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VALENCIA. Al amor siempre moverá montañas, sus razones serán discutidas por los que nunca lo han sentido y por supuesto si no es ciego no será verdadero amor. Los mismo sucede con los restaurantes de culto, nos gustan, los amamos y punto, sin más explicación, ¡amor ciego!

Restaurantes de culto en donde se crean atmósferas únicas, en las que no importan las estrellas, en donde te sientes mucho mejor que en tu propia casa y cuyos dueños se convierten en los cupido para todas tus relaciones pasajeras. El Ten con Ten valenciano para los del charladero, Casa Jomi para los golfos, Aquarium (se lo cuento la próxima semana), el Canalla para comilones gourmets o Joaquin Schmidt para los gastrosoñadores (es el mío)... la lista podría ser interminable.

Por muchos motivos y cada cual tiene los suyos, existen estos restaurantes, sentimos un amor ciego por ellos, al igual que los sentimos por nuestras mujeres y maridos. Casualmente en el último mes han reabierto sus puertas dos de los restaurantes valencianos con más seguidores fieles, dos restaurantes de culto que habían roto muchos corazones al cerrar este verano, Nozomi (exSushiHome) y Ginger Love.

Con un halo de misterio se cerraron sus puertas y de la misma manera han vuelto. La noticia de su apertura corre como la pólvora en reuniones de adictos anónimos, en las redacciones más cool y por supuesto en los blogs que leen los que comen para ser felices. Los dos se cambian de barrio y llegan a la frontera entre Ruzafa y el Ensanche casi de la mano, separados por apenas 300 metros. Esa frontera en donde todo es más posible, cocinas viajeras y proyectos personales que se proyectan en restaurantes rebosantes de identidad.

Sushi Home pasa a llamarse Nozomi. José Miguel (en la sala) y Nuria (en la cocina) dan un paso de gigante con un nuevo local para 50 comensales, una cocina como dios manda y un magnífico interiorismo que encaja perfectamente con la comida que allí se sirve, creando el mejor contexto para comer sushi en Valencia. Un tío muy listo me dijo el otro día qu Nozomi es el nuevo local must de Ruzafa y cuando hablan los expertos en tendencias, yo callo.

La continuidad con su anterior propuesta, Sushi Home, es evidente, la carta casi no cambia y la obsesión por la perfección de José Miguel lo impregna todo. Nuria sigue, sin prisa y con pasión, buscando la excelencia en todo lo que hace. La diferencia fundamental es algo intangible: una ilusión desbordante que se respira en el ambiente al entrar por la puerta, un equipo muy implicado y mucha vocación de servicio, un sueño cumplido.

Para los fieles seguidores de Nuria, nada les tengo que decir y para los nuevos que seguro llegarán a Nozomi, les recomiendo tomar el menú degustación con nueve pases por 32 euros y que se dejen aconsejar para beber, ya que tienen una más que interesante carta de vinos, champagne y sakes. Sin duda la experiencia se vive más intensamente en la pequeña barra frente a la cocina, como en cualquier japo que se precie.

Del menú que pude probar destacaron el nigiri flameado de salmón, un magnífico tartar de atún rojo y el maki de seta sitake. En el capítulo de mejoras pendientes y aparte de la de la música de fondo -muy de piano bar-, está la temperatura en alguna pieza de pescado, algo frías, como en el pulpo o la ventresca de atún. Por otro lado creo que en Nozomi las influencias del mundo Kabuki deben ir dejando paso a una identidad propia con un Nuria-sushi, cada vez más personal.

Nozomi. C/ Pedro III el Grande, 11, 46005 Valencia Tel. 961 48 77 64

Ginger Cantina

A escasos metros, la pareja más singular del panorama gastro valenciano Mike Gray y Santi Nose han abierto su Ginger Cantina. Durante mucho años, su anterior local, Ginger Love ha sido sin duda el local de culto por excelencia en Valencia. Culturetas, niñas monas de verdad, modernos en busca de más, outsiders, algún trajeado y mucho buen rollo, convirtieron ese café/bar/restaurante en el espacio más singular y auténtico de la ciudad.

En la Cantina la propuesta es más convencional, con una estructura de restaurante ortodoxo. Mike cuenta con una amplia cocina, en la que desarrollar su pasión por la comida viajera, anárquica, poco académica y sabrosa, guiado siempre por una tremenda intuición para cocinar. Ahora nos proponen un menú cerrado de cinco platos que cambian a diario por 24 euros, un viaje por Latinoamérica, Asia y Europa. Aunque me dicen que con el tiempo tendrán una pequeña carta.

Santi deberá usar su carácter rebelde para trasladar el estilo del viejo Ginger a la sala, algo impersonal, de la nueva Cantina. Desde luego los cócteles gamberros que prepara le ayudarán en esta tarea que fieles y recién llegados agradecerán, no lo duden.

No sufran los forofos del brunch y de los archifamosos huevos benedict del Ginger, en la Cantina también podrán tomarlos. La identidad es algo fundamental para cualquier nuevo restaurante y desde luego eso les sobra, saben lo que les gusta comer y eso es lo que ofrecen a sus clientes, comida auténtica alejada de modas e influencias pasajeras, una cocina alegre llena de vida que les recomiendo probar con la mente abierta.

El menú se compone de tres entradas a elección de Mike, un principal que puedes elegir y un postre. Magnífico todo lo que pude tomar en mi visita: ceviche tradicional, dumpling caseros de cerdo con salsa de vinagre negro, pollo Tandoori y sepia tres copas (plato típico de Taiwan).

!Ya tienen deberes¡, cierren los ojos, abran la mente y déjense enamorar por estos dos restaurantes honestos.

Ginger Cantina, C/ Pintor Salvador Abril, 6 Tel 690 64 05 28