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VALENCIA. Instagram se ha convertido en la plataforma ideal para que muchas firmas de moda se promocionen. Sus mejores aliados son los instagramers de moda. Se trata de chicas -en su mayoría- de físico agradecido y con miles de seguidores que suben a diario, después de retocarlos y aplicarles el filtro perfecto, selfies luciendo palmito. 

LA VIDA ES BELLA EN INSTAGRAM

En esta red social, propiedad de Facebook, hay una norma ímplicita que cumplen todos los instagramers: que tu vida y todo lo que te rodea parezca ideal. Es tan sencillo como elegir la imagen adecuada y el filtro perfecto que matice la realidad.

El resultado será una bonita fotografía tamaño 1:1 con un título más o menos inspirador o ingenioso, seguido de varios hashtags -palabras claves que, precedidas de almohadilla, servirán a otros para encontrar tu foto-.

Más de doscientos millones de usuarios comparten su vida cotidiana bajo esa percepción perfecta. Y dentro de esa cotidianidad no todo se reduce a los selfies; dar una vuelta por Instagram es ver paisajes maravillosos, lugares y hoteles con encanto, fiestas exclusivas, animales adorables, artículos de lujo, desfiles, platos deliciosos... La estética descubierta y capturada a golpe de smartphone. Así es fácil sentirse, por un momento, una especie de Cartier-Bresson de aquello que nos rodea.

También el narcisismo se alimenta a diario y sin excusas en Instagram. Bastan unos cuantos intentos para encontrar nuestra mejor versión y menos de cinco clicks, para que los "Me gusta" y comentarios halagadores sacien el ego al instante. Hasta la próxima fotografía. 

LA INDUSTRIALIZACIÓN DE LA ESTÉTICA

El uso de Instagram nos demuestra, por si aún no nos habíamos dado cuenta, que necesitamos la belleza casi insconcientemente. La belleza y la estética son importantes para nosotros y también lo es el demostrar a los demás que existen en nuestras vidas -aunque sea sólo puntualmente- y que además las sabemos detectar y apreciar.

Las fotografías aisladas del perfil de un usuario definen en conjunto un estilo de vida propio que lo definen y, en algunas ocasiones, diferencian del resto convirtiéndolo en un instagramer a tener en cuenta por las firmas que buscan promocionarse transmitiendo un estilo de vida concreto que pueda identificarse con ellas.

Desde hace unos años, las marcas se dieron cuenta que darse a conocer y publicitarse por medio de Instagram, era un auténtico filón, un negocio redondo. Integrar uno de sus productos en el estilo de vida de un instagramer creativo, capaz de hacer una fotografía atractiva para sus miles de seguidores, es una manera perfecta para darse a conocer o fidelizar a sus compradores.

Son personas anónimas que cuentan en esta plataforma con mayor alcance que algunos personajes famosos y cuyo anonimato les aporta mayor credibilidad, entre otras cosas, porque a veces es difícil distinguir que se trate de publicidad. Inmediatez y menores costes son otras de las grandes ventajas que conlleva convertir Instagram en el escaparate perfecto.

INSTAGRAM Y LA MODA

Fotografías cuidadas, inmediatez, millones de usuarios, la importancia de la estética y grandes dosis de ego. Con estas características, Instagram es la plataforma perfecta para la moda.

Al principio, solamente eran los profesionales de ese mundo los que utilizaban Instagram para subir fotos de moda. Diseñadores, fotógrafos de moda, modelos y estilistas comenzaron a compartir sus trabajos también en esta red social pero han sido, sobre todo, los periodistas y directores de revistas de moda los que más utilizan Instagram para dar a conocer las últimas tendencias de forma inmediata y a pie de pasarela.

Durante las semanas de la moda, en el front row, los teléfonos móviles y tablets echan humo subiendo a Instagram cada una de las salidas del desfile. La rapidez para compartir de esta aplicación, consigue que a los pocos segundos de que la modelo pise la pasarela, su imagen ya esté publicada en Instagram acumulando muchos "Me gusta" por segundo. La crónica del desfile se hace inmediata con varios clicks, un título y algunos hashtags.

En cambio, son varios los diseñadores que se han rebelado ante esta fuga supersónica de información que para ellos supone la pérdida de la exclusividad que supone un evento así y han decidido reducir el número de invitados y, sobre todo, prohibir cualquier tipo de dispositivo capaz de fotografiar y con conexión a Internet. Es el caso de los últimos desfiles de Tom Ford y encontramos el ejemplo más reciente en el debut de John Galliano al frente de Maison Margiela, donde se prohibía a los asistentes tomar ningún video ni fotografía durante el desfile. Nadie cumplió la norma e Instagram se llenó de imágenes de la colección bajo el hashtag #MargielaMonday.

El día a día de la moda internacional, visto desde dentro, puede seguirse a través de los perfiles de usuarios como: las modelos Cara Delevingne (@caradelevingne), Miranda Kerr (@mirandakerr) o Kendall Jenner (@kendalljenner), los periodistas y editores Hamish Bowles (@hamishbowles), Carine Roitfeld (@carineroitfeld), Anna Dello Russo (@anna_dello_russo)  Giovanna Battaglia (@bat_gio), Taylor Tomasi Hill (@ttomasihill) Miroslava Duma (@miraduma) o Derek Blasberg, (@derekblasberg), las it-girls y bloggers Lauren Santo Domingo (@thelsd), Lena Perminova, (@lenaperminova), Alexa Chung (@chungalexa) o Man Repeller (@manrepeller), entre muchas otras. 

La visibilidad que aporta Instagram a sus usuarios, les ha servido a algunos para conseguir trabajo en prestigiosas firmas de moda. Así le ocurrió a Vuthéara Kham, diseñador web sin ninguna experiencia previa en fotografía. Un día se compró un Iphone, se descargó Instagram y empezó a sumar seguidores hasta convertirse en el instagramer más seguido de Francia (@vutheara). Esto le sirvió para que Balenciaga lo fichara para cubrir la pasada Fashion Week a través de la cuenta de la firma. Los modelos de la última campaña de Marc by Marc Jacobs no son modelos profesionales, fueron seleccionados en un casting via Instagram. Los aspirantes a protagonizar la campaña debían subir su fotografía con el hashtag #castmemarc y esperar ser los elegidos. El resultado ha sido una campaña internacional fotografiada por David Sims. 

EL PRECIO DE LA FAMA EN INSTAGRAM

Dicho así, puede que a más de uno les suene a chino, les explico.

El boom de las bloggers de moda, trajo consigo la aparición de las llamadas egobloggers, blogueras apasionados por la moda que se dedican a publicar diariamente fotografías de sus looks y nombrando las marcas de cada una de las prendas y complementos que llevan. Las firmas de moda aprovecharon la visibilidad y repercusión en las redes sociales de muchas de estas blogueras para que, bien a cambio de regalos o pagándoles, las egobloggers vistieran sus prendas y así les hicieran publicidad.

Sin embargo, el fenómeno blog vive actualmente sus horas más bajas y los que más lo notan son justamente ellas, las egobloggers, cuya fórmula ya no es ninguna novedad y quizás estén comenzando a aburrir a sus fieles seguidores.

Ante esta situación, surge un nuevo grupo de fashionistas sin pudor a exhibirse en la red, que les está ganando terreno por momentos, son las "instagramers de moda".

Instagram, además de su potencial estético, ha demostrado que es la plataforma más rápida y con mayor alcance para compartir fotografías y eso a las marcas les interesa mucho. Aquí, la imagen es lo que cuenta y vale más que mil palabras. Concretamente, vale entre 100 y 1000 euros -o más-, que es lo que algunas firmas pagan a las instagramers por una sóla fotografía publicada en sus perfiles. El precio varía según el número de seguidores con los que cuente la instagramer de turno.

Son una oportunidad también para las marcas menos conocidas y con presupuestos más ajustados que regalan sus productos a cambio de publicidad.

Dinero por una foto y renovar gratis el armario, seguro que más de uno -de una, sobre todo-, se estará preguntando cómo puede disfrutar del chollo que supone convertirse en una instagramer de moda de éxito. Pero, oh mundo cruel, no todas son aptas para el puesto y además, la fama cuesta.

Para ser una instagramer de moda es fundamental ser joven -cuanto más cerca de los 18, mejor- y tener un físico agradecido y una talla que no supere la 38. Saber combinar la ropa y estar al tanto de las tendencias. Como remate, un pelo cuidado, a ser posible melenón o un corte de revista, y sonrisa de anuncio -aunque parece que ahora lo más es posar muy seria-.

La mayoría son estudiantes por lo que tienen suficiente tiempo libre para buscar localizaciones bonitas y poder hacerse muchas fotos. También es importante contar con un sufrido novio/amiga/hermana que pueda fotografiarte cuando alargar el brazo no sea suficiente o el selfiestick no consiga sacar tu mejor perfil.

Una instagramer de éxito nunca olvida que cualquier fotografía que suba debe pasar por el filtro de lo cuqui y transmitir que su vida es ideal. Por eso es fundamental cuidar hasta el más mínimo detalle. No sirve hacerse una foto en la habitación frente al espejo -eso es muy amateur-, el fondo debe ser un paisaje precioso o un entorno perfectamente cosmopolita: el restaurante de moda, una tienda vintage... Nada puede ser común y lo común debe parecer extraordinario.

En su vida, perfectamente vestidas, siempre ocurren cosas especiales: desde comerse un cupcake, leer una revista, dar una vuelta en bicicleta o pasear al perro. Es la magia de Instagram, todo puede convertirse en algo especial si se elige el filtro y los hastags adecuados. Y no deben olvidar jamás etiquetar todas las marcas que lleven encima.

En Instagram, la vida y la moda son maravillosas.