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TENDENCIAS ESCÉNICAS

Lou Reed y Patti Smith se invocan 'en las tablas' de Valencia

BEGOÑA DONAT. 22/10/2014 Teatro y danza reivindican a las grandes efigies del rock de los años setenta

VALENCIA. La efervescencia rock de los sesenta y los setenta convulsionó el mundo, pero no sólo por su condición de germen del glam, la psicodelia, el punk, el rock alternativo, el rock progresivo, el psicobillly y el noise, sino por su incidencia en otros campos de la contracultura, la escénica incluida. John Cage, sin ir más lejos, mano a mano con el bailarín y coreógrafo Merce Cunningham, fue el iniciador del teatro happening, y The Who acuñaron el término ópera rock al publicar Tommy (1969, Track Records).

El rock gestado en aquellas décadas percutió en otras artes, pero al tiempo también incidió en las mismas bases de la sociedad con su llamada a la libertad y a la disidencia. En los últimos tiempos, el teatro se ha convertido en espejo de sus efectos. El dramaturgo británico Tom Stoppard se hacía eco del papel del movimiento musical en los levantamientos revolucionarios, exitosos o fallidos, del último medio siglo en su obra de 2006 Rock 'N' Roll, adaptada en nuestro país por Álex Rigola. El montaje, en palabras del crítico teatral de The Guardian Michael Billington, es "una celebración del espíritu pagano del rock". Y para subrayarlo, consta de anotaciones melódicas de Syd Barrett, Pink Floyd, los Rolling Stones y Grateful Dead.

Obras más recientes y en cartel se sirven de figuras del rock como pilar de su dramaturgia. Ahí está la pieza experiencial (con cláusula de confidencialidad, así que hasta aquí podemos leer) que está triunfando en Buenos Aires sobre la asistencia a un concierto de David Bowie, Usted esta aquí; la coreografía en pos de la desmitificación de la sacerdotisa del rock Vamos a hacerte bailar: Persiguiendo a Patti Smith, de Taiat Dansa, y la recreación del disco Berlin (RCA Victor, 1973) en Desde Berlín. Tributo a Lou Reed, a iniciativa del director del Teatre Romea, Borja Sitjà, amigo íntimo del fallecido padre del rock alternativo.

"Se trata de recuperar la memoria, de mostrar lo que el legado, no sólo de Lou Reed, sino también de Warhol, de Delmore Schwartz, de Ginsberg, de Patti Smith, de Bowie o de Kerouac y de otros, ha significado para tantos, casi sin darnos cuenta". Así resume Sitjà las razones tras el montaje que hasta el 26 de octubre está programado en el Teatro Talia de Valencia.

ELLA Y ÉL VAN DE LUNA DE HIEL

Aunque la iniciativa de rendir un homenaje teatral al autor de 'Walk on the Wild Side' partió del director del Teatre Romea, fue la actriz Nathalie Poza, coprotagonista del espectáculo y rendida admiradora del tercer disco solista de Lou Reed,  la que llamó la atención sobre Berlin, advirtiendo la historia de amor y desamor que transpiran las canciones. "La obra trata sobre las adicciones a la soledad, a la droga o a la propia destrucción. Sus protagonistas no participan de la manera de vivir del sistema", resume el director de la obra, Andrés Lima.

Caroline y Jim son los protagonistas de las letras oscuras del álbum. Ella es una prostituta heroinómana y él, un proxeneta maltratador. Lou Reed invita al oyente a dar un paseo por el lado más salvaje, inadaptado y triste de la vida, con paradas en la drogadicción, los abusos domésticos, la pérdida de los hijos y el suicidio. Inicialmente, esta trágica ópera rock fue recibida con desprecio por la crítica musical. La revista Rolling Stone la calificó de "desastre" y sentenció: "Este es el último capítulo de una carrera prometedora. Adiós, Lou", para luego encumbrarla en 2003 como uno de los mejores 500 discos de todos los tiempos.

La pareja protagonista del hoy álbum de culto está interpretada en las tablas por Nathalie Poza y Pablo Derqui. El personaje femenino se inspira, estéticamente, en Nico, la cantante de The Velvet Underground, pero también en la modelo asidua de The Factory Eddie Sedgwick.

"Sin duda, ambos pueden inspirarse en la fauna que pululaba por el estudio de arte de Andy Warhol. Jim es un yonqui de pequeño formato y Caroline se nutre de los bajos fondos del mundo del rock". Lima es de la opinión de que la voz de Caroline es, en ocasiones, la del propio Lou Reed. Es más, que ambos son alter egos del músico. "Uno de los aspectos más importantes de Reed es su ambigüedad. Durante mucho tiempo tuvo de pareja a un travesti al que amó profundamente. Él mismo, en Rock n Roll Animal (RCA, 1974), es muy afeminado. Creía que el sexo era algo que había que transgredir, le gustaban tanto los hombres como las mujeres y afirmaba que todos podemos ser bisexuales en un momento dado".

Poza y Derqui cantan y tocan en directo, respectivamente, al piano y la guitarra, fragmentos de Berlin, con el añadido de 'Vanishing Act' del disco The Raven (RCA Records, 2003), 'Perfect Day', de Transformer (RCA Records, 1972) y 'Heroin', compuesta por Reed en la etapa  de la Velvet. Los arreglos son obra de Jaume Manresa, miembro del extinguido grupo Antònia Font.

"Lou Reed es el poeta fundamental de esta función, pues genera la trama y sus letras a veces se cantan, otras son fuente de inspiración e incluso están escritas en las paredes del escenario", subraya Lima.

Para completar los cabos sueltos, el director contactó con otros tres dramaturgos que sumaron sus textos a los suyos propios, Juan Villoro, Juan Cavestany y Pau Miró. En esta mirada poliédrica, "Cavestany aporta el punto de vista más loco, basándose en el absurdo de la vida y de la existencia, Pau Miró habla muy bien de la cotidianidad y Villoro suma su pasado como crítico de rock en México a su cualidad de psicólogo tremendo de la personalidad humana", puntualiza el director y miembro de Animalario.

Curiosamente, en el momento de publicar el disco, Reed no había visitado la capital alemana. Su intención era distanciarse del underground de Nueva York y generar una historia universal, tomando el muro de Berlín como una metáfora de la separación entre la pareja protagonista "y de los muros que generamos dentro de nosotros mismos", apostilla Lima.

Las atmósferas recreadas en la obra toman como referencia las escenas contraculturales de Nueva York, Madrid y Barcelona en los setenta. "Con toda la distancia, el Madrid de la Transición es una transposición del Nueva York de aquel periodo. Cuando Madrid empezó a despertar generó un mundo muy reconocible que después vino a llamarse La Movida".

Para Andrés Lima, Lou Reed es un compañero de viaje vital desde que a los 15 años escuchara 'Sweet Jane'. El disco Berlin le hizo conectar con Nathalie Poza cuando en 2000 compartieron su primer montaje, El fin de los sueños. "A este disco me une una ligazón medio sentimental, medio sociocultural, porque Lou Reed simboliza una manera de ver la vida, de no rehuir la mirada ante los problemas, de hablar de las zonas más oscuras del ser humano con belleza".

CAÍDA Y AUGE DE DOS GROUPIES

El acercamiento de Meritxell Barberá e Inma García a la figura de Patti Smith también partió del respeto y de la admiración, pero con el tiempo se convirtió en chasco. Las coreógrafas y bailarinas valencianas perfilaron un proyecto de codificación del movimiento en los conciertos de punk del Nueva York de los setenta, con la autora de Horses (Arista Records, 1975) como hilo conductor. La obra pretendía indagar en "el baile que viene desde el impulso, donde la primera apariencia del movimiento es totalmente instintiva, para después proceder a intelectualizarlo". Con el fin de documentarlo, entraron en contacto con la Embajada Española en Manhattan y con el Baryshnikov Art Centre de Nueva York.

Durante su investigación en Nueva York, varias personas cercanas a la poetisa las convencieron de que, dado el apoyo brindado por Patti a los jóvenes creadores, sería viable concertar una cita. Y, aunque escépticas en un principio, terminaron por forjar un sueño. Truncado en último término.

"Al principio no teníamos ni la más remota intención de conocerla. Para qué. Es una superstar. Aparte, no nos hacía falta. Pero la gente que la rodea, incluido el mánager de su obra pictórica, Robert Miller, empezó a decirnos que sí, que era posible y que incluso podría bailar en el espectáculo", comparten las codirectoras de la compañía Taiat Dansa.

A partir de entonces se sucedieron los desencuentros, los plantes, el desencanto, que alcanzó su cénit en la Casa América de Madrid, donde Patti Smith había acudido para participar en un recital homenaje a Roberto Bolaño. Meritxell e Inma llegaron a tener la cámara Leica del icono musical en sus manos, pero eso fue todo.

"Hemos perseguido a Patti Smith por todas las sendas de su mito durante más de dos años. No se sabe bien si con la obstinación del niño crédulo o con la obsesión de los enamorados. Porque si el sueño originario era que Patti Smith de alguna manera se materializara, en la actualidad sólo nos interesa fabricar su desmaterialización", resumen.

Evocadoramente, la cantante sí baila en esta pieza, "la inmaterialidad de su presencia se cuela por las rendijas del espacio, su fantasma baila y su voz llena la escena entre las sombras", aclaran.

En un ejercicio delirante de impudor y autoparodia, las bailarinas decidieron darle la vuelta a su idea inicial, la de explorar los iconos y la identidad, para reflexionar sobre "la parte vulnerable, incluso detestable y desdeñable del mito".

A pesar de todo, la  obra no es un reproche a Patti Smith. "No tenemos la necesidad de criticarla, sino de exponer la miseria por la que hemos pasado, cómo hemos ido perdiendo la dignidad por el camino y cómo nos hemos vuelto a hacer fuertes".

Ese empoderamiento a lo 'People Have the Power' se representa el próximo miércoles, 29 de octubre, en el Festival Periferias de Huesca y el 28 de noviembre en el Teatro Gayarre de  Pamplona.

"Al resultar imposible el empeño de conocerla, sólo podemos reflexionar sobre esta conducta icónica y de apariencia. Hasta el punto de convencernos de que esto es lo más relevante en ella, la Patti Smith de lo icónico, que sólo existe en la lejanía, la que la convierte en el personaje que ella misma ha confeccionado, de manera milimétrica. Cuanto más difícil se hacía la posibilidad de conocerla, más cercana y presente se ha hecho su figura".

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