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20 razones por las que hay que volver a ver 'Blade Runner' en cine

C. AIMEUR. 18/03/2015

VALENCIA. El nuevo restreno en cine este miércoles de Blade Runner, la obra maestra de Ridley Scott, constituye una excusa perfecta para volver a ver una película que muchos consideran fundamental en la historia del cine. 33 años después de su estreno, el film regresa dentro de la estrategia comercial encaminada a poner en marcha una secuela que se rodará el año que viene, con Harrison Ford de nuevo como protagonista, un largometraje que, según el actor, cuenta con "el mejor guión" que jamás ha leído.

Blade Runner vuelve a una treintena de cines en toda España. En Valencia se podrá contemplar en Kinépolis, los Babel y los Yelmo. En Alicante, en los Kinépolis. He aquí 20 motivos por los cuales vale la pena ir a cualquiera de ellos a contemplar un largometraje harto conocido.

1. Por el placer de verla en pantalla grande y en una sala oscura. Fue en 1992 cuando Scott presentó el primer Montaje del director, que en Valencia se pudo ver en el cine Tyris, hoy desaparecido. Los cambios más llamativos fueron la supresión de la voz en off y la desaparición del final feliz que empleaba imágenes desechadas por Stanley Kubrick para El resplandor. Hubo un nuevo Montaje Final en 2007 que se limitó a un par de recortes y la incursión de algunos planos. Este es el que se podrá ver en los cines de todo el mundo. Si va a verla, no encontrará ningún matiz nuevo. Es, simple y llanamente, por el placer de contemplarla en pantalla grande y refrescar el recuerdo. Junto a la original, es posiblemente la mejor de las siete versiones. Su único defecto, la larga duración del sueño del unicornio, que fue ampliado con descartes de la película maldita por excelencia de Scott, Legend (1985).

2. Por "las lágrimas en la lluvia": El final de Blade Runner con el monólogo final improvisado por Rutger Hauer está considerado como uno de los mejores de la historia del cine. Ha sido referenciado en canciones de grupos de todo el mundo y se ha usado como título de casi todo. En España, la canción ‘Promesas que no valen nada' de Los Piratas incluía la frase en una línea como homenaje a la película, una de las favoritas de Iván Ferreiro, cinéfilo de pro y devoto de Matar a un ruiseñor (1962, Robert Mulligan). El monólogo está inspirado en un poema de Rimbaud, ‘El barco ebrio', que contiene estrofas como ésta: "¡He visto archipiélagos siderales, con islas/ cuyo cielo en delirio se abre para el que boga:/-Son las noches sin fondo, donde exiliado duermes,/millón de aves de oro, ¡oh futuro Vigor!". Ver las lágrimas en la lluvia en un cine es siempre una experiencia emotiva.

3. Porque se puede contemplar a Harrison Ford en su mejor momento. El ya veterano Harrison Ford se encontraba entonces en el punto de partida de su camino a la fama. Tras los éxitos de La Guerra de las Galaxias y El imperio contraataca, y recién rodada la primera entrega de Indiana Jones, En busca del arca perdida, la película de Scott le consagraría como una de las grandes estrellas del orbe cinematográfico, pero no por su taquilla, sino por su calidad.

Como sucedió con Indiana Jones donde no era la primera opción, el elegido era Tom Selleck, Ford llegó a la película después de que el papel fuera pensado para otros actores. Inicialmente Universal quería que la película la dirigiera Robert Mulligan y la protagonizara Robert Mitchum. Scott se quedó el proyecto y la alternativa Mitchum fue desestimada. A Philip K. Dick no le gustaba Scott, detestaba su película Alien, pero bueno, por aquellos años el autor de la novela tenía visiones en las que aseguraba que El Salvador iba a regresar y había nacido en Ceilán. Otros actor que se sopesó para el papel fue Dustin Hoffman, quien había triunfado con Perros de paja (1971, Sam Peckinpah) y Marathon Man  (1976, John Schlesinger).

4. Porque se puede admirar a Rutger Hauer en estado de gracia. Ya no es sólo por el monólogo final; la actuación de Rutger Hauer es todo un despliegue de capacidades físicas y de inteligencia. La decisión de tener el pelo blanco fue suya. Se lo tintó y así se presentó ante Scott como broma, vestido con ropas horrendas. A Scott la broma no le gustó pero sí la idea del pelo blanco. El monólogo no fue la única improvisación; también sustituyó palabras, como cuando se encuentra con su creador y le llama fucker en lugar del previsto father. La elección de Hauer se debió a la admiración que le despertaba a Scott el trabajo de Paul Verhoeven.

5. Porque creó un lenguaje propio, la interlingua, cortesía de Olmos. Blade Runner acudía en numerosas ocasiones a las mezclas de idioma, creando una suerte de precedente del spanglish. Un mérito que cabe atribuírselo al actor hispano Edward James Olmos, quien aportó la mayor parte de las ideas para el personaje de Gaff. "Estaba obsesionado con hacer de forma correcta la interlingua", reveló Scott. "Que Dios me perdone, me volvió loco hablando del esperanto y de la prosodia de las lenguas". La decisión de emplear palabras húngaras, con todo, conllevó ciertos problemas a la hora de proyectar la película en este país; el público se reía a carcajadas.

En su perfeccionismo obsesivo, Ridley Scott decidió cambiar el término androide por el de replicante, que tan buena fortuna ha tenido. No era una palabra original. Fue tomada de una novela de Alan E. Nourse. La novela se titulaba The Bladerunner y sí, también fue la que dio el título al film. Hampton Fancher compró los derechos para poder usar su titulo, pero la película nunca se ha adaptado al cine. 

6. Porque es una gran adaptación, no una mera traslación. A diferencia de casos similares, la película tuvo un trabajo de adaptación exhaustivo, en el que se fue más allá de lo que inicialmente hubiera querido Dick, quien, como bien le describe Emmanuel Carrère en su biografía Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos, se hallaba ya fuera de combate, con visiones sobre la venida del nuevo Mesías, al que llamaba Tagore. Lo que se ve en pantalla es producto de un trabajo agotador de escritura y reescritura en el que además del esfuerzo callado de Fancher, verdadero impulsor de la película, colaboraron varios autores, sobre todo David Webb Peoples, guionista de películas como Lady Halcón, Sin perdón o 12 monos.

El título mismo fue el resultado de largas reflexiones. El original ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? no le gustaba a nadie. Se habló de Mechanismo, pero el provisional que más tiempo estuvo era Dangerous Days, que fue el que se emplearía para el documental oficial de tres horas. Finalmente se optó por el de la novela de Rourse con la que no tiene nada que ver. La ambientación se trasladó de San Francisco a un Los Ángeles ficticio que tenía mucho de Tokyo. Las primeras versiones del guión horrorizaron a Dick, quien no llegó a ver la película terminada. Gran parte de los hallazgos narrativos de la película se encuentran en la novela pero en este caso sí se puede decir que la película es mejor que el libro.

7. Porque las arquitecturas de la película sólo se pueden disfrutar en pantalla grande. Y es que Blade Runner es una película arquitectónica, como lo fue en su día Metrópolis (1927, Fritz Lang). De hecho, tal y como escribía Marcelo Vizcaíno en su artículo ‘Cine y arquitectura. Un futuro evocado', la película "se estrenó en 1982, sin demasiado apoyo ni repercusión por parte de la crítica especializada". La taquilla tampoco fue muy allá y se quedó en el número 27 de los estrenos del año, con una recaudación en EEUU de 32 millones de dólares. "Fue curiosamente en el seno de la arquitectura que la película comenzó a despertar el interés de otras disciplinas", añade.

"Lo que convierte  Blade Runner en especial es el retrato de nuestro futuro basado en la arquitectura del pasado", explica Lucía Solaz Frasquet en Cine, arquitectura y Ciencia ficción. "Los recuerdos y citas de nuestra historia común son reflejados en su ambiente de paisaje urbano. Las columnas griegas y romanas son un recordatorio de la ciudad perfecta, del paraíso perdido. La mitología clásica y oriental viene reflejada por el uso de dragones chinos en luces de neón. Hay un sabor egipcio en los interiores de la Tyrell Corporation. La importancia de Blade Runner es vista en la realidad del filme y en su sorprendente parecido con nuestro propio ambiente urbano". Y eso sólo se puede disfrutar en una pantalla grande. Ni Home Cinema, ni historias.

8. Idem la estética de Moebius. El gran Moebius, que ya había trabajado con Scott en Alien, rechazó participar en la película para centrarse en la película de animación Los amos del tiempo. Siempre se arrepintió de ello. Da igual. Blade Runner bebe de él, se inspira en él, en su imaginario. En ocasiones parece que hubiera sido dibujada por él. No en vano una de las influencias reconocidas de la película es el cómic The Long Tomorrow que Moebius realizó con Dan O'Bannon, quien también colaboró con Scott en Alien. No constan en los créditos oficiales de la película, pero su trabajo fue trascendental para el resultado final.

9. Porque algunos de sus decorados son parte de la historia del cine. Buena parte de la acción en el filme se sitúa en un complejo decorado de calles de estudio que se conoce como la calle de Nueva York y que se encuentra en los estudios Universal de Hollywood. Dicho complejo de calles fue destruido por el fuego en 2008 y reconstruido por la major. El motivo: es uno de los más usados de la historia y se sigue empleando aún hoy. Ha aparecido en películas como El golpe (1973, George Roy Hill) o Regreso al futuro (1985, Robert Zemeckis).

10. Porque algunos de sus decorados son directamente historia de la Arquitectura. Así sucede con el Bradbury Building, diseñado por Sumner P. Hunt y que sirvió como localización de la casa del inventor J. F. Sebastian, o con la Ennis House, un edificio diseñado por Frank Lloyd Wright y Charles y Mabel Ennis, inspirado en la arquitectura maya y que fue empleado como casa del personaje principal, el cazador de replicantes Rick Deckard que interpreta Ford. El edificio Bradbury está incluido en el registro de lugares históricos de EEUU desde 1971, mientras que la Ennis House lo fue en 2008. Scott volvería a emplear esta casa en Black Rain (1989).

11. Porque hacerla fue un infierno y eso le dio una intensidad real. Para darle una ambientación adecuada, Scott apostó por convertir a la soleada Los Ángeles en una ciudad sombría, en la que siempre llovía (¿premonición del cambio climático?) y que siempre estaba llena de humo. Esto último era un homenaje a las columnas de humo de Nueva York, que se producen en esta ciudad porque el agua caliente circula así, caliente, por las tuberías, algo que no sucede en Los Ángeles. Harrison Ford se quejaría de ello pasado un tiempo. "Era una lata tener que trabajar toda la noche, a menudo bajo la lluvia. No fue un rodaje muy agradable", aseguraba lacónico. "El caos de la producción fue tal que algunos la odiaron", admitiría por su parte Fancher.

12. Porque la tensión entre Sean Young y Harrison Ford también es real. Casi una década después del estreno del largometraje, la actriz Sean Young, que prácticamente debutaba en el cine con su papel de la replicante Rachael (fue su tercera película) se quejaría en una entrevista en España de su mala relación con Ford, quien, según ella, se mostraba distante. Young lo atribuyó a que Ford, que había tenido una carrera muy difícil, incluso en un momento de la misma llegó a pensar en dejarlo todo y dedicarse a la carpintería, se sentía incómodo con ella, una jovencita recién llegada para protagonizar una gran película. Acertó. "Harrison estaba preocupado por si llegaba una principiante", explicaría Scott en 2007. "[El fichaje de Young] No le hizo ilusión, pero es un profesional y cuando acepta algo se entrega".

13. Porque incluye los anuncios más bonitos de la historia del cine. Uno de los aspectos que más impactó de la película cuando se estrenó fueron los anuncios insertados dentro del film. El product placement fue modélico, e incluyó marcas como Atari, Bell, Budweiser, Coca-Cola, JVC, RCA, Pan Am y, por supuesto, TDK, cuyas letras enmarcan el monólogo final. Algunas de estas marcas desaparecieron o sufrieron crisis en su cuenta de resultados tras la película, de ahí que se haya llegado a hablar de la ‘maldición' de Blade Runner. Atari, Pan Am, Bell y RCA, por ejemplo, fueron a la quiebra. Es, obviamente, una sandez. En la película aparecen hasta 30 marcas diferentes. Lo extraño habría sido lo contrario: que ninguna hubiera quebrado.

14. Por los efectos especiales de Douglas Trumbull y cia. La película sólo tuvo dos nominaciones a los Oscar, y una de ellas fue el trabajo de Trumbull y su equipo y la otra los decorados, que curiosamente en su mayoría fueron localizaciones. Por cierto, ese año el Oscar lo ganó Gandhi, en una nueva demostración de que los premios de la Academia tienen mucho de geopolítica, y muy poco de cine. Algunos de los aspectos más llamativos de la película como los vehículos diseñados por Syd Mead, que fueron construidos por más de 50 personas durante cinco meses, se han convertido en iconos del cine. Mención aparte merece la dirección artística de David Snyder.

15. Porque es Ridley Scott en estado puro. Es, posiblemente, la única película de Scott que tiene todas sus virtudes (preciosismo, ritmo, fuerza...) y ninguno de sus defectos (incoherencias, afectación, abuso del deus ex machina...). Practicamente perfecta, iluminada con la maestría de los pintores, no en vano el cineasta está licenciado en Bellas Artes, conseguía una perfecta simbiosis entre la mera estética y la transmisión de un mensaje profundo y complejo. "Quería controlar la belleza plano por plano; tenía que ser genial", diría Scott. "Mi arma era la cámara. Si quieres estar conmigo, genial; si no, peor para ti".

Curiosamente, Scott había sido contratado para rodar Dune y rechazó en primera instancia Blade Runner. Pero la muerte de su hermano mayor Frank por un cáncer lo trastocó todo. El productor asociado Ivor Powell hablaría de que esta muerte "tuvo un efecto devastador" en el cineasta británico. Deprimido, triste, se encerró en su trabajo. Fue precisamente Powell quien le recomendó que reconsiderara su negativa a rodar Blade Runner. En un viaje en tren para grabar un anuncio, Powell le pidió que le pasara una copia del guión. Lo leyó y le comentó que debía intentar hacer esa película. "Tiene mucha fuerza", le dijo. Scott lo meditó, releyó el guión y llamó al productor Michael Deeley y le dijo: "Veamos el material".

16. Porque fue el descubrimiento de la más bella Daryl Hannah y la exaltación de Joanna Cassidy. Cuando participó en Blade Runner Daryl Hannah interpretando a la replicante Pris, era una ilustre desconocida. Había debutado en cine en un pequeño papel en la película de Brian de Palma La Furia, protagonizada por Kirk Douglas y John Cassavetes, y Blade Runner fue su tercer largometraje. La fama le llegaría dos años después cuando, junto a Tom Hanks, rodó la comedia de Ron Howard Splash en la que interpretaba a una sirena. Junto a ella, una Joanna Cassidy extraordinaria, una auténtica amazona, que protagoniza un número con una serpiente que directamente fue plagiado-referenciado por Quentin Tarantino y Robert Rodríguez en Abierto hasta el amanecer (1995).

17. Para comprobar cómo NO ha envejecido. La obsesión estética de Scott es la clave que explica por qué Blade Runner es la película de los años ochenta que mejor ha envejecido; o incluso cabría decir, la única película esa década que NO ha envejecido. De hecho, de ella se suele decir que fue una película que se adelantó tanto a su tiempo que no se empezó a entender hasta lustros después, cuando sus soluciones decorativas y formales, su aspecto sombrío y su reflexión sobre los límites de la conciencia, del alma, de los sentimientos, pudieron ser comprendidos por el gran público. Verla en cine es casi un acto de justicia.

18. Por descubrir sus miles de guiños, referencias, homenajes... Es una película tan llena de matices, que a cada visionado gana. Se podría decir que es como una sinfonía que se puede escuchar una y otra vez. Por ejemplo, la partida de ajedrez que juegan el fundador de Tyrell corporation y el inventor J. F. Sebastian reproduce una partida disputada entre Andersen (blancas) y Kieseritzky (negras) en Londres en 1851, y que está considerada como una de las partidas más bellas de la historia, hasta el punto que se la denomina como La partida inmortal. En ella las blancas ganan pese a haber sacrificado prácticamente todas sus piezas, y hacen jaque mate con sólo dos caballos y un alfil. Los nombres de los personajes, el del test para reconocer a los replicantes de los humanos, las referencias estéticas en el diseño de vestuario de Michael Kaplan y Charles Knode que después imitaron entre otros Jean Paul Gaultier... Blade Runner es una orgía de metalenguaje, con alusiones cruzadas de todo signo que ha sido a su vez copiada por todas partes.

19. Por la música de Vangelis. Tras el éxito de Carros de fuego que le supuso su único Oscar, Vangelis firmó una compleja banda sonora cuyos principales temas fueron rápidamente popularizados. Algunos de ellos se usaron como sintonía en programas de televisión, caso de En portada de TVE. Todo eran temas nuevos, excepción hecha de la melodía 'Memories of Green' que procedía del disco See You Later. Por problemas de derechos, la banda sonora no fue editada hasta doce años después. Hay hasta ocho versiones diferentes de la misma publicadas en todo el mundo. La mejor es la compuesta por tres discos, que incluye desde propuestas desechadas hasta temas puramente ambientales, pasando por los cortes más icónicos, como 'Love Theme' o 'End Titles'.

20. Porque no volverá a ver una película así en décadas. Blade Runner ha sido una de las películas más imitadas de la historia, hasta los más mínimos detalles. Ha sido uno de los pocos casos de una producción mainstream que reúne a un tiempo filosofía y entretenimiento. Ninguna de las numerosas imitaciones que le han seguido (Dark City, Matrix...) han alcanzado ni su hondura ni su honestidad ni su belleza. Nació como una película comercial, "sólo queríamos hacer algo de dinero" admitiría Fancher, pero el trabajo riguroso y serio de un conjunto de artesanos liderados por Scott hizo que se obrara el milagro. Y eso ocurre una vez cada mucho tiempo.

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5 comentarios

skan escribió
21/03/2015 00:21

Alien es más antiguo y desde mi punto de vista ha envejecido menos, es incluso mejor.

Fabio Asensi escribió
20/03/2015 11:52

Estupendo artículo. No siempre se leen referencias a los guionistas y al excelente documental Dangerous Days, ni mucho menos a la música. Haré propósito para verla en cine por tercera vez y éste año la revisita en vez de dvd la haremos en una sala. Id a verla y llevar a vuestros hijos, sobris y novias reacias.

alejo escribió
18/03/2015 15:18

Es una película única realmente, verla en el cine de nuevo es casi un lujo. http://rodajesdepeliculas.blogspot.com/2015/03/blade-runner-detras-de-las-camaras.html

Tannhäuser escribió
18/03/2015 09:04

Una gran película, sin duda. Es raro (y muy difícil en sci-fic), pero es verdad: es mejor película que libro!

Demócrito escribió
18/03/2015 08:49

A medida que iba leyendo, me iba ofendiendo por no encontrar referencias a la música. Menos mal que no se le ha olvidado mencionarla al autor. Buen artículo sobre una película excepcional.

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