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SONIDO VALENCIA

La música en valenciano quiere ser algo más

JORGE SALAS. 30/04/2015 Así es el repunte de la música en valenciano, apoyada en una diversidad estilística y compositiva
Gener

VALENCIA. Tener que justificar lo natural e innecesario (e incluso naturalmente innecesario) es, con total probabilidad, uno de los tics heredados con mayor predicamento en territorio local. Quizá forma parte de esa tendencia a novela de Nick Hornby lo que le confiere ese encanto romántico de conmemorar oficiosamente las derrotas. "Canto en valenciano por la misma razón por la que un chino decide cantar en mandarín", cuenta Carles Chiner, voz de Gener, con la obviedad justa en la punta de la lengua. Como ese policía de serie negra que dispersa a la multitud con un "aquí no hay nada que ver".

"Nos contaron en Riviera Maya que el idioma maya se estaba perdiendo porque la gente pensaba que no servía para nada y prefería aprender castellano y encontrar trabajo en Playa del Carmen". Así fue la epifanía moderna de Íñigo Soler, que ahora la celebra con religiosidad cantando en valenciano con Geografies. El caso de Estela Tormo es más prosaico y "coyuntural"; tras años componiendo en castellano en su Alcoi natal, ahora lo hace en valenciano con Júlia: "mi realidad cambió, la gente con la que me relacionaba,... y de una manera natural todo me llevaba a escribir en valenciano. Nunca he tenido preferencias por la lengua, he escrito como lo sentía en cada momento".

El repunte de la música en valenciano durante los últimos tiempos es innegable; de esa música cantada en valenciano que va más allá de la fórmula reproducida hasta la condición de género y de la que eran partícipes grupos como La Gossa Sorda, inmersos ya en su gira de despedida. En su carrera contra las etiquetas en todas sus manifestaciones, la música valenciana empieza por fin a disfrutar de una condición independiente en cada una de sus formas; independiente de la asimilación de un género que hasta no hace demasiado era visto como el único subterfugio del valenciano musical. Esa independencia llega merced al avance, ganado centímetro a centímetro, de una escena "muy dinámica, muy viva y efervescente", tal y como apunta Estela Tormo. Y muy diversa.

Por juventud y propuestas, uno de los cortes transversales de la actualidad valenciana podría mostrar a Gener, Júlia y Geografies. Tal vez por eso cada uno pone el foco en un lugar. "Quizá el hecho de que la música en lengua vernácula de los últimos años haya buscado referentes diferentes a los habituales ha ayudado a que cierto tipo de prensa se haga cargo", reflexiona Carles Chiner, que sigue con los pies en la tierra y uno de los mejores discos de 2014 entre manos: "ni es mayoritaria ni, desgraciadamente, tiene demasiada repercusión". Estela Tormo enfoca más hacia la calidad de unos "proyectos que tienen repercusión no sólo por el hecho de que suenen diferentes y nuevos", mientras que Íñigo Soler tiene claro que "el cambio no es de las bandas, es de los medios de comunicación".

LA FALLA SE QUEMA, LA CANCIÓN SE ACABA

"Era cuestión de tiempo que esto se produjera: han pasado muchos años durante los cuales la música en valenciano ha estado encajada en un estilo y unas connotaciones muy marcadas, seguramente fruto del momento, de una época". Sin prepararlo, las palabras de la garganta de Júlia viajan corriendo desde Alcoi a Quart de Poblet para introducir la mirada de Carles Chiner. "Es lo que tiene ser una lengua de resistencia, que crea una escena musical combativa, de resistencia", con la posible pérdida de perspectiva que toda propuesta única puede suponer. "El peligro es acabar predicando para la parroquia", señala Chiner, que añade que para Gener "la música político-festiva es a la política lo que las Fallas son a la política", una representación alrededor de la hoguera; "la falla se quema, la canción se acaba". Geografies

"Parece que la política tenga que estar en todos los sitios", reconoce Íñigo Soler desde el micrófono de Geografies y, aunque en muchos casos se trata de "los prejuicios que tiene la gente", lo cierto es que esto se encuentra frontalmente con la realidad de Chiner. "En cualquier otra lengua, cantar de amor es cantar de amor y basta", avisa el líder de Gener, que hace suyo sin querer el ‘Political World' de Bob Dylan y constata que "cantar en valenciano se ha convertido en un acto político en sí mismo, tanto o más como cantar de política, porque se canta en una lengua que no tiene canales de difusión oficiales". Lejos de la versión única, en Gener y, por extensión en la nueva música valenciana, ya no sólo se canta para combatir, sino más bien "para afrontar el misterio" en la lengua que aprendieron el mundo.

¿ADIÓS A LA ETIQUETA ‘MÚSICA EN VALENCIANO'?

Bien, luego se podría convenir sin demasiada polémica que la música valenciana es, por fin y gracias a un estallido de diversidad y cierto eco, independiente de cualquier género en su propia manifestación. La pregunta es: ¿lo es también de su etiqueta genesíaca? Es decir, ¿ha llegado el momento de desligar de una vez por todas la música en valenciano de la relevancia de su vehículo lingüístico? "Los grupos valencianos se integran con músicos castellanos e ingleses, creo que es lo que está pasando y por eso se está normalizando la música en valenciano", explica Íñigo Soler.

"El propio hecho de tener que adscribir la escena a la condición lingüística me parece significativo y, por qué no decirlo, contraproducente". Chiner ve meridiano "un pecado que se comete muy a menudo, también desde la prensa", y que no deja de tratar a la música en valenciano "como quien habla de un ornitorrinco, una cosa al margen de toda especie de la cual se tiene que hablar en columnas aparte". Incluso este artículo podría ser considerado parte del metapecado original.

"Música es música", remata el cantante de Gener a lo Vujadin Boskov, y una vez más se articula con el mensaje de Júlia. "La etiqueta música en valencià es casi antinatural", apuntan desde la bulliciosa Alcoi, "a nadie se le ocurre hablar de música en castellano de una forma tan general, no tiene sentido". Si bien Estela Tormo matiza que, aunque ahora carece de todo sentido lógico dada la diversidad valenciana, "en un momento en el que la música cantada en valenciano era toda de un mismo estilo, esta etiqueta sí que hacía su función". Júlia

LA INCOMODIDAD INSTITUCIONAL DEL VALENCIANO

Desde luego, como demostración cultural del momento, la música valenciana no deja de ser un acto más o menos apurado de refracción social e institucional. "Es sólo el reflejo de una realidad más grande y compleja, casi de psiquiátrico, que es la valenciana, donde hay mucho sentimiento de inferioridad y de mentalidad acomplejada". Chiner coincide con Estela Tormo en que la música valenciana arrastra traumas generados, en parte, por quien debió salvaguardarla. "Es evidente que, durante muchos años, la música en valenciano no ha sido cómoda para el poder", comenta Tormo, "por eso ha sido arrinconada, menospreciada y por eso no ha tenido la repercusión que merecía".

"Es inconcebible que un gobierno no apoye a sus creadores y, por otro lado, no aprovisione a sus ciudadanos de cultura: están fallando al servicio público, a su razón de ser". La voz de Júlia, que recientemente ha editado su primer disco, Nuvolàstic, remata el razonamiento con el nudo en el desenlace: "ahora que la música en valenciano ha adoptado otros lenguajes (seguimos siendo críticos, pero también hablamos de otras cosas) veremos si sigue el arrinconamiento o la Administración hace su trabajo y apoya a su entramado cultural".

EL CAMBIO QUE SE APROXIMA

A pesar de todo, el despertar en avalancha y en racimo de la música en valenciano parece irreversible. "Es cuestión de tiempo que la gente y los programadores entiendan que tiene el mismo valor la música independiente valenciana hecha en castellano que en valenciano", diagnostica Estela Tormo. Íñigo Soler aporta más pruebas desde la primera línea de Geografies: "está empezando a pasar a todos los niveles, nosotros estamos lejos de llenar salas, pero hicimos un concierto en Madrid y funcionó bien". Un cambio se aproxima, que cantaba Sam Cooke.

"La coexistencia, en una escena tan pequeña, de propuestas tan heterogéneas como las de Clara Andrés, Tardor, Òscar Briz, Geografies, Novembre Elèctric, Júlia, Arthur Caravan, Hugo Mas, Senior i El Cor Brutal y la nuestra misma implica la pérdida de complejos en la cuestión idiomática". Si al caldo de cultivo del que habla Carles Chiner se le suma la "potente escena indie que baja desde Cataluña" a la que se refiere Íñigo Soler (con El Petit de Cal Eril, Pau Vallvé, Miquel Serra, Donallop, Joan Colomo, Manel o Les Sueques), el eco se multiplica. "En estos casos", dice Chiner, "abrir una puerta es abrir una autopista" y la prueba del algodón es Senior i El Cor Brutal.

Y Chiner tira de analogía política ("atribuir la culpa de todo a los políticos sin hacer balance de la calidad de sus votantes") para poner de manifiesto que, más allá de la carta de la herencia recibida, la oportunidad de voltear la situación está al alcance de la mano: "si músicos y medios no creen que se pueda hacer música en valenciano de nivel y con proyección a un público general, difícilmente esa música encontrará el camino para llegar a ese público". La vanguardia de Gener remata con un sueño natural y necesario: "a mí lo que me gustaría es que no habláramos tanto de música en valenciano, y habláramos más de una escena musical valenciana en la que conviven propuestas diversas y plurales, y donde el valenciano ya no tiene que disculparse por llegar al público general".

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