X AVISO DE COOKIES: Este sitio web hace uso de cookies con la finalidad de recopilar datos estadísticos anónimos de uso de la web, así como la mejora del funcionamiento y personalización de la experiencia de navegación del usuario. Aceptar Más información
Viernes 29 marzo 2024
  • Valencia Plaza
  • Plaza Deportiva
  • Cultur Plaza
culturplaza
Seleccione una sección de VP:
VANGUARDIAS ESCÉNICAS

El exilio toma
protagonismo en el
nuevo teatro español

BEGOÑA DONAT. 24/12/2014 Los expatriados asturianos a América a principios del siglo XX, los niños de la guerra y los artistas disidentes del franquismo son recreados en los escenarios 
Foto: Gabriel Morales

VALENCIA. Según el número de inscritos en el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), la población española que habita fuera de nuestro país aumentó un 6,6% durante 2013 hasta superar los dos millones de personas. En estas fechas de regreso al hogar, el teatro echa la vista atrás y recuerda a los que se marcharon el siglo pasado pero no tuvieron la oportunidad de volver. Repasamos tres montajes que recogen sendas formas de expatriación forzada: la económica, la de tipo interno y la política. Los nombres ilustres se cruzan con los anónimos en una reflexión sobre el dolor de la partida.

Los días 27 y 28 de diciembre, el Espacio Inestable de Valencia programa Cartas de las golondrinas, Premio Max 2013 al Espectáculo Revelación. El montaje de la compañía cántabra Escena Miriñaque está basado en la correspondencia íntima que los emigrantes españoles mantuvieron con sus gentes desde países como Argentina y Uruguay a principios del siglo pasado. "La obra aborda un tema de dolorosa actualidad: historias de millones de personas de las que siento la necesidad de hacerme eco debido a la situación crítica actual que atraviesa nuestro país, ahora que todo se repite. Yo misma he sido emigrante durante muchos años fuera de estas fronteras", resalta la dramaturga de la pieza, Blanca del Barrio.

EXILIO ECONÓMICO 

Los textos que nutren el conjunto son relaciones epistolares recogidas en el libro Asturias que perdimos, no nos pierdas. Cartas de emigrantes asturianos en América (1863-1936), donde la investigadora Laura Martínez realiza una criba de la correspondencia de los nacidos en el Principado que tuvieron que abandonarlo por necesidades económicas.

"Sentada ante una gran mesa, me rodeaban cientos de cartas. Cientos de historias que hablaban de sueños, miedos, anhelos o añoranza. Cientos de vidas que quedaron grabadas en papeles viejos, testimonios de las experiencias más diversas. Estas cartas me devolvían los nombres de muchos asturianos y asturianas anónimos a los que la emigración separó de sus seres queridos y de su tierra. Gentes sin rostro, cuyo destino no era (ni su pretensión tampoco) permanecer en la memoria colectiva, sino tan sólo en la de sus descendientes", apostilla la autora en el arranque de su tesis doctoral.

Foto: Gabriel Morales

En su adaptación teatral, del Barrio conjuga las misivas de manera poética para evocar la separación y la nostalgia, la esperanza y la oportunidad por boca de las dos actrices protagonistas, Esther Aja y Noelia Fernández, que dan cuerpo y voz a cientos de seres anónimos que marcharon a hacer las Américas.

El espectáculo se completa con una reflexión sobre el día de hoy. La compañía va más allá del recuerdo lírico de nuestros antepasados y plantea una relación entre aquella era y la situación actual de los inmigrantes en España. "Queríamos indagar en las connotaciones tras la marcha, en cuáles son los motivos que llevan al ser humano a protagonizar ciclos de inmigración circulares una y otra vez. Teníamos la necesidad de contar que a durante el siglo pasado hubo una emigración con un caudal muy lleno de gente y que poco después volvemos a verlo en España", explica la actriz Esther Aja.

El espectáculo indaga en las razones de peso económico, que no político. De hecho, aunque arranca con un monólogo sobre el barco francés Winnipeg, fletado en 1939 para ayudar a huir del país a 2.365 españoles tras la subida al poder de Franco, el relato no se detiene en el exilio de los disidentes, sino en la diversidad de oficios de los que se marcharon en pos de un futuro mejor en Chile: labriegos, pescadores, maquinistas, curtidores...

EXILIO POLÍTICO

Pablo Neruda fue el responsable de la travesía del Winnipeg. Este episodio personal e histórico está recogido en las memorias del Premio Nacional de Literatura Confieso que he vivido. También lo está la anécdota de cómo la fotógrafa Tina Modotti abandonó su cámara en el río Moscova. Este hecho está cargado de simbolismo, pues habla de la determinación de la italiana por dejar de lado su retrato artístico de la vida para asistir a los heridos del bando republicano durante la Guerra Civil y organizar los contingentes de los niños de la guerra a Rusia y México

La actriz, dramaturga y directora española Zaida Rico ha decidido rendirle homenaje en la obra María (Tina Modotti).

La narradora del montaje, una pequeña que responde al nombre en escena de la niña de los zapatos rojos, está inspirada en la exiliada española Coro Arizmendi, que una tarde relató a Zaida Rico sus recuerdos de 1939, cuando contaba ocho años de edad. Le contó de los bombardeos, de cómo dormía vestida porque tenía que salir corriendo con su madre y su hermana en mitad de la noche... "Me detalló la salida de los miles de exiliados republicanos caminando hacia Francia, de cómo acarreaban sus objetos personales, de cómo llevaban a sus niños a cuestas, de cómo los aviones alemanes les bombardeaban. Me contó que a ella le habían regalado un conejito de peluche y que al llegar a la frontera se lo regaló, sin saber por qué, al hombre de la aduana", explica Rico.

La niña de la guerra, hoy una anciana que supera los 80 años, vestía zapatos rojos durante el encuentro. Le gusta el calzado de ese color, porque los checos les enviaban katiuskas rojas.

Zaida Rico considera que hoy en día es necesario reivindicar la memoria de Coro y de otros tantos exiliados republicanos españoles. "Tenemos una gran deuda con ellos: como país, como sociedad. Ya sabemos que en la Historia Oficial de cada país sólo se cuenta la historia de los Vencedores. España tiene (sumadas a muchas otras deudas como, por ejemplo, el que continúe habiendo 2.300 fosas comunes sin abrir) pendiente todavía poder contar la Historia de sus Vencidos".

Del 29 de enero al 1 de febrero visita la Sala Ultramar de Valencia con otra obra, Granos de uva en el paladar, la primera parte de su Trilogía Republicana. Esta entrega, llamada la parte roja, está dedicada a la memoria; la segunda, la amarilla, cuyo título es Pinedas tejen lirios, a la lucha de la mujer; y la tercera, la morada, en proceso de escritura junto a la coautora del proyecto, Susana Hornos, explorará el exilio.

Precisamente fue durante la documentación de Granos de uva en el paladar cuando Zaida Rico halló el impulso para enfrentarse al relato dramatúrgico de la vida de Tina Modotti, acariciado desde 2007, año en el que leyó el libro Tinísima, de Elena Poniatowska. En mitad de una entrevista con la brigadista internacional Fanny Edelman en su casa de San Telmo, en Buenos Aires, la centenaria política argentina comentó: "Íbamos María y yo, agarradas del brazo, en las noches oscuras de Valencia", en referencia a la fotógrafa italiana, que adoptó ese nombre durante su alistamiento en el Quinto Regimiento, el cuerpo militar de voluntarios de la II República Española.

EXILIO INTERIOR

También Miguel de Molina guarda relación con Valencia, en concreto con Buñol, donde vivió confinado, después de que el gobierno franquista le prohibiera actuar. Su caso es el de un exilio interior, expresión acuñada para definir la vida alejada de su profesión de los intelectuales españoles disidentes que se mantuvieron en España durante la dictadura. Al cantante de copla le prohibieron subirse a un escenario, le cortaron las alas.

Más adelante, tras el acoso y derribo, con paliza de muerte incluida, de la policía franquista, el malagueño se marchó a Argentina, de la que fue extraditado por una orden de la Embajada Española, y posteriormente a México, donde también fue atosigado por las autoridades.

Su figura es recordada estos días y hasta febrero, en el Teatro Infanta Isabel de Madrid con el musical Miguel de Molina al desnudo, dirigido e interpretado por Juan Carlos Rubio.

"Sentí la necesidad de hacer justicia con un personaje fascinante y desdeñado. A grandes rasgos conocemos la anécdota, lo que le hizo marcharse de aquí, pero no la dimensión: de dónde viene, qué consiguió. Me producía muchísima tristeza que muriera con 93 años sin ser reconocido en su país. Si algo nos queda tras la muerte es la memoria, la huella que hemos dejado, y un personaje que siempre llevó a España en su corazón descubrió en el fin de sus días que había caído en el olvido.  Debe ser muy duro rehacer tu vida en otro lugar del mundo, pero más, convertirse en un desconocido".

Del malagueño muchos conocen las canciones que popularizó, Ojos verdes, La bien pagá y El día que nací yo, por citar algunas, pero pocos saben de la vida de un artista que transformó la copla y transgredió el género en las tablas. 

El estallido de la guerra civil coincidió con el rodaje de su primera película, nunca estrenada como represalia. Su labor como actor y cantante para animar a las tropas republicanas durante la contienda le pasaría factura durante el régimen franquista, pero sobre todo, su homosexualidad.

"Fue alguien con una visión del arte muy amplia y muy valiente... Vivió su condición sexual en libertad, fue de los primeros en normalizar la homosexualidad, reivindicó la diferencia y abogó por las libertades. En definitiva, fue un pionero. Y los que se adelantan a su tiempo suelen acabar mal".

De hecho, después de ser de nuevo acogido en Argentina por intercesión de Eva Perón, Miguel de Molina regresó a España en 1957 a instancias de Juanito Valderrama y Antonio Molina, pero el regreso duró poco. Todas las crónicas que recogían su vuelta a los escenarios españoles estaban plagadas de mofas y desprecios por su condición de homosexual y republicano, de modo que volvió a Argentina.

"En España existe una necesidad imperiosa de expiar las culpas, porque si no se mira atrás no se aclaran las cosas y tenemos el peligro de repetir los errores -establece Rubio-. Ha habido un intento de recuperar la memoria histórica, de hacer una limpieza, pero no hay manera, lo que indica que todavía hay franquistas con chaqueta de demócrata que impiden que esto sea así con la excusa de que se reabren viejas heridas. Esto no es así y reivindicar a Miguel de Molina es un paradigma ".

Comparte esta noticia

comentarios

Actualmente no hay comentarios para esta noticia.

Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.

Escribe un comentario

Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.

publicidad
publicidad
C/Roger de Lauria, 19-4ºA · Google Maps
46002 VALENCIA
Tlf.: 96 353 69 66. Fax.: 96 351 60 46.
redaccion@valenciaplaza.com
quiénes somos | aviso legal | contacto

agencia digital VG