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EN CONSTANTE MUTACIÓN

Laetitia Sadier: la diva pop de los 90 que pudo reinar

CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA. 08/11/2014 Hablamos con la carismática cantante francesa, ex Stereolab, quien esta semana gira por nuestro país para presentar 'Something Shines'

VALENCIA. Fue la musa francófona de la escena alternativa de los años 90. No solo por recoger, junto a Tim Gane al frente de Stereolab, los mejores frutos de un trayecto que venía gestándose desde los tiempos de McCarthy en los años 80, sino por aportar algunas de las cotas de distinción más adorables del pop de la época, muchas veces en forma de colaboraciones externas. Cualquiera que pretendiera añadir un poso de sofisticación, unos aromas de french touch a sus canciones, sabía que no había una voz más elegantemente cool que la suya. ¿Hay alguien que no se acuerde de aquella preciosidad que fue ‘To The End' (incluida en el insuperable Parklife, de 1994), la balada por antonomasia de Blur, perfilada en aquel glorioso tête a tête con Damon Albarn?

Incluso Luna, la banda que capitaneaba Dean Wareham y que tan de actualidad vuelve a estar ahora con el anuncio de su gira de reunión tras diez años de inactividad, recurrieron a ella para grabar una de las cumbres de su carrera. Los neoyorquinos siempre se distinguieron por su acentuada personalidad a la hora de interpretar repetorio ajeno, tanto por la elección del mismo (la disparidad que va del ‘Sweet Child O' Mine' de Guns  N' Roses al ‘Everybody's Talking' de Harry Nilsson, pasando por ‘Season of The Witch' de Donovan') como por el singular tratamiento que le imprimían. Pero sin duda fue esta deliciosa version de ‘Bonnie & Clyde' la que se llevó la palma, con Wareham haciendo las veces de Serge Gainsbourg y Laetitia Sadier emulando a Brigitte Bardot.

 

PRESENTE EN INDICATIVO BRILLANTE

De cualquier manera, una sola escucha a Something Shines (Drag City, 2014), que así se llama su reciente tercer álbum, da la medida del buen estado de forma actual de una mujer que, salta a la vista, no está interesada en remover el pasado. Le pregutamos si esa portada, en la que su rostro aparece fragmentado, pretende dar a entender que su nuevo retoño discográfico es un muestrario de las distintas caras de Laetitia Sadier. Ella aprecia nuestra tentativa ("gracias por darle una interpretación tan maravillosa"), pero acaba reconociendo que, en realidad, la idea que buscaba con esa cubierta es "permanecer en la abstracción, de forma que la gente pueda activar sus propios significados acerca del artwork del disco". De hecho, asume que su batería (Emma Mario) ve en esos tres pares de ojos de su portada "una referencia a que tocamos como un trio", mientras que otra persona le ha dicho que simplemente responden al hecho de que "es mi tercer trabajo en solitario".

Hay algo que distingue la carrera de la francesa, al margen (que no es, ni muchísimo menos, poco) de la reconocida patente de un sonido que acrisoló al frente de Stereolab en torno al krautrock, la bossa nova, la lounge music, el pop de los 60 y las bandas sonoras, en una suerte de irresistible brebaje retrofuturista. Y es la habilidad que siempre mostró a la hora de dotar a su música de un contenido socialmente comprometido, reivindicativo muchas veces. Una cualidad que contrastaba con la mullida suavidad de su música. Aunque el posicionamiento de izquierdas era bastante más palpable en McCarthy, la banda que su pareja Tim Gane montó en 1985, y de la que ella formó parte tan solo en su último álbum, en 1991. ¿Quizá una forma de demostrar que no es necesario alzar la voz con estridencia para denunciar los sangrantes desequilibrios de la sociedad en la que vivimos?

"Creo que canciones como ‘Oscuridad' o ‘The Milk of Human Tenderness' apelan de forma directa a los inestables y enfermizos aspectos de inestabilidad a los que nuestro mundo ha llegado", comenta, al tiempo que esgrime que "un buen grito a tiempo no creas que viene mal". En todo caso, si algo queda claro es que en sus canciones la denuncia social nunca transita por los trillados terrenos de la obviedad: "Artísticamente todos podemos ser más libres que cuando hablamos, y disponer de más estilos interpretativos, de forma que podemos abrir el abanico de significados", dice, desmintiendo de paso el tópico que asocia la música "ligera" (y la mayoría de nutrientes de su música aceptarían el calificativo) con la superficialidad o la inanidad social de su discurso: "Que una canción sea suave no significa que su contenido sea huero o verse sobre pequeñas flores, hay que discerner más que eso, porque la realidad no es siempre lo que parece a primera vista: a menudo las cosas son más complejas y comportan capas de significado que a veces son paradójicas".

EL ESCURRIDIZO ÉXITO

Los londinenses Stereolab fueron una banda que obtuvo un reconocimiento considerable dentro de los parámetros de la nación alternativa de los 90, dejando tras de sí un ascendiente más que evidente sobre otras bandas que vinieron detrás. Aún así, nunca terminaron de concretar todo su potencial comercial con algún single de impacto. Quizá lo más cerca que estuvieron de ello fue con su aclamado Emperor Tomato Ketchup (Duophonic/Elektra), su álbum de 1996, en el que sobresalía un tema con la capacidad ensoñadora de ‘Cybele's Reverie, una maravilla en tres minutos.

Siempre les dio por escapar de las estructuras clásicas y convencionales de la canción pop de toda la vida, y este nuevo álbum de Sadier en solitario (al igual que los facturados con Rosie Cuckston en ese proyecto paralelo que fue Monade, entre finales de los 90 y primeros 00) no es una excepción. Aunque ‘Release From the Center of your Heart' sí lo sea. "Por supuesto que me gustaría llegar a audiencias más amplias", nos dice, pero "no a costa de mi juicio acerca de la calidad de la música que hago", amplía. De hecho, abunda en un factor difícilmente rebatible, como es que "hoy en día, cuanto más pobre es la música más posibilidades tiene de recabar atención mediática, y eso es parte de la degradada propaganda con la que tenemos que lidiar día a día".

No vayan por ello a pensarse (sería una contradicción) que Laetitia Sadier es feliz sabiéndose parte de una minoría cultural: "No me gusta esa idea elitista de tocar solo para unos pocos, creo en la inteligencia de la gente y me gustaría ver que la misma se plasma en las escuelas, en los medios, en todas partes". El conocimiento es para ella algo fundamental para "el empoderamiento de la gente, para que sepan en qué clase de mundo vivimos, dándonos más acceso para la interacción con él y con la posibilidad de cambiarlo". Difícil tarea, no obstante, desde el momento en el que se asume que "a día de hoy ni siquiera se nos permite pensar en la idea de cambio: el poder lo tiene todo previsto para permanecer en las mismas manos".

LA GIRA

Laetitia Sadier ocupa toda esta semana y la próxima de gira por España. El 5 de noviembre en Sant Boi de Llobregat (Festival Altaveu), el 8 en Altea (Palau Altea), el 9 en Valencia (16 Toneladas), el 11 en Málaga (Velvet Club), el 12 en Almendralejo (Salón de Teatres), el 13 en Madrid (Café Berlín), el 15 en A Coruña (MAC), el 16 en Zaragoza (Centro Cívico Delicias) y el 17 en Bilbao (Kafé Antzokia). Últimamente ha estado implicada en Little Tornados, el delicioso proyecto del británico de David Thayer, pero "solo como colaboradora, y no como compositora", pese a las informaciones que pululan por internet y que le atribuyen participación de pleno derecho, como un miembro más.

Sadier conoce bien nuestro país. Ya estuvo con Stereolab en giras que pasaron cerca con cierta frecuencia: recalaron por aquí dos veces en cuestión de cinco meses, los que van de su actuación en Valencia en marzo de 1996 a su paso por el FIB de aquel mismo año, en agosto. La formación de trío con la que actúa esta semana en España la forman el castellonense Xavi Muñoz (A Veces Ciclón, Dorian Wood, Daniel Johnston) al bajo y el  francés Emma Mario (quien ya produjo The Trip, el primer álbum en solitario de Sadier en 2010, y llegó a participar en Stereolab) a la batería y el Ipad.

Y en esta ronda de conciertos no contempla remontarse al pasado más de lo conveniente: "me gustaría haceros felices y tocaremos bastantes canciones antiguas, pero tengo muchas canciones que presentar ahora mismo, así que puede que hagamos alguna version de Stereolab, aunque estamos tan absorbidos por las canciones del trio que no sé si podremos...¡esa es la verdad!".

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