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OPINIÓN

Lo de Ford fue fácil comparado con resistir a Lozano

JOAQUIM CLEMENTE. 09/01/2015 El nuevo secretario general de UGT-PV, Gonzalo Pino, se forjó en los comedores de la planta de Ford en Almussafes y negoció complejísimos convenios con la multinacional. Un juego de niños con la batalla interna con la FSP de Luis Lozano

VALENCIA. Como Rafael Recuenco, el primer y casi eterno secretario general de UGT-PV, Gonzalo Pino llega a la cúpula de la organización sindical procedente de la factoría de Ford en Almussafes. El metal sigue controlando, formalmente al menos, la dirección de la primera o segunda organización sindical valenciana (posición que alterna con CC OO dependiendo de las elecciones sindicales, que son un proceso continuamente en marcha).  

Pero la dimisión de Conrado Hernández, que procedía de Unión Naval, ha puesto en evidencia que los hilos del sindicato socialista siguen estando movidos por la FSP, la federación que agrupa a los trabajadores públicos y que lidera con mano de hierro desde hace décadas Luis Lozano.

Gonzalo Pino con John Fleming, presidente de Ford Europa

Es el poder de los compañeros del metal contra el de los funcionarios. Una lucha que se alarga en el tiempo en el sindicato y que ya enfrentó en no pocas ocasiones a Recuenco con Lozano. Cuando el histórico dirigente ugetista decidió no presentarse a la reelección -algunos creen que ya no hubiera obtenido respaldo suficiente- saltó a la arena Hernández con Pino de escudero.

Parecía un tandem duro. Ambos estaban forjados en la dura lucha sindical y unidos por su actividad. En el caso del nuevo secretario general de UGT-PV, se tuvo que enfrentar a los momentos más complejos de la factoría de Ford. Pactó convenios colectivos que le costaron críticas en los comedores por su connivencia con la dirección de la compañía.

Pero su arriesgada política sindical le salió bien. Los acuerdos de flexibilidad de la planta por los que Pino apostó permitieron a la factoría valenciana ganarse la confianza de la multinacional que ha llenado de encargos las líneas de Almussafes. 

Pero el duro combate a pie de línea de Ford no es nada comparado con la lucha interna en una organización como UGT. Pino se queda ahora al frente del sindicato. De nuevo, como ocurrió cuando tomó la dirección de su organización en Ford, se enfrenta a una crisis. Pero esta vez es interna. Habrá que ver si cuenta con los compañeros del metal para evitar la deriva de una organización que sufre una pérdida de afiliación y unos problemas económicos que amenazan su propia existencia. 

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