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MADRID. España, país de contradicciones. En medio de un proceso traumático como el que se vive en Cataluña y con un País Vasco que vive en la indefinición política permanente con respecto a España, Cataluña y País Vasco o lo que es lo mismo, CiU y PNV, se aprestan a librar una incruenta, aunque dura batalla, por presidir la patronal española, CEOE, cuyas elecciones se celebraran a mediados de diciembre con dos candidatos claros: Juan Rosell, actual presidente y Antonio Garamendia, vicepresidente de Cepyme y tesorero de Confemetal, una de las organizaciones con más peso dentro de la CEOE.

El proceso electoral que terminará con los comicios el día 17 de diciembre, se presenta de todo menos tranquilo y no resulta nada claro que el candidato catalán, respaldado por la Caixa y su presidente Fainé, pueda ser reelegido para un segundo y último mandato. Por su parte, el candidato vasco aglutina el apoyo sectorial y territorial de varias organizaciones descontentas con la gestión de Rosell y cuyo entorno más inmediato se encuentra en la cresta de la ola por diferentes escándalos.

El primero de ellos lo protagoniza el actual vicepresidente primero de la CEOE y presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, acuciado por situaciones anómalas como es el hecho de que un juzgado de lo Mercantil haya declarado al Grupo Arturo Cantoblanco en concurso voluntario de acreedores y su imputación por el caso Bankia y el uso de las tarjetas B.

Aunque Fernández ha anunciado que dimitirá de sus cargos en las patronales estatal y regional, no parece que lo haga antes de las elecciones a la presidencia de la CEOE, ya que Rosell cuenta con él para intentar ser reelegido. Tampoco parece tan dispuesto a abandonar sus cargos de presidente de la Cámara de Comercio de Madrid ni de su cargo en el Comité Ejecutivo de Ifema.

El anuncio de dimisión de Fernández de la presidencia de CEIM ha sido considerada en algunos medios como un sainete ya que en un primer momento aseguró que dimitiría una vez que "termine las tareas recogidas en el programa electoral", dimisión en diferido que es interpretada como una clara maniobra que le permita apoyar la candidatura de Rosell.

La trayectoria empresarial de Arturo Fernandez en los últimos tiempos no puede decirse que sea lo suficientemente brillante como para ser uno de los valedores de Rosell, ya que su grupo Cantoblanco ha encadenado, últimamente, la retirada de los concursos que le unían, entre otros, al Congreso de los Diputados, a ministerios, a AENA, al Teatro Real, al Club de Campo Municipal, a la Asamblea de Madrid, a hospitales, colegios y hasta a la Cámara de Comercio que él preside.

Y aunque han pasado meses desde que anunciara la venta del 51% de su Grupo a la firma Real Investment Holding, al día de hoy la búsqueda de socio que le ayude a reflotar sus empresas no deja de ser un acto fallido.

La otra muleta con la que contaba Rosell para su reelección como presidente de la CEOE, Jesús Terciado, presidente de la patronal de las pymes (Cepyme) y vicepresidente de CEOE, ha decidido dejar la presidencia "temporalmente" después de que un juzgado le imputara por fraude debido a sus cobros opacos. Aunque oficialmente no tenía sueldo, Terciado facturó en 2011 y 2012 a través de sus empresas un total de 313.320 euros a Cepyme, algo que ha negado repetidas veces hasta que la cruda realidad de los documentos le han hecho reconocer públicamente dicho cobro.

La candidatura de Garamendi está respaldada, entre otras, por las poderosas confederaciones de la construcción (CNC), la tecnológica (Ametic) y la del metal (Confemetal), así como algunas territoriales como la vasca (Confebask), la andaluza (CEA) y la castellanomanchega (CECAM).