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VALENCIA. Tras conseguir la Medalla del Mérito al trabajo se alzó, dos años después, con el Premio al Mejor Inventor Europeo 2013. El ingeniero mecánico, ya jubilado, estuvo durante 24 años al frente de la Dirección Técnica de Patentes Talgo, la empresa ferroviaria que salía a Bolsa el pasado 7 de mayo con el número 52 en el ranking de empresas y con una demanda tres veces superior a la oferta.

A José Luis López Gómez no le molesta que su nombre aparezca asociado al apellido Oriol y menos aún a la Compañía Talgo donde trabajó durante más de cuarenta años y donde aún hoy, ya jubilado, sigue prestando asesoramiento técnico. Aquí es donde pudo desarrollar la patente que le sirvió para alzarse con el premio al Mejor Inventor Europeo 2013 por votación popular. Había desarrollado un nuevo guiado de rodaduras que aumentaba la seguridad y el confort de los pasajeros.

"Estas cosas las haces porque crees que tienes que hacerlas y porque la tecnología te lo permite", afirmaba López Gómez tras recibir el galardón en Ámsterdam. Fue en este mismo encuentro cuando una periodista alemana se interesó por saber el número de patentes acumuladas a lo largo de su carrera profesional, cuestión que no supo resolver."Siempre he hecho las cosas para que funcionen, no para concursar" justificaba su ignorancia. Pero ahora ya sí, ha actualizado el inventario y sabe que el número de patentes son 21, que su invento fue seleccionado entre un total de 123.000 patentes europeas concurrentes en el European Inventor Award de 2013 y que estas cosas "hay que contarlas" para recuperar la confianza en nosotros mismos. 

A veces se pregunta por qué le daría a él por la ingeniería. Nacido en un pueblo de Burgos (Quintanilla-Valdebodres) que hoy cuenta con ocho habitantes, José Luis López es hijo de un carpintero, "de mentalidad muy avanzada", convencido "de que eran las mujeres las que tenían que estudiar porque los hombres, decía él, ya se las apañarían". Así que cuando el maestro del pueblo habló al progenitor del gran potencial intelectual que percibía en el niño, el padre se echó las manos a la cabeza. "Es que teníamos cuatro vacas, pero de verdad, no en sentido figurado, y mandarme fuera a estudiar significaba tener que vender una cada año", recuerda. Sólo se deshicieron de una porque lo primero que José Luis López hizo al llegar a Madrid fue buscar un trabajo para costearse los estudios, primero en lo que hoy sería Formación Profesional y, posteriormente, de Ingeniería Técnica en el entonces Instituto Católico de Artes e Industrias (ICAI).

A FAVOR DE LA FORMACIÓN PROFESIONAL

Aprovecha el momento para hacer un inciso a favor de la Formación Profesional de la que es ferviente defensor y recuerda a las autoridades docentes la obligación de potenciarla en lugar de devaluarla como han hecho hasta ahora. Lo tiene estudiado porque ha escrito más de un artículo sobre este tema y esgrime una comparativa con Alemania, donde hace años que la FP está muy bien implantada, por lo que no alcanzaron nuestra tasa de desempleo en el peor momento. "En España, cuando el porcentaje de parados superaba el 23%, sólo un 7,5% correspondía a estudiantes de FP. Es un nicho para insertar a las personas que no pudieron o no quisieron estudiar y una obligación social formar a todos los ciudadanos. Me da igual lo que estudien".

EMPRENDIMIENTO CORPORATIVO

Volviendo a su carrera profesional, cuenta que pasó por siete empresas antes de desembarcar en Talgo en el año 1967. Se incorpora aquí ya licenciado como ingeniero de apoyo para pasar, posteriormente, a ocupar el puesto de jefe de taller en Barcelona, Madrid, jefe de ingeniería de talleres y en 1990 le nombran director técnico de Patentes Talgo, cargo que desempeña hasta su jubilación en 2004.

Claro impulsor de la innovación y la tecnología aplicada, si algo agradece al fabricante ferroviario es la constante preocupación por la búsqueda de nuevas soluciones, tanto en la maquinaria como en el diseño. "Frases como para qué vamos a arriesgar más si nos va bien, o Ya está todo inventad, nunca las he oído yo en esta casa-dice López Gómez- antes al contrario, siempre me he sentido arropado por los accionistas y por la dirección de Talgo".

En este sentido, la merma en el emprendimiento corporativo cree que es uno de los males que ha acusado la crisis económica y utiliza la expresión "bastante sofisticado" para definir el panorama del entramado empresarial actual.

LA INDUSTRIA, GENERADORA DE RIQUEZA

Como hombre de industria piensa que hay que animar a la fabricación para no depender de terceros y potenciar la internacionalización de las empresas. "La tecnología debe ir siempre aparejada a una industria para que se genere riqueza nacional. Ya sé que puede molestar a algunos pero yo siempre digo que si estás metido en la industria eres generador de riqueza para todos" pontifica. Un ejemplo lo cita más adelante al referir la superioridad del sueldo -entre un 30 y un 50% más- de los profesionales que trabajan en zonas más industrializadas, como es el caso del País Vasco, además de estar menos sujetos a la provisionalidad temporal.

Y si el sector industrial es la locomotora, el ingeniero es el profesional portador del progreso por eso, otra de las cosas que le molestan, "es esa manía que tienen muchos profesores con las integrales que acaba por asustar más que atraer a estudiantes de Ingeniería. Se dice que sabe más un imputado de leyes que cien abogados, pues con la ingeniería pasa lo mismo, que no hace falta ser un superdotado y que todo se aprende con voluntad".

ESTIMULAR A LOS JÓVENES

"Hay que dar importancia a las cosas que son novedosas y, en especial, estimular a los jóvenes. Más que dinero, falta estímulo", declaraba en su discurso tras recibir el galardón europeo. Ahora, que es padre de 3 hijas y abuelo de seis nietos, le preguntamos qué pensaría si sus nietos tuviesen que emigrar ya licenciados a otros países en busca de un empleo. "Pues que se vayan-dice-eso de la fuga de talentos me parece casi una frase hecha. Está bien que salgan, que amplíen sus miras, que comparen cómo trabajan en otros países, que se midan fuera, como hacen los boxeadores con el sparring, y da lo mismo si un ingeniero tiene que trabajar de camarero en Londres porque, si de verdad le gusta, acabará ejerciéndolo. Nosotros, desde aquí, lo que tenemos que hacer es preparar las cosas para que vuelvan. Yo volví", concluye tras recordar su paso por Suiza y Estados Unidos.