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LAMU, KENIA. Caroline acaba de ser mamá. Su bebé tiene cuatro meses. Está feliz, el embarazo se le complicó pero el parto fue bien y su bebé esta engordando cada día. Acaba de terminar su baja maternal y mañana lunes comienza a trabajar. Lo está deseando. Tiene muchas ganas de ver a sus otros niños.

Caroline es artista. Llegó a Lamu porque a su marido, al que conoció en la iglesia un domingo cualquiera (ellos son cristianos) le ofrecieron un trabajo en la isla de informático y ella, como muchos artistas, puede llevarse su trabajo allá donde va. Ella trabaja sobre todo las artes plásticas con materiales reciclados como botellas de plásticos, cartones de los rollos del papel higiénico, maderas, cocos y restos de coral que encuentra en la playa, etc...

Pero lo mejor de Carol, como le llaman sus alumnos, es el trato y el trabajo que realiza con los niños, la Arteterapia. Carol nació en un pueblito cerca del Lago Victoria y está acostumbrada a interactuar con niños huérfanos pues desde pequeña ella ha convivido con ellos. Los padres de Carol hicieron de su hogar y de su casa un orfanato, y acogían a niños huérfanos que se convertían en 'hermanos' de Carol en su propia casa. Una infancia que marcó toda su vida y su decisión de trabajar con niños huérfanos. En Anidan ha encontrado su sitio.

Carol es la profesora encargada del workshop, el taller de arte, de la casa de acogida Anidan en Lamu, Kenya. Desde hace un año, Anidan además de seguir luchando por cubrir todos los gastos para mantener a 250 niños, da un paso más y empieza a desarrollar y trabajar la idea de montar un workshop, un taller de artes para sus niños. La filosofía de Anidan es convertir este workshop en un espacio de tolerancia en el que los cuidadores y todos los niños encuentren su lugar independientemente de sus grupos étnicos, sus diferentes creencias y tradiciones.

Un espacio que les permita educarse y vivir en paz y sin exclusiones. A los niños se les enseña el valor de la amistad, la cooperación y la tolerancia a través de la creatividad, la expresión y la comunicación con disciplinas artísticas. El objetivo es conseguir que sean felices, ayudándoles a superar el abandono, la explotación laboral y el abuso frecuente de su propio entorno en el que viven.

En ese momento entra la Fundación Voces en escena que desde 2007 trabaja la cooperación cultural. Después de un tiempo de trabajar las fortalezas, debilidades, necesidades, identificar el proyecto y captar fondos, Anidan y Voces deciden empezar a caminar juntos y Voces entra a gestionar el workshop que se convierte en su nuevo proyecto.

Un proyecto que entre todos levantamos cada día con mucho amor, sensibilidad artística, esfuerzo, profesionalidad y con el apoyo de sus financiadores. Afortunadamente es un proyecto que gusta, que engancha y que ha contado con el apoyo de mucha gente, de financiadores locales, extranjeros, donaciones privadas...

Pero necesitamos más ayuda por pequeña que sea. Actualmente la Fundación Voces lidera este proyecto cultural con la gestión su presupuesto que cuenta con financiación principalmente valenciana, la Casa de Cultura de Burjassot ha creído en el proyecto desde el principio y junto a alguna aportación de capital privado podemos garantizar las clases de los niños por un año. Además el workshop cuenta con otro apoyo, el de la Fundación African Art Trust que asume los gastos puntuales de los artistas africanos que vienen a impartir talleres, master class, con los niños. Los niños disfrutan y aprenden y los artistas reciben una inyección de creatividad y de inspiración brutal.

Para entender este tipo de proyectos que salen de la cooperación más básica se necesita tener una sensibilidad especial. Un día sentada frente al seafront, al paseo de la playa, de Lamu, me pregunta un amigo sobre el proyecto del workshop, de su importancia y el motivo de invertir dinero en temas artísticos, que sólo sirven aparentemente para entretener a los niños, con todas las necesidades que hay por cubrir. No era la primera vez que me pasa.

La eterna pregunta independientemente de países, edades o culturas. Y yo siempre la explico de la misma manera. Las necesidades básicas es lo primero que se debe garantizar (sanidad, alimentación y educación). Una vez están cubiertas hay que seguir avanzando para conseguir el desarrollo integral, entonces pregunto ¿has oído hablar de la cooperación cultural? ¿Trabajar el desarrollo a través del arte y la cultura? Casi siempre la respuesta es la misma: no.

El proyecto que desarrolla Voces en la isla de Lamu, en Kenya, pretende contribuir a la formación de la educación de los niños de la Casa de Acogida de Anidan a través del arte y la cultura. Desde la Fundación Voces se trabaja la cooperación cultural, el arte y la cultura como herramienta de desarrollo. Con este proyecto se ofrece la oportunidad de tener una educación completa a estos niños y convertirse en personas educadas sobre valores de paz, respeto y tolerancia a través del arte en un entorno inestable y bajo amenaza terrorista constante. De esta manera se presenta un futuro con más opciones para ellos mismos y, al mismo tiempo, se contribuye al desarrollo de los habitantes de esta ciudad donde están viviendo y creciendo tanto a nivel económico como formativo.

Quizá el arte y la cultura en un país desarrollado se entienda ahora sólo como un entretenimiento, como un espacio lúdico, como un acontecimiento puntual... En un país donde el desarrollo se ha alcanzado por todo tipo de vías y donde al acceso al arte, tanto como receptor o como emisor, es relativamente fácil o más accesible que en otros lugares, podemos llegar a olvidar la función social que siempre ha tenido el arte porque ya esta totalmente integrado y pasa desapercibida. Pero detrás de cada acción o expresión cultural, hay una función social que será más explícito o implícito pero lo hay.

Cualquier disciplina artística va asociada a un mensaje, a una denuncia, a una manifestación... El arte es una vía histórica de comunicación indispensable en una sociedad. Me acuerdo ahora de todos mis amigos artistas y de los mensajes que quieren lanzar cuando crean. Ahora bien, en un país pobre, en vías de desarrollo o como más nos guste llamarlos, el arte además de entretener y ser una herramienta de distracción más tiene todavía estas funciones que yo palpo, respiro y siento más que nunca, entretener y formar al mismo tiempo.

Y en la Fundación Voces trabajamos en esta línea. Formar parte de la Fundacion Voces me hace sentir que voy en la dirección y en la línea que quiero para trabajar la cooperación. Voces me gusta, me identifico con su filosofía y con su trabajo. Voces es una red de artistas que pone en valor el arte y la cultura, y la trabaja como herramienta de desarrollo; trabaja cada día para que la cultura tengan un acceso más fácil.

Los niños que viven en Anidan son los beneficiarios directos de este proyecto. Más de 50 niños que asisten cada semana a sus clases. Niños desde 2 años hasta los 13. Además durante los fines de semana los talleres están abiertos para todos los niños hasta 16 años. Son los niños que durante la semana no pueden acudir a los talleres por estar en horario escolar.

Los talleres de arte se imparten a los niños que estudian en educación infantil y primaria para completar su formación por medio de la educación cultural y artística, pues para empezar en Lamu el arte no está integrado en su sistema educativo público.

Y dadas algunas dificultades de los niños con la concentración, atención y capacidades básicas debido a experiencias sufridas en su pasado, Voces quiere desarrollar opciones de formación alternativas basadas en las actividades artísticas y culturales, además de la educación formal, oficial y reglada. El arte consigue trabajar estos bloqueos en los niños a través de vias alternativas, y a través de los talleres se consigue que los niños recuperen su capacidad de expresión, comunicación, diálogo y recuperen su autoestima y la confianza básica para enfrentarse a su día a día.

No puedo evitar a veces pensar en los niños de mi entorno en Europa o trasladarme a mi infancia, a mi colegio o a mis fines de semana cuando era una niña ¿Cómo hubiera sido mi vida si nadie me hubiera enseñado a pintar o dibujar? ¿Cómo hubiera sido mi niñez sin pretecnología o sin las clases de música? Reconozco que yo nunca desarrollé ninguna capacidad artística, pero mi vida no hubiera sido igual.

Trabajar, coquetear o tontear con el arte y la cultura potencia y desarrolla una capacidades del ser humano que van más allá de los que se esté trabajando o creando en ese momento. Significa desarrollar capacidades curativas, de comunicación, potenciar la autoestima, el diálogo, etc. Significa expresar. Y en un país y en una sociedad donde estos valores de comunicación y expresión no se valoran, es vital trabajarlos desde la infancia. Porque estos niños que hoy reciben esas oportunidades relacionadas con el arte, son la sociedad de mañana. Esos niños son los que sabrán que tienen derecho a opinar y manifestarse y , lo mejor de todo, es que sabrán cómo hacerlo. Habrán aprendido a ni tener miedos, inseguridades y dudas de cómo.

Si la semana pasada el Festival de Musica Sauti Za Busara abrió aun más mi percepción sobre el arte y me hizo vivir en primera persona la fuerza de la música y su capacidad de unir tantas diferencias, hoy me refuerzo más que nunca en que un mundo, una vida, un día a día sin acceso a la cultura es un mundo, una vida y un día a día perdido, sin futuro. Yo seguiré caminando y trabajando por un mundo, una vida y un día a día con futuro.

(Si quieres colaborar con el proyecto sólo tienes que hacer tu aportación económica a través de las web de la Fundación Voces Concepto: Taller de Arte. Lamu)