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VALENCIA. Los primeros años de Emma Get Wild fueron fulgurantes. El dúo formado en Valencia por Salva Fito e Isabel Castro envió su germinal maqueta a Radio 3 y, de buenas a primeras, estaban en el podio de los nuevos talentos. La autoedición inicial derivó en una década de crecimiento artístico, pero también de un cambio total en el paradigma musical, desde el acceso digital a sus canciones hasta el fin del sistema discográfico en el que se iniciaron.

"Enseguida nos había fichado una dicográifca en Madrid, parecía que íbamos a salir disparados", apunta Fito. Lo cierto es que la discográfica quebró "y con ella muchos artistas, pero a nosotros os afectó de otra manera. Por supuesto que te influye, pero con el paso de los años hemos reconocido que, sobre todo, para nosotros hacer música es una forma de ser, de estar, un modo de vida", remata.

Emma Get Wild publica su cuarto álbum, Once I Was a Tiger. Un trabajo autoproducido, de vuelta a los orígenes de dúo tras superar la etapa 'con banda', a mitad de camino en la recuperación de una formación con la que ya ensayan y con la que se presentarán próximamente en directo. Canciones redondas, arregladas con la profunda mejora del grupo a partir de nuevos instrumentos, de arreglos en busca de ambientes orgánicos y de la depurada fórmula de Isa y Salva: temas folk con cuerpo de rock.

Los nuevos sonidos no pervierten una línea continuista del folk británico que las letras de Castro, ancladas en sus vivencias como londinense y en el particular filtro visual del mundo, son ahora más brillantes. De hecho, Fito reconoce haber notado una responsabilidad mayor en su trabajo a partir de las letras: "son más potentes y desde luego le han costado mucho más que en cuaquier anterior ocasión".

Lo cierto es que el dúo nunca ha dejado de componer y, antes de hacer la selección para este flamante nuevo disco que ahora se publica, tuvieron que descartar decencas de ideas. "Han sido tres años de trabajo, especialmente autoexigente", añade Fito y reconoce filtros temáticos a partir de las escuchas de bandas tan honestas como Elbow. Y así llegan canciones como Roses, que cruza la historia personal de Castro con la de su niñera de la que no pudo despedirse en vida.

Pero el folk en este disco tiene tiempos para acercarse hasta los rasgos sureños y americanos extraídos -por afinidad y afición- de la serie televisiva Treme (HBO). Un arraigo casi ancestral a su principal estilo que no choca contra los loops, sintetizadores o baterías programadas de otras canciones. Hay clavicordios, enriquecimientos de percusiones y una variedad de instrumentación que el propio Fito se ha preocupado de tocar  grabar.

Aunque ellos siempre habían sido los nuevos compositores, en este caso las canciones han partido de la no existencia de banda. Más libres, pero más responsables, la esencia se conserva con una finalidad concreta: "nos gusta que cuando escuchas una canción de Emma Get Wild con los ojos cerrados te encuentres en algún lugar". El lugar, por el momento, para la puesta en marcha de su nueva etapa es en la sala 16 Toneladas de Valencia, el 13 de marzo. Allí les acompañará su nueva banda, compuesta por Àlex Badía, Santi Serrano, Leah Roblin y Estela Tormo.

Lo más curioso es que Fito y Castro ya piensan en que esta se establezca e incorporarles de cara a las nuevas creaciones, por lo que el presente es sin duda uno de los discos más especiales de Emma Get Wild, creado en un espacio a mitad de camino entre la primera década de su carrera y la nueva era.

"Lo que más nos gusta es controlar todo el proceso creativo. En la música y en todo lo que rodea al grupo", añade Fito. Hay reflejos de su base de los 90, pero sobre todo un presente ámbito de sinceridad y de sonido consoidado. Parece especialmente sincero a partir de una creación a dúo, con el que siempre fue el núcleo duro de creación de la banda, pero ahora enfrentándose asolas contra el mundo, tomándose su tiempo y rehaciendo su formación para defender la primera de las alegrías musicales grabadas desde Valencia.