elecciones. Un partido y un presidente corrupto a más no poder que hacía todo lo que estaba en su mano para conseguir ganar votos, sobre todo aprovecharse de la clase pobre con discursos populistas y regalos baratos para comprar votos.

No ponía autobuses ni daba bocadillos a quienes iban a sus mítines como suelen hacer nuestros políticos, pero si que regalaba camisetas y algún objeto más a los pobres que cuentan con un armario vacío cargado de necesidades que cubrir.

Para evitar más corrupción de la habitual, organizaciones internacionales de reconocido prestigio mandan observadores para garantizar que se cumplan los derechos básicos de libertades de expresión y de votos, entre otros. Un ejercicio de autoridad que me permito el lujo de cuestionar y que dudo se haga sólo por garantizar esos derechos básicos a su población y no por los propios intereses económicos de estas potencias en este tipo de países. Pero es sólo una percepción que no puedo contrastar ni asegurar, me falta mucha información. Llamadlo intuición femenina.

EL PAPEL DE LOS OBSERVADORES

Estos observadores también supervisan las elecciones en países africanos. Es la manera de ponerse medallas y de creer que garantizan los derechos de estas poblaciones. Pero nos olvidamos a veces que estamos hablando de observadores y de derechos que han surgido de organizaciones de los países desarrollados, sustentadas por perspectivas occidentales y  por sistemas impuestos que en muchas ocasiones poco tienen que ver con la realidad social de estos países.

África es muy compleja, muy diversa y muy difícil de entender a veces desde un punto de vista europeo. Existe una variedad étnica brutal que es difícil que se sienta representada en una sistema electoral heredado de su época colonial. El caso de Kenia, donde vivo ahora,  es uno de ellos. Kenia cuenta con una variedad de tribus extensa y variada (kikuyu, luo, kamba, swahili, giriyama, orma, masai, digo, nandi...). Tribus que nada tienen que ver unas con las otras. Tribus enfrentadas además. Y tribus que luchan por el poder y por el dinero, como en cualquier parte del planeta. Nada nuevo.

El problema es que tengo la sensación que estas tribus podrían haber adquirido la manera de gestionar el poder y el dinero de sus colonizadores, copiaron un modelo que no les pertenecía, que no usaba los mismos códigos ni hablaba el mismo lenguaje, aprendieron de ellos,  y fruto de esta influencia hoy día utilizan estas reglas en una sociedad donde no encajan y que no vela por su idiosincracia pues se trata de  una sociedad compleja y nada homogénea.

Aún con todo, lo curioso es que todos votan. Además igual que en Europa, con papeletas en colegios o centros que se habilitan para el voto. Incluso esas tribus perdidas en medio de la nada que parece que no cuenten, en época electoral sí cuentan. Como ocurre en España, son más votos aunque  sólo se les preste atención en elecciones. La única diferencia es que las tribus nunca votarán a otra tribu. Son una piña.

EN LAS TRIBUS, TODOS A UNA

Todas las tribus tienen un  representante en las elecciones, no hay varios representantes por tribu, sólo uno. Podríamos  decir que cada tribu tiene un partido político y que siempre serán votados por los miembros de su tribus. Por eso siempre gobiernan las tribus más grandes, las que tienen más personas que representar... No gobierna quién mejor programa político ofrece. Eso no importa. Al final parafraseando a un grande "siempre pasa igual cuando ocurre lo mismo".

La diferencia más grande y de lo que podríamos sentirnos orgullosos es de la manera de gestionar la violencia. Eso si. Tanto en Centroamérica como en África, los lugares que he visitado cuando estaban en campañas electorales o elecciones, llevan adjunto un nivel de violencia tremendo. Una violencia que paraliza y atemoriza a todo el país. De hecho aún se recuerda por estas tierras las terribles matanzas y atentados que ocurrieron en las elecciones de 2007 entre las tribus. Atentados contra la población civil.

Los kikuyus son los que gobiernan desde los últimos años en Kenia, tras grandes enfrentamientos contra los luos (tribu de la que desciende Barak Obama, por cierto). El  presidente actual es Uhuru Kenyatta, de ahí que muchos, por equivocación usemos keniata como gentilicio de Kenia, aunque su correcto nombre es keniano. Este presidente aplica unas relaciones con el resto del país según quién gobierne en cada ciudad.

Si gobierna su tribu, les apoyará con mejores ayudas económicas, pero si gobierna una tribu diferente hará caso omiso a las necesidades que hay que cubrir y que debería financiar el gobierno central. Exactamente lo mismo que ocurre en España cuando el gobierno central apoya a las comunidades que tienen su mismo color político y ningunea a las de la oposición.

Aquí en Lamu, en la costa de Kenia, el gobernador es swahili y por ello es un destino olvidado por el gobierno. Un destino que no cuenta con ninguna ayuda ni política social que trabaje la tremenda pobreza que se vive en la isla. Y un  destino que ahora empieza a interesar por el puerto internacional que están construyendo y que ha provocado que muchos kikuyus con dinero vengan a comprar tierras a los swahilis a precios muy baratos para revenderlas en unos años y empezar a hacer negocio.

TODO POR LA PASTA

La construcción de este puerto, que será el segundo más importante de África del Este, que esta siendo construido por empresas chinas y que va a destrozar una parte importante del ecosistema de este archipiélago, es un asunto que levanta ampollas en este pueblo desde que empezó a construirse. Los intereses económicos que hay detrás de este gran proyecto ha hecho imposible parar esta agresión de consecuencias irreparables en el archipiélago de Lamu por mucho dinero que , digan algunos, que va a reportar a la isla. Habrá que verlo.

Al final me doy cuenta que los comportamientos del dinero y de la política son los mismos, esté donde esté.  Y al final podría ser producto de una colonización que impuso un sistema electoral occidentalizado y capitalista en los países pobres que colonizaban sin tener en cuenta la realidad y las particularidades de sus gentes, de sus tribus y de su manera de entender el mundo. Imponiendo una democracia única, que se presupone positiva para todos. Y no lo cuestiono, pero no debemos olvidar que siempre hablamos desde una perspectiva occidental.

De ahí que, años después, los comportamientos políticos y económicos hoy día sean muy iguales, poco diferentes en cualquier lugar. Eso sí, en  lugares más desarrollados, quizá las agresiones sean menos violentas, sean políticamente más correctas, nunca mejor dicho...

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