Supongamos que es inocente: entonces un caso como el suyo demuestra que las falsas denuncias sí existen, y son tan comunes que no se libra de ellas ni el mismísimo ministro impulsor de la ley; dado que él hasta ahora negó por activa y por pasiva la existencia de tales denuncias falsas, lo que quedaría muy claro es, al menos, que es un absoluto mentiroso y un canalla. Supongamos, por el contrario, que es un auténtico maltratador: entonces se comprende cómo pudo impulsar semejante engendro misándrico; cualquier psicoanalista explicaría su odio a todo el género masculino, su sospecha de maltratador contra cualquier hombre, como una proyección de sus propios demonios.

Me alegra que al ex-Ministro que hizo la impresentable Ley le apliquen su propia medicina. Sólo falta que lo tengan preventivamente y le tengan un fin de semana en el cuartelillo. ¿No decían que sólo el 0,00001 % de las denuncias por violencia de género son falsas? ¿Sólo son falsas cuando se dirigen a un exministro superprogre?